/ viernes 24 de abril de 2020

La pesadilla de las mujeres, el Covid-19

Por: Tania Naanous

A un poco más de 325 años de la muerte de Sor Juana Inés de la Cruz por la peste en 1695 en el convento de San Lorenzo, la pionera y destacada defensora de los derechos de las mujeres, estaría en estos momentos retumbándose en la tumba al ver la situación de las mujeres en México.

En un país ya anteriormente violento, la pandemia está incrementando todas las desigualdades, injusticias sociales e institucionales para las mujeres. La violencia de género ha aumentado conforme los días de la pandemia incrementan, los feminicidios aumentaron un 10 por ciento conforme al año anterior, teniendo un total de 209 feminicidios a lo largo de la cuarentena. Por igual, la Red Nacional de Refugios ha aumentado las peticiones de asilo un poco más del 30 por ciento durante este tiempo.

Pero, es importante cuestionar de dónde viene la violencia hacia las mujeres y las razones por las cuales incrementa al estar en confinamiento. Se necesitan canales institucionales que apoyen para generar cambios en las dinámicas sociales. La manera en la que las mujeres continúan relegadas a la esfera doméstica termina por frenar su desarrollo y en ocasiones esto las obliga a quedarse en relaciones potencialmente violentas. El empoderamiento económico para las mujeres es tan importante como tener canales institucionales en donde se sientan libres de denunciar sin miedo o vergüenza.

No obstante, la violencia hacia la mujer no es algo atribuible a la pandemia, sino que era parte del sistema predecesor. La crisis económica generalizada aunada al encierro potencializa la violencia por tres razones principales: 1) muchas mujeres se han quedado sin sustento económico por la crisis, lo que imposibilita a las mujeres a salirse de ambientes violentos, 2) los hombres están en casa y algunos perdieron su trabajo, ahora están en una situación de incertidumbre, frustración y ocio que tiende a generar violencia y 3) se han reducido por la cuarentena las redes de apoyo con las que normalmente las mujeres cuentan para hacer frente a la violencia.

Aunque el confinamiento es la forma más eficaz para reducir el número de contagios, el hogar no es, por lo general, un lugar seguro para todas las mujeres. Las mujeres son desproporcionadamente asesinadas en casa y desmedidamente violentadas por sus parejas (Equis Justicia para las Mujeres, 2020). De tal forma, el aislamiento implica pasar más tiempo con sus agresores, lo que incrementa el riesgo de que vivan violencia.

Finalmente, es momento de que el Estado fortalezca los canales de apoyo, incremente el presupuesto para refugios y cuando finalice esta crisis comience a tomar en serio los problemas que las mujeres viven en México.


@CIPMEX

@tania02nan

Por: Tania Naanous

A un poco más de 325 años de la muerte de Sor Juana Inés de la Cruz por la peste en 1695 en el convento de San Lorenzo, la pionera y destacada defensora de los derechos de las mujeres, estaría en estos momentos retumbándose en la tumba al ver la situación de las mujeres en México.

En un país ya anteriormente violento, la pandemia está incrementando todas las desigualdades, injusticias sociales e institucionales para las mujeres. La violencia de género ha aumentado conforme los días de la pandemia incrementan, los feminicidios aumentaron un 10 por ciento conforme al año anterior, teniendo un total de 209 feminicidios a lo largo de la cuarentena. Por igual, la Red Nacional de Refugios ha aumentado las peticiones de asilo un poco más del 30 por ciento durante este tiempo.

Pero, es importante cuestionar de dónde viene la violencia hacia las mujeres y las razones por las cuales incrementa al estar en confinamiento. Se necesitan canales institucionales que apoyen para generar cambios en las dinámicas sociales. La manera en la que las mujeres continúan relegadas a la esfera doméstica termina por frenar su desarrollo y en ocasiones esto las obliga a quedarse en relaciones potencialmente violentas. El empoderamiento económico para las mujeres es tan importante como tener canales institucionales en donde se sientan libres de denunciar sin miedo o vergüenza.

No obstante, la violencia hacia la mujer no es algo atribuible a la pandemia, sino que era parte del sistema predecesor. La crisis económica generalizada aunada al encierro potencializa la violencia por tres razones principales: 1) muchas mujeres se han quedado sin sustento económico por la crisis, lo que imposibilita a las mujeres a salirse de ambientes violentos, 2) los hombres están en casa y algunos perdieron su trabajo, ahora están en una situación de incertidumbre, frustración y ocio que tiende a generar violencia y 3) se han reducido por la cuarentena las redes de apoyo con las que normalmente las mujeres cuentan para hacer frente a la violencia.

Aunque el confinamiento es la forma más eficaz para reducir el número de contagios, el hogar no es, por lo general, un lugar seguro para todas las mujeres. Las mujeres son desproporcionadamente asesinadas en casa y desmedidamente violentadas por sus parejas (Equis Justicia para las Mujeres, 2020). De tal forma, el aislamiento implica pasar más tiempo con sus agresores, lo que incrementa el riesgo de que vivan violencia.

Finalmente, es momento de que el Estado fortalezca los canales de apoyo, incremente el presupuesto para refugios y cuando finalice esta crisis comience a tomar en serio los problemas que las mujeres viven en México.


@CIPMEX

@tania02nan