/ sábado 27 de noviembre de 2021

La Quina en su esplendor (I)

Por Miguel Reyes Razo


"...En el Cielo, Dios. Y en la Tierra "La Quina"... gritó un hombre indolentemente recargado sobre un portón mientras seguía el paso del abigarrado grupo que avanzaba por la calle principal de Tampico-Ciudad Madero que encabezaba el Presidente Luis Echeverría Álvarez, a cuyos flancos, asidos a sus brazos, avanzaban sonrientes, satisfechos, retadores, victoriosos triunfales los líderes del poderoso Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

"...En el Cielo, Dios. Y en la Tierra "La Quina"...

Grito estremecedor. Vibró, sacudió el aire del mediodía tampiqueño. Grito mayúsculo. Vozarrón sin coro ni aplauso. Exclamación contundente; reveladora. Resaltaba realidad evidente. Archisabida. Verdad vivida por los habitantes de la región. Grito seco. Grito poderoso que mostró al poder. Un hombre sin relieve, ni ambición pregonó su peso. No era un "palero", ni un "acarreado", ni un lambiscón, ni un achichincle. Un mero espectador, narrador de su tiempo.

Don Raúl E. Puga --educado, sutil director de "Diario de la Tarde", informativo de mediodía salido de las rotativas del matutino "Novedades"-- comunicó: "Luis Erre Botello vacaciona. Miguel Reyes Razo lo suplirá en la cobertura de la Presidencia de la República."

Y el día 1 de junio de 1971 la "fuente" de Palacio Nacional y "Los Pinos" se movió a Tampico. El antiguo, crujiente avión, el tetramotor "Francisco Zarco" , ya rebautizado "Pancho Fayucas" trasladó a reporteros, foto, camarógrafos y funcionarios a aquel puerto.

Ahí ocurriría la celebración del Día de la Marina. Ceremonia severa. El Presidente de la República -entonces Don Luis Echeverría Álvarez- abordaría un navío de la Secretaría de Marina. Navegaría y lanzaría al mar una corona de flores. En memoria de los marinos muertos en defensa de la Patria. Uniformes azul marino de paño muy grueso. Levitas, kepís. Salvas de cañones. Disparos de fusilería. Redoble de tambores. Anton Lizardo. Virgilio Uribe.

En la proa rodean al Presidente de la República almirantes. Azul-marino y condecoraciones. Espadines. Órdenes secas; contundentes. Trajín constante de infatigables marineros. Todo reluce. La comitiva guía al Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas. Algunos recuerdan que un tiempo tuvo oficina en Azueta 9. Sede de la Secretaría de Marina cuando Don Adolfo Ruiz Cortines designó al General Sánchez Taboada responsable de esa cartera. El Expresidente del PRI premió los servicios de su leal, discreto secretario particular. Algo más de un año en su oficina. Tiempo para hacer amistades, contactos y saberes. Estaba pues entre conocidos que le respetaban y estimaban.

Concluyó la ceremonia. La comitiva volvió a tierra.

"¡Petroleros...Echeverría…!

"¡Petroleros....Echeverría…!

Estribillo que se mezcló al estrépito de cohetones. Repetido, rebotaba hasta extinguirse. Fusión de porras. Vítores. Aplausos. Los petroleros alharaquientos, muy "llevados".

Petroleros rudos, vanidosos. Petroleros entrones. Tenidos por mimados. Petroleros orgullosos. Obreros que trabajaban por el bien de la Patria. Gremio al que daban ganas pertenecer. Petroleros muy bien pagados. Petroleros consentidos. Eran tema. Sus contratos. Lo que significaba entrar "de planta". Hacer la lucha para ser "eventual". La Sección 34. La 36. Lo que se movía en la Refinería 18 de Marzo. La de Atzcapotzalco. Las refriegas sindicales con el grupo de "Los Chimales". Petróleos. Hasta en Avenida Juárez se paseaba su emblema. Un "Charrito" patizambo. Pantalón verde. Camisola blanca con el escudo nacional bordado en la espalda. Aquel hombre se paseaba por la acera norte de la hermosa avenida desde Humbioldt o Iturbide hasta Balderas. Un gran sombrero charro de fieltro verde lo remataba. Orgullo nacional. La figura del "Charrito Pemex se repetía en todos los expendios de tractolina o petróleo diafano.

"¡ Petroleros...Echeverría…!

"¡ Petroleros...Echeverría… !

Tampico se prolonga en Ciudad Madero. Y al revés. Una calle hace de frontera. Así era. Así es. Aquel uno de Junio de 1971 cesó la actividad. Por la visita del Presidente Luis Echeverría. Empleados públicos se transformaron en valla. Profesores dieron descanso a sus alumnos. Los invitaron a aplaudir, a ver pasar al Señor Presidente de la República. LEA. Luis Echeverría Álvarez. Llegaron muy puntuales. Acomodaron su curiosidad. Y los alcanzó el formidable grito:

"...En el Cielo Dios...Y en la Tierra "La Quina"...


CONTINUARÁ


Por Miguel Reyes Razo


"...En el Cielo, Dios. Y en la Tierra "La Quina"... gritó un hombre indolentemente recargado sobre un portón mientras seguía el paso del abigarrado grupo que avanzaba por la calle principal de Tampico-Ciudad Madero que encabezaba el Presidente Luis Echeverría Álvarez, a cuyos flancos, asidos a sus brazos, avanzaban sonrientes, satisfechos, retadores, victoriosos triunfales los líderes del poderoso Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

"...En el Cielo, Dios. Y en la Tierra "La Quina"...

Grito estremecedor. Vibró, sacudió el aire del mediodía tampiqueño. Grito mayúsculo. Vozarrón sin coro ni aplauso. Exclamación contundente; reveladora. Resaltaba realidad evidente. Archisabida. Verdad vivida por los habitantes de la región. Grito seco. Grito poderoso que mostró al poder. Un hombre sin relieve, ni ambición pregonó su peso. No era un "palero", ni un "acarreado", ni un lambiscón, ni un achichincle. Un mero espectador, narrador de su tiempo.

Don Raúl E. Puga --educado, sutil director de "Diario de la Tarde", informativo de mediodía salido de las rotativas del matutino "Novedades"-- comunicó: "Luis Erre Botello vacaciona. Miguel Reyes Razo lo suplirá en la cobertura de la Presidencia de la República."

Y el día 1 de junio de 1971 la "fuente" de Palacio Nacional y "Los Pinos" se movió a Tampico. El antiguo, crujiente avión, el tetramotor "Francisco Zarco" , ya rebautizado "Pancho Fayucas" trasladó a reporteros, foto, camarógrafos y funcionarios a aquel puerto.

Ahí ocurriría la celebración del Día de la Marina. Ceremonia severa. El Presidente de la República -entonces Don Luis Echeverría Álvarez- abordaría un navío de la Secretaría de Marina. Navegaría y lanzaría al mar una corona de flores. En memoria de los marinos muertos en defensa de la Patria. Uniformes azul marino de paño muy grueso. Levitas, kepís. Salvas de cañones. Disparos de fusilería. Redoble de tambores. Anton Lizardo. Virgilio Uribe.

En la proa rodean al Presidente de la República almirantes. Azul-marino y condecoraciones. Espadines. Órdenes secas; contundentes. Trajín constante de infatigables marineros. Todo reluce. La comitiva guía al Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas. Algunos recuerdan que un tiempo tuvo oficina en Azueta 9. Sede de la Secretaría de Marina cuando Don Adolfo Ruiz Cortines designó al General Sánchez Taboada responsable de esa cartera. El Expresidente del PRI premió los servicios de su leal, discreto secretario particular. Algo más de un año en su oficina. Tiempo para hacer amistades, contactos y saberes. Estaba pues entre conocidos que le respetaban y estimaban.

Concluyó la ceremonia. La comitiva volvió a tierra.

"¡Petroleros...Echeverría…!

"¡Petroleros....Echeverría…!

Estribillo que se mezcló al estrépito de cohetones. Repetido, rebotaba hasta extinguirse. Fusión de porras. Vítores. Aplausos. Los petroleros alharaquientos, muy "llevados".

Petroleros rudos, vanidosos. Petroleros entrones. Tenidos por mimados. Petroleros orgullosos. Obreros que trabajaban por el bien de la Patria. Gremio al que daban ganas pertenecer. Petroleros muy bien pagados. Petroleros consentidos. Eran tema. Sus contratos. Lo que significaba entrar "de planta". Hacer la lucha para ser "eventual". La Sección 34. La 36. Lo que se movía en la Refinería 18 de Marzo. La de Atzcapotzalco. Las refriegas sindicales con el grupo de "Los Chimales". Petróleos. Hasta en Avenida Juárez se paseaba su emblema. Un "Charrito" patizambo. Pantalón verde. Camisola blanca con el escudo nacional bordado en la espalda. Aquel hombre se paseaba por la acera norte de la hermosa avenida desde Humbioldt o Iturbide hasta Balderas. Un gran sombrero charro de fieltro verde lo remataba. Orgullo nacional. La figura del "Charrito Pemex se repetía en todos los expendios de tractolina o petróleo diafano.

"¡ Petroleros...Echeverría…!

"¡ Petroleros...Echeverría… !

Tampico se prolonga en Ciudad Madero. Y al revés. Una calle hace de frontera. Así era. Así es. Aquel uno de Junio de 1971 cesó la actividad. Por la visita del Presidente Luis Echeverría. Empleados públicos se transformaron en valla. Profesores dieron descanso a sus alumnos. Los invitaron a aplaudir, a ver pasar al Señor Presidente de la República. LEA. Luis Echeverría Álvarez. Llegaron muy puntuales. Acomodaron su curiosidad. Y los alcanzó el formidable grito:

"...En el Cielo Dios...Y en la Tierra "La Quina"...


CONTINUARÁ