/ martes 15 de septiembre de 2020

La Presidencia y el soft power (III)

INICIO ESTAS LÍNEAS CON UNA EMOTIVA MENCIÓN EN MEMORIA DE MIGUEL MONTES GARCÍA, JURISTA EXCEPCIONAL Y GRAN SER HUMANO FALLECIDO LA SEMANA PASADA. MI SENTIDO PÉSAME A SUS FAMILIARES.

Hoy retomo aspectos mencionados en mi libro Democracia Sin Partidos, publicado por Tirant lo Blanch y la Facultad de Derecho de la UNAM, acerca de las organizaciones de la sociedad civil, sobre las cuales ha formulado observaciones críticas el Presidente de la Republica. Al respecto escribí desde 2018 en ese texto: “Las organizaciones de la sociedad civil no están exentas de críticas y cuestionamientos. Al respecto es interesante la aportación que ha hecho en sus obras Issa G. Shivji reconocido experto en cuestiones de la actividad de las ONGs, las cuales considera que responden a ‘un paradigma neoliberal más que a motivaciones altruistas puras’ y también cuestiona su idoneidad para lograr sus objetivos pues sus resultados frecuentemente no corresponden a sus intenciones. Sobre el tema conviene citar el estudio elaborado por James Pfeiffer en torno a la labor de tales organizaciones en Mozambique a las que que imputa haber fragmentado los sistemas de salud local, socavado el control local de los programas de salud, y contribuido a la creciente desigualdad social local.

Se ha argumentado también que desde la década de los 70, el Banco Mundial ha impulsado a las ONGs como una alternativa para sustituir funciones del Estado; que eso constituye una forma aristocrática de hacer política y que tales organizaciones actúan como agentes de un imperialismo humanitario empleado como extensión de los instrumentos de política exterior de países de Occidente. El presidente ruso Vladimir Putin ha afirmado públicamente ‘son formalmente independientes pero están financiadas con un propósito y por lo tanto bajo control’.

“Otra crítica se dirige a la actuación de organizaciones como las ambientalistas que sostienen sus acciones fundadas en criterios científicos, pero puede estar ocurriendo que intereses políticos y comerciales utilicen la ciencia ‘como una cubierta para salirse con la suya.’

“Dado que las organizaciones de la sociedad civil tienden a substituir en legitimidad a las instituciones surgidas de la democracia popular, es importante atender a los propios cuestionamientos sobre la legitimidad de las ONGs. Entre estos podemos mencionar las reservas sobre su independencia de los gobiernos de las democracias occidentales más poderosos y de los grupos económicos más fuertes. Se plantea por ejemplo que no está claro cómo se ganan la representación de los ciudadanos pues ‘casi nunca se encuentran cara a cara con las personas cuyos intereses y problemas representan’ de manera que se manifiestan dudas acerca del ‘grado en que se representan los puntos de vista de la opinión pública y la medida en que permiten al público que se les pidan cuentas.’ Igualmente preocupa la influencia que sobre ellas puedan tener sus fuentes de financiamiento lo cual ‘tiene el riesgo de que los donantes añadan condiciones que pueden poner en peligro la independencia de las ONG.’ (Véase ORGANIZACIÓN NO GUBERNAMENTAL. Wikipedia <https://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%C3%B3n_no_gubernamental>).

En el ámbito nacional también existen manifestaciones contrarias a las actividades de las organizaciones de la sociedad civil. Con motivo de una agria disputa entre el entonces delegado en la Delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México, Ricardo Monreal, y la asociación MCCI (Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad), el exdelegado publicó un documento denominado La filantropía como fuente de corrupción y de impunidad en el que denunciaba el uso de dinero público... para ‘un fin distinto al que fueron creadas como es el ejercer presión pretendidamente social, pero que en realidad atienden a sus muy particulares intereses de grupo, personales o de negocios.’

“La importancia económica de estas asociaciones ha llegado a medirse a través de fórmulas que toman en cuenta la naturaleza del trabajo voluntario asignándole un valor económico al mismo; pero además de esa asignación atribuida a trabajo no remunerado que realizan muchos voluntarios en todo el mundo, también hay burocracias instaladas permanentemente en estas organizaciones que reciben ingresos, pagan impuestos y que pueden ser contabilizadas de manera objetiva y formal en el mercado de trabajo. De cualquier modo, se han desarrollado métodos para calcular el valor de ese trabajo que no se refleja directamente en el Producto Interno Bruto, al respecto el INEGI tiene un concepto específico denominado Cuenta satélite de instituciones sin fines de lucro.”

En resumen, se requiere distinguir entre asociaciones que prestan verdaderos servicios a la comunidad y pueden ser apoyadas por el Estado, de aquellas que tienen todo el derecho de realizar una actividad política, pero no de que esta sea financiada con dinero público ni con recursos provenientes del extranjero.

eduardoandrade1948@gmail.com

INICIO ESTAS LÍNEAS CON UNA EMOTIVA MENCIÓN EN MEMORIA DE MIGUEL MONTES GARCÍA, JURISTA EXCEPCIONAL Y GRAN SER HUMANO FALLECIDO LA SEMANA PASADA. MI SENTIDO PÉSAME A SUS FAMILIARES.

Hoy retomo aspectos mencionados en mi libro Democracia Sin Partidos, publicado por Tirant lo Blanch y la Facultad de Derecho de la UNAM, acerca de las organizaciones de la sociedad civil, sobre las cuales ha formulado observaciones críticas el Presidente de la Republica. Al respecto escribí desde 2018 en ese texto: “Las organizaciones de la sociedad civil no están exentas de críticas y cuestionamientos. Al respecto es interesante la aportación que ha hecho en sus obras Issa G. Shivji reconocido experto en cuestiones de la actividad de las ONGs, las cuales considera que responden a ‘un paradigma neoliberal más que a motivaciones altruistas puras’ y también cuestiona su idoneidad para lograr sus objetivos pues sus resultados frecuentemente no corresponden a sus intenciones. Sobre el tema conviene citar el estudio elaborado por James Pfeiffer en torno a la labor de tales organizaciones en Mozambique a las que que imputa haber fragmentado los sistemas de salud local, socavado el control local de los programas de salud, y contribuido a la creciente desigualdad social local.

Se ha argumentado también que desde la década de los 70, el Banco Mundial ha impulsado a las ONGs como una alternativa para sustituir funciones del Estado; que eso constituye una forma aristocrática de hacer política y que tales organizaciones actúan como agentes de un imperialismo humanitario empleado como extensión de los instrumentos de política exterior de países de Occidente. El presidente ruso Vladimir Putin ha afirmado públicamente ‘son formalmente independientes pero están financiadas con un propósito y por lo tanto bajo control’.

“Otra crítica se dirige a la actuación de organizaciones como las ambientalistas que sostienen sus acciones fundadas en criterios científicos, pero puede estar ocurriendo que intereses políticos y comerciales utilicen la ciencia ‘como una cubierta para salirse con la suya.’

“Dado que las organizaciones de la sociedad civil tienden a substituir en legitimidad a las instituciones surgidas de la democracia popular, es importante atender a los propios cuestionamientos sobre la legitimidad de las ONGs. Entre estos podemos mencionar las reservas sobre su independencia de los gobiernos de las democracias occidentales más poderosos y de los grupos económicos más fuertes. Se plantea por ejemplo que no está claro cómo se ganan la representación de los ciudadanos pues ‘casi nunca se encuentran cara a cara con las personas cuyos intereses y problemas representan’ de manera que se manifiestan dudas acerca del ‘grado en que se representan los puntos de vista de la opinión pública y la medida en que permiten al público que se les pidan cuentas.’ Igualmente preocupa la influencia que sobre ellas puedan tener sus fuentes de financiamiento lo cual ‘tiene el riesgo de que los donantes añadan condiciones que pueden poner en peligro la independencia de las ONG.’ (Véase ORGANIZACIÓN NO GUBERNAMENTAL. Wikipedia <https://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%C3%B3n_no_gubernamental>).

En el ámbito nacional también existen manifestaciones contrarias a las actividades de las organizaciones de la sociedad civil. Con motivo de una agria disputa entre el entonces delegado en la Delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México, Ricardo Monreal, y la asociación MCCI (Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad), el exdelegado publicó un documento denominado La filantropía como fuente de corrupción y de impunidad en el que denunciaba el uso de dinero público... para ‘un fin distinto al que fueron creadas como es el ejercer presión pretendidamente social, pero que en realidad atienden a sus muy particulares intereses de grupo, personales o de negocios.’

“La importancia económica de estas asociaciones ha llegado a medirse a través de fórmulas que toman en cuenta la naturaleza del trabajo voluntario asignándole un valor económico al mismo; pero además de esa asignación atribuida a trabajo no remunerado que realizan muchos voluntarios en todo el mundo, también hay burocracias instaladas permanentemente en estas organizaciones que reciben ingresos, pagan impuestos y que pueden ser contabilizadas de manera objetiva y formal en el mercado de trabajo. De cualquier modo, se han desarrollado métodos para calcular el valor de ese trabajo que no se refleja directamente en el Producto Interno Bruto, al respecto el INEGI tiene un concepto específico denominado Cuenta satélite de instituciones sin fines de lucro.”

En resumen, se requiere distinguir entre asociaciones que prestan verdaderos servicios a la comunidad y pueden ser apoyadas por el Estado, de aquellas que tienen todo el derecho de realizar una actividad política, pero no de que esta sea financiada con dinero público ni con recursos provenientes del extranjero.

eduardoandrade1948@gmail.com