/ miércoles 12 de septiembre de 2018

La regla de los tres sobres

Llega el nuevo funcionario a su oficina y encuentra tres sobres numerados dejados por su antecesor. Abre el primero: échale la culpa al pasado. Pasado un tiempo, abre el segundo: reorganiza y emprende obras y programas con tu propio sello. La situación no mejora. Abre el tercero: escribe tus tres sobres. La aversión a lo hecho, lo bueno y lo malo, parece una obligación, a veces absurda, de todo político.

Son ambiciosos los proyectos que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se propone poner en marcha. Desde la transición, los equipos financieros de los gobiernos entrante y saliente analizan la procedencia de los cuantiosos recursos que deberán quedar establecidos en el presupuesto de egresos de la Federación elaborado por ambas partes y que, según trasciende, presenta no pocas dificultades para completar las partidas requeridas para su ejecución.

La administración de López Obrador anuncia una inversión de más de 150 mil millones de pesos para el programa de incremento a la producción de petróleo crudo, que en parte deben obtenerse de las licitaciones de nuevos yacimientos y la rehabilitación de los existentes. El plan contempla también una inversión de 55 mil millones de pesos para la construcción de una refinería en el puerto de Dos Bocas. Con ello, se propone un incremento en la producción de petróleo crudo y de gasolinas. Revisar lo hecho y recomenzar. Al mismo tiempo, el gobierno de López Obrador iniciará la construcción del ferrocarril que unirá los estados del Sureste, con una inversión de 150 mil millones de pesos.

Según cálculos preliminares de la secretaría de Hacienda para la elaboración del presupuesto de egresos que deberá presentarse al Congreso de la Unión, los gastos de los programas anunciados para el año próximo ascenderán a 500 mil millones de pesos, si se considera que, según lo ha manifestado el equipo de López Obrador, los programas sociales actualmente en vigor, unos 150 en total, no se detendrán aunque se aplicarán con un nuevo enfoque.

Como ocurre en toda administración, se registra una diferencia presupuestal entre los recursos que se quiere destinar a los proyectos y programas de su política pública y la disposición de esos recursos, lo cual genera necesariamente soluciones que van desde el recorte de los programas hasta el endeudamiento para financiarlos. Anunciados los planes de inversión de la administración de López Obrador, surgen dudas respecto de la posibilidad real de financiarlos sin acudir a un mayor endeudamiento.

La nueva administración asegura que las economías en el gasto gubernamental, principalmente en salarios y prestaciones de los funcionarios públicos generarán los recursos necesarios para financiar las obras y los programas sociales que se pondrán en marcha. Agencias calificadoras y analistas financieros que con regularidad se mantienen atentos a la evolución de la economía han manifestado sus reservas sobre las posibilidades reales del rendimiento efectivo y a corto plazo de los programas de austeridad. Cargar el costo de esas cuantiosas inversiones al aparato gubernamental reduciéndolo a su mínima expresión, seguramente no alcanzará para solventar el gasto público. Por otra parte, la reducción de ingresos y prestaciones de una buena parte de los servidores públicos ocasionará una menor recaudación fiscal que incidirá y debe ser tenida en cuenta en la elaboración del presupuesto. Llegará el momento de escribir sus tres sobres.

Srio28@prodigy.net.mx


Llega el nuevo funcionario a su oficina y encuentra tres sobres numerados dejados por su antecesor. Abre el primero: échale la culpa al pasado. Pasado un tiempo, abre el segundo: reorganiza y emprende obras y programas con tu propio sello. La situación no mejora. Abre el tercero: escribe tus tres sobres. La aversión a lo hecho, lo bueno y lo malo, parece una obligación, a veces absurda, de todo político.

Son ambiciosos los proyectos que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se propone poner en marcha. Desde la transición, los equipos financieros de los gobiernos entrante y saliente analizan la procedencia de los cuantiosos recursos que deberán quedar establecidos en el presupuesto de egresos de la Federación elaborado por ambas partes y que, según trasciende, presenta no pocas dificultades para completar las partidas requeridas para su ejecución.

La administración de López Obrador anuncia una inversión de más de 150 mil millones de pesos para el programa de incremento a la producción de petróleo crudo, que en parte deben obtenerse de las licitaciones de nuevos yacimientos y la rehabilitación de los existentes. El plan contempla también una inversión de 55 mil millones de pesos para la construcción de una refinería en el puerto de Dos Bocas. Con ello, se propone un incremento en la producción de petróleo crudo y de gasolinas. Revisar lo hecho y recomenzar. Al mismo tiempo, el gobierno de López Obrador iniciará la construcción del ferrocarril que unirá los estados del Sureste, con una inversión de 150 mil millones de pesos.

Según cálculos preliminares de la secretaría de Hacienda para la elaboración del presupuesto de egresos que deberá presentarse al Congreso de la Unión, los gastos de los programas anunciados para el año próximo ascenderán a 500 mil millones de pesos, si se considera que, según lo ha manifestado el equipo de López Obrador, los programas sociales actualmente en vigor, unos 150 en total, no se detendrán aunque se aplicarán con un nuevo enfoque.

Como ocurre en toda administración, se registra una diferencia presupuestal entre los recursos que se quiere destinar a los proyectos y programas de su política pública y la disposición de esos recursos, lo cual genera necesariamente soluciones que van desde el recorte de los programas hasta el endeudamiento para financiarlos. Anunciados los planes de inversión de la administración de López Obrador, surgen dudas respecto de la posibilidad real de financiarlos sin acudir a un mayor endeudamiento.

La nueva administración asegura que las economías en el gasto gubernamental, principalmente en salarios y prestaciones de los funcionarios públicos generarán los recursos necesarios para financiar las obras y los programas sociales que se pondrán en marcha. Agencias calificadoras y analistas financieros que con regularidad se mantienen atentos a la evolución de la economía han manifestado sus reservas sobre las posibilidades reales del rendimiento efectivo y a corto plazo de los programas de austeridad. Cargar el costo de esas cuantiosas inversiones al aparato gubernamental reduciéndolo a su mínima expresión, seguramente no alcanzará para solventar el gasto público. Por otra parte, la reducción de ingresos y prestaciones de una buena parte de los servidores públicos ocasionará una menor recaudación fiscal que incidirá y debe ser tenida en cuenta en la elaboración del presupuesto. Llegará el momento de escribir sus tres sobres.

Srio28@prodigy.net.mx