/ lunes 29 de abril de 2019

La reforma educativa aprobada

Los viejos líderes han convertido a los sindicatos en feudos personales de poder político. Manuel J. Clouthier

La reforma educativa fue aprobada en la Cámara de Diputados y a pesar de que Acción Nacional participó en la construcción del mejor dictamen posible, nuestro voto fue en contra, porque se introdujeron cambios que, si bien no afectan el fondo formativo de la reforma, sí presentaron riesgos, poniendo en el centro el interés a los sindicatos magisteriales.

Hay que recordar que la reforma fue creada con 17 iniciativas de todos los partidos, el Ejecutivo e incluso organizaciones de la sociedad civil, que se dictaminó en parlamento abierto y se generó una segunda generación de una reforma que limitaba los aspectos que más les incomodaban a los maestros sin afectar el interés de la niñez y educandos y que contó, en un inicio con el consenso de casi todas las fuerzas políticas y actores del medio educativo. Después, integrantes de la CNTE detuvieron tres sesiones la Cámara de Diputados y el presidente López Obrador prefirió ceder al interés de sus aliados electorales (que son una minoría dentro de la minoría) que concretar una reforma que velara por el interés de México.

Dentro de los temas positivos que impulsó el PAN y se quedaron en el dictamen están el reconocimiento a la autonomía universitaria y la educación inicial, que la iniciativa del presidente pretendía eliminar. También la educación superior, la especial, la pluricultural y plurilingüe, así como el acceso a la ciencia y a la innovación tecnológica.

Sin embargo, quedaron temas pendientes como el estudio de impacto presupuestal, que podría mermar todo el esfuerzo realizado y el cuidado de las leyes secundarias, pero el verdadero dardo envenenado es el decimosexto transitorio, en donde se pudiera abrir de nuevo la puerta a la venta y tráfico de plazas desde los sindicatos.

Si el presidente de la República puede bajar las manos y ceder a los chantajes de un grupo magisterial que sólo está velando por intereses laborales y deja de lado el interés de los niños y jóvenes del país, México está condenado a la pobreza por generaciones.

Lo he dicho antes y lo reitero de nuevo: la única forma probada para que un país supere la pobreza y la marginación es la educación. Los programas sociales asistencialistas al igual que los malos sistemas educativos hacen de la pobreza un mal endémico y no existe un solo ejemplo de algún país que haya salido de la pobreza con dicha fórmula.

Los viejos líderes han convertido a los sindicatos en feudos personales de poder político. Manuel J. Clouthier

La reforma educativa fue aprobada en la Cámara de Diputados y a pesar de que Acción Nacional participó en la construcción del mejor dictamen posible, nuestro voto fue en contra, porque se introdujeron cambios que, si bien no afectan el fondo formativo de la reforma, sí presentaron riesgos, poniendo en el centro el interés a los sindicatos magisteriales.

Hay que recordar que la reforma fue creada con 17 iniciativas de todos los partidos, el Ejecutivo e incluso organizaciones de la sociedad civil, que se dictaminó en parlamento abierto y se generó una segunda generación de una reforma que limitaba los aspectos que más les incomodaban a los maestros sin afectar el interés de la niñez y educandos y que contó, en un inicio con el consenso de casi todas las fuerzas políticas y actores del medio educativo. Después, integrantes de la CNTE detuvieron tres sesiones la Cámara de Diputados y el presidente López Obrador prefirió ceder al interés de sus aliados electorales (que son una minoría dentro de la minoría) que concretar una reforma que velara por el interés de México.

Dentro de los temas positivos que impulsó el PAN y se quedaron en el dictamen están el reconocimiento a la autonomía universitaria y la educación inicial, que la iniciativa del presidente pretendía eliminar. También la educación superior, la especial, la pluricultural y plurilingüe, así como el acceso a la ciencia y a la innovación tecnológica.

Sin embargo, quedaron temas pendientes como el estudio de impacto presupuestal, que podría mermar todo el esfuerzo realizado y el cuidado de las leyes secundarias, pero el verdadero dardo envenenado es el decimosexto transitorio, en donde se pudiera abrir de nuevo la puerta a la venta y tráfico de plazas desde los sindicatos.

Si el presidente de la República puede bajar las manos y ceder a los chantajes de un grupo magisterial que sólo está velando por intereses laborales y deja de lado el interés de los niños y jóvenes del país, México está condenado a la pobreza por generaciones.

Lo he dicho antes y lo reitero de nuevo: la única forma probada para que un país supere la pobreza y la marginación es la educación. Los programas sociales asistencialistas al igual que los malos sistemas educativos hacen de la pobreza un mal endémico y no existe un solo ejemplo de algún país que haya salido de la pobreza con dicha fórmula.