/ lunes 21 de septiembre de 2020

La NO rifa del avión

Parece que después de dos años de gobierno el distractor del avión presidencial, que ha sido el centro de la narrativa del presidente López Obrador cada vez que se evidencian malos resultados, dio de sí y después de una rifa sumamente cuestionable llegó a su fin el pretexto que sirvió para desviar la conversación una y otra vez.


En un principio parecía auténticamente la intención de denunciar el gasto y de vender el avión por ser un transporte sumamente ostentoso, pero pronto se volvió más una frase de campaña y con la expresión “ese avión no lo tiene ni Obama” inmortalizaron la promesa que no pudieron cumplir por ser absoluta demagogia. Al pasar los meses y como era de esperarse, no encontraron forma de vender lo que no tenían y organizaron, de manera sumamente cuestionable, una rifa del avión en donde no se rifaba el avión, ni lo equivalente a su valor; una rifa con boletos caros y con mucho menor probabilidad, a lo que ofrece cualquier otro sorteo de la Lotería Nacional.


El asunto creció y el sorteo se politizó lo suficiente como para que autoridades de Morena asumieran la venta de boletos como si fuera una causa válida e incluso el presidente López Obrador, en un ejercicio que bien se podría calificar como extorción, citó a decenas de empresarios en Palacio Nacional para “pedirles” que compraran boletos.


El fracaso era esperado -la venta de boletos nunca fue un éxito porque simplemente no convenía- y el problema se hizo exponencial con la irrupción del COVID 19 ya que ante la crisis sanitaria y la crisis económica que deja a su paso, resulta un bien absolutamente innecesario la compra de boletos de cualquier sorteo.


Ante la evidente desilusión del sorteo y con temeraria frialdad, en medio de la crisis en materia de salud más grande de la que se tenga registro, se decidió que, faltando al presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados, fuera el sector salud (el INSABI) quien comprara “cachitos” de lotería para repartir entre los hospitales para ver si alguno ganaba un premio. Varía por cada estado, pero las notas fluctúan entre 15 mil y hasta 50 mil boletos donados para cada hospital.


Los legisladores del PAN solicitamos una auditoría a fondo tanto a la Secretaría de la Función Pública como a la Auditoría Superior de la Federación, porque no es posible que mientras somos uno de los países en donde más muertes ha dejado el COVID-19 y más personal del sector salud ha fallecido por falta de insumos para enfrentarlo, sea precisamente de este sector de donde salga el presupuesto para comprar boletos de una rifa.


Hoy México está de luto. Son más de 70 mil las familias que han perdido a un integrante frente al COVID-19, y mientras tanto, el gobierno de López Obrador utiliza el presupuesto de salud para auto comprarse boletos para una rifa… Esa es la triste realidad que hoy vivimos y estamos llamados a cambiar.




Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN

@JCRomeroHicks

Parece que después de dos años de gobierno el distractor del avión presidencial, que ha sido el centro de la narrativa del presidente López Obrador cada vez que se evidencian malos resultados, dio de sí y después de una rifa sumamente cuestionable llegó a su fin el pretexto que sirvió para desviar la conversación una y otra vez.


En un principio parecía auténticamente la intención de denunciar el gasto y de vender el avión por ser un transporte sumamente ostentoso, pero pronto se volvió más una frase de campaña y con la expresión “ese avión no lo tiene ni Obama” inmortalizaron la promesa que no pudieron cumplir por ser absoluta demagogia. Al pasar los meses y como era de esperarse, no encontraron forma de vender lo que no tenían y organizaron, de manera sumamente cuestionable, una rifa del avión en donde no se rifaba el avión, ni lo equivalente a su valor; una rifa con boletos caros y con mucho menor probabilidad, a lo que ofrece cualquier otro sorteo de la Lotería Nacional.


El asunto creció y el sorteo se politizó lo suficiente como para que autoridades de Morena asumieran la venta de boletos como si fuera una causa válida e incluso el presidente López Obrador, en un ejercicio que bien se podría calificar como extorción, citó a decenas de empresarios en Palacio Nacional para “pedirles” que compraran boletos.


El fracaso era esperado -la venta de boletos nunca fue un éxito porque simplemente no convenía- y el problema se hizo exponencial con la irrupción del COVID 19 ya que ante la crisis sanitaria y la crisis económica que deja a su paso, resulta un bien absolutamente innecesario la compra de boletos de cualquier sorteo.


Ante la evidente desilusión del sorteo y con temeraria frialdad, en medio de la crisis en materia de salud más grande de la que se tenga registro, se decidió que, faltando al presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados, fuera el sector salud (el INSABI) quien comprara “cachitos” de lotería para repartir entre los hospitales para ver si alguno ganaba un premio. Varía por cada estado, pero las notas fluctúan entre 15 mil y hasta 50 mil boletos donados para cada hospital.


Los legisladores del PAN solicitamos una auditoría a fondo tanto a la Secretaría de la Función Pública como a la Auditoría Superior de la Federación, porque no es posible que mientras somos uno de los países en donde más muertes ha dejado el COVID-19 y más personal del sector salud ha fallecido por falta de insumos para enfrentarlo, sea precisamente de este sector de donde salga el presupuesto para comprar boletos de una rifa.


Hoy México está de luto. Son más de 70 mil las familias que han perdido a un integrante frente al COVID-19, y mientras tanto, el gobierno de López Obrador utiliza el presupuesto de salud para auto comprarse boletos para una rifa… Esa es la triste realidad que hoy vivimos y estamos llamados a cambiar.




Coordinador del Grupo Parlamentario del PAN

@JCRomeroHicks