/ viernes 27 de noviembre de 2020

La pandemia, una ventana al futuro

La peste fue uno de los antecedentes más importantes del Renacimiento para muchos autores. La disminución de la población y la necesidad de repensar la realidad generaron un cambio cultural histórico. Las tragedias redefinen la geopolítica y la economía. El periodo posterior a la pandemia será un cambio vertiginoso, estridente y de consecuencias brutales; la pregunta será ¿cuáles son las fuerzas que van a reconfigurar este bravo y nuevo mundo? La tecnología tomará un papel predominante, no como lo había hecho a través de los últimos años con elementos de comodidad y facilidades; ahora será uno de los pilares de la vida misma y la economía.

Tres vectores serán las fuerzas dominantes en la post pandemia: la inteligencia artificial y la capacidad de aprender de las máquinas, con efectos devastadores para el trabajo como lo conocemos, ya que no solo implicará un cambio industrial (como ya existen en fábricas automotrices prácticamente sin humanos) sino una sustitución de humanos por maquinas en otros trabajos intelectuales y calificados.

El segundo vector es el desarrollo de la vacuna, la posibilidad de producción y sobre todo cómo evitar la dependencia tecnológica a largo plazo; algunos países como Turquía anunciaron el desarrollo de sus propias vacunas, para no estar supeditados a la tecnología de otras naciones. Finalmente, la crisis del capitalismo y la imposibilidad de plantear mecanismos alternativos. Como mencionó el Papa Francisco en su encíclica publicada hace unos meses “el mercado por sí solo no puede resolver todos los problemas, por mucho que se nos pida que creamos en este dogma de la fe neoliberal”; la pandemia precipitó las contradicciones del capitalismo.

La suma de otros factores dará forma al mundo post Covid. Quienes lo entiendan y aprovechen, tendrán la oportunidad de acceder a una riqueza extraordinaria. Pero también se generarán nuevas formas de colonización y de dependencia, así como también de exclusión. Las pandemias y epidemias han sido fundamentales como mecanismos de dominación: basta decir que durante la conquista murieron más aztecas por la viruela, que por la espada de los españoles.

La vacuna, su desarrollo, presencia y ausencia, junto con el aprendizaje de las máquinas, deben ser elementos de la más alta atención en los próximos meses y una de las mayores tensiones será cómo reactivar la economía minimizando los riesgos de salud, generando una competencia basada en el desarrollo de cada país y sus empresas. Algunos analistas suponen que una recuperación económica será rápida, pero sin considerar estos elementos y las nuevas demandas de los consumidores, se ve muy complicado; la escasez de recursos y la competencia por ellos obligará a replantear la estrategia, pero sobre todo a reaccionar rápido, muy rápido. El gran temor y el reto es cómo gestionar estas transformaciones haciendo del ser humano, su dignidad y desarrollo el eje y límite para estos cambios. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez

La peste fue uno de los antecedentes más importantes del Renacimiento para muchos autores. La disminución de la población y la necesidad de repensar la realidad generaron un cambio cultural histórico. Las tragedias redefinen la geopolítica y la economía. El periodo posterior a la pandemia será un cambio vertiginoso, estridente y de consecuencias brutales; la pregunta será ¿cuáles son las fuerzas que van a reconfigurar este bravo y nuevo mundo? La tecnología tomará un papel predominante, no como lo había hecho a través de los últimos años con elementos de comodidad y facilidades; ahora será uno de los pilares de la vida misma y la economía.

Tres vectores serán las fuerzas dominantes en la post pandemia: la inteligencia artificial y la capacidad de aprender de las máquinas, con efectos devastadores para el trabajo como lo conocemos, ya que no solo implicará un cambio industrial (como ya existen en fábricas automotrices prácticamente sin humanos) sino una sustitución de humanos por maquinas en otros trabajos intelectuales y calificados.

El segundo vector es el desarrollo de la vacuna, la posibilidad de producción y sobre todo cómo evitar la dependencia tecnológica a largo plazo; algunos países como Turquía anunciaron el desarrollo de sus propias vacunas, para no estar supeditados a la tecnología de otras naciones. Finalmente, la crisis del capitalismo y la imposibilidad de plantear mecanismos alternativos. Como mencionó el Papa Francisco en su encíclica publicada hace unos meses “el mercado por sí solo no puede resolver todos los problemas, por mucho que se nos pida que creamos en este dogma de la fe neoliberal”; la pandemia precipitó las contradicciones del capitalismo.

La suma de otros factores dará forma al mundo post Covid. Quienes lo entiendan y aprovechen, tendrán la oportunidad de acceder a una riqueza extraordinaria. Pero también se generarán nuevas formas de colonización y de dependencia, así como también de exclusión. Las pandemias y epidemias han sido fundamentales como mecanismos de dominación: basta decir que durante la conquista murieron más aztecas por la viruela, que por la espada de los españoles.

La vacuna, su desarrollo, presencia y ausencia, junto con el aprendizaje de las máquinas, deben ser elementos de la más alta atención en los próximos meses y una de las mayores tensiones será cómo reactivar la economía minimizando los riesgos de salud, generando una competencia basada en el desarrollo de cada país y sus empresas. Algunos analistas suponen que una recuperación económica será rápida, pero sin considerar estos elementos y las nuevas demandas de los consumidores, se ve muy complicado; la escasez de recursos y la competencia por ellos obligará a replantear la estrategia, pero sobre todo a reaccionar rápido, muy rápido. El gran temor y el reto es cómo gestionar estas transformaciones haciendo del ser humano, su dignidad y desarrollo el eje y límite para estos cambios. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez