/ sábado 28 de septiembre de 2019

La orden mundial de la desinformación

“Si el líder dice de tal evento esto no ocurrió, pues no ocurrió.

Si dice que dos y dos son cinco, pues dos y dos son cinco.”

George Orwell

El presente en el que vivimos, ha comenzado a cubrirse de una esencia tan Orwelliana, que ni los más atrevidos conspiradores de los años 90’s hubieran sido capaces de imaginarlo.

De acuerdo a un reporte llamado “La Orden Mundial de la Desinformación: 2019 Inventario Global de Manipulación Organizada en las Redes Sociales”, dado a conocer el pasado jueves por los investigadores del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, existe evidencia clara y contundente de que, en al menos en 70 países (incluyendo México), se han implementado campañas organizadas de desinformación dirigidas a la población por parte de las autoridades gubernamentales, así como de actores y partidos políticos, con la finalidad de desacreditar a sus oponentes, enterrar críticas en su contra y para interferir en asuntos de Relaciones Exteriores.

Por ejemplo, en Vietnam, los ciudadanos fueron reclutados para publicar mensajes positivos sobre el Gobierno en sus páginas personales de Facebook. En Guatemala, las autoridades utilizaron cuentas de redes sociales hackeadas, para atacar y silenciar las opiniones de los opositores. En Birmania, los oficiales del ejército han recibido entrenamiento en el uso de redes sociales por parte de agentes rusos.

En el caso de nuestro país, el estudio señala que se encuentran presentes estrategias de manipulación en redes sociales implementadas por tres o más partidos políticos y contratistas privados y, al menos, una organización de la sociedad civil.

Los tipos de cuentas falsas que son utilizadas en México para difundir la propaganda computacional son bots, humanas y cyborg, es decir, cuentas que mezclan la automatización con la supervisión humana.

La investigación considera que la capacidad instalada en nuestro país es de un nivel medio: Esto involucra equipos que tienen una estructura y estrategias bastante consistentes, cuentan con un personal de tiempo completo que son contratados de forma permanente para controlar los distintos espacios informativos.

Estos equipos de capacidad media, se coordinan con múltiples tipos de individuos y experimentan con una amplia variedad de herramientas y estratagemas para la manipulación de redes sociales.

En cuanto a las estrategias específicas que utilizan estos grupos de cibertropas (actores que pertenecen a organismos gubernamentales o partidos políticos, encargados con la tarea de manipular la opinión pública en línea) para comunicarse con otros usuarios en línea, principalmente se manifiestan en tres ejes: difundir propaganda partidista o progobierno, atacar a la oposición con campañas de desprestigio y suprimir la participación plural con ataques personales y acoso dirigido a usuarios específicos.

En conclusión, si bien en México todavía no existen redes de alta capacidad para operar campañas de desinformación como las que están instaladas en Estados Unidos, Rusia, China o Israel, la realidad es que estamos muy cerca de que esto suceda.

Las ambiciones políticas, aunadas a una creciente división social, son el terreno perfecto para que estos grupos de mercenarios de la desinformación, operen con una eficiencia pavorosa, al servicio del mejor postor.

“Si el líder dice de tal evento esto no ocurrió, pues no ocurrió.

Si dice que dos y dos son cinco, pues dos y dos son cinco.”

George Orwell

El presente en el que vivimos, ha comenzado a cubrirse de una esencia tan Orwelliana, que ni los más atrevidos conspiradores de los años 90’s hubieran sido capaces de imaginarlo.

De acuerdo a un reporte llamado “La Orden Mundial de la Desinformación: 2019 Inventario Global de Manipulación Organizada en las Redes Sociales”, dado a conocer el pasado jueves por los investigadores del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford, existe evidencia clara y contundente de que, en al menos en 70 países (incluyendo México), se han implementado campañas organizadas de desinformación dirigidas a la población por parte de las autoridades gubernamentales, así como de actores y partidos políticos, con la finalidad de desacreditar a sus oponentes, enterrar críticas en su contra y para interferir en asuntos de Relaciones Exteriores.

Por ejemplo, en Vietnam, los ciudadanos fueron reclutados para publicar mensajes positivos sobre el Gobierno en sus páginas personales de Facebook. En Guatemala, las autoridades utilizaron cuentas de redes sociales hackeadas, para atacar y silenciar las opiniones de los opositores. En Birmania, los oficiales del ejército han recibido entrenamiento en el uso de redes sociales por parte de agentes rusos.

En el caso de nuestro país, el estudio señala que se encuentran presentes estrategias de manipulación en redes sociales implementadas por tres o más partidos políticos y contratistas privados y, al menos, una organización de la sociedad civil.

Los tipos de cuentas falsas que son utilizadas en México para difundir la propaganda computacional son bots, humanas y cyborg, es decir, cuentas que mezclan la automatización con la supervisión humana.

La investigación considera que la capacidad instalada en nuestro país es de un nivel medio: Esto involucra equipos que tienen una estructura y estrategias bastante consistentes, cuentan con un personal de tiempo completo que son contratados de forma permanente para controlar los distintos espacios informativos.

Estos equipos de capacidad media, se coordinan con múltiples tipos de individuos y experimentan con una amplia variedad de herramientas y estratagemas para la manipulación de redes sociales.

En cuanto a las estrategias específicas que utilizan estos grupos de cibertropas (actores que pertenecen a organismos gubernamentales o partidos políticos, encargados con la tarea de manipular la opinión pública en línea) para comunicarse con otros usuarios en línea, principalmente se manifiestan en tres ejes: difundir propaganda partidista o progobierno, atacar a la oposición con campañas de desprestigio y suprimir la participación plural con ataques personales y acoso dirigido a usuarios específicos.

En conclusión, si bien en México todavía no existen redes de alta capacidad para operar campañas de desinformación como las que están instaladas en Estados Unidos, Rusia, China o Israel, la realidad es que estamos muy cerca de que esto suceda.

Las ambiciones políticas, aunadas a una creciente división social, son el terreno perfecto para que estos grupos de mercenarios de la desinformación, operen con una eficiencia pavorosa, al servicio del mejor postor.

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