A 105 años del natalicio del Premio Nobel de Literatura mexicano,
Octavio Paz.
La Secretaría de Gobernación al mando de la Ministra Olga Sánchez Cordero se ha consolidado como la responsable en la interlocución de la política nacional. La presencia de gobernadores, líderes políticos y sociales, legisladores, presidentes municipales y empresarios es una cotidianeidad en el Palacio de Covián, en cuyos alrededores ha sido bien recibido el retiro de vallas metálicas y retenes.
Una de las áreas más sensibles de esta Secretaría por los temas de su competencia es la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración al mando de Alejandro Encinas Rodríguez, en cuyas manos se encuentran asuntos tan relevantes como los 43 alumnos desaparecidos de Ayotzinapa, prevención y atención de mujeres víctimas de violencia, localización de miles de personas reportadas como desaparecidas, protección de defensores de derechos humanos y periodistas, migración y protección civil, ni más ni menos.
Se trata de los puntos que han marcado durante los recientes años un nuevo paradigma en el ejercicio del gobierno en nuestro país y de cuyo tratamiento depende en gran medida responder a las expectativas generadas entre la población.
Por ello, la designación de un líder social en esa área no es menor, pues Alejandro Encinas Rodríguez cuenta con las cartas credenciales que lo acreditan no sólo como un servidor público eficiente, sino también como un hombre de izquierda progresista.
Su ideología y lucha social lo han llevado a estar hombro con hombro con Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas y ahora Andrés Manuel López Obrador, así como a militar en los partidos Comunista Mexicano, Socialista Unificado de México, Mexicano Socialista y de la Revolución Democrática. Siendo diputado suplente del líder ferrocarrilero, Demetrio Vallejo, en la LIII Legislatura de la Cámara de Diputados y teniendo 31 años asumió el cargo tras la muerte de Vallejo, siendo el responsable de presentar, cabildear y lograr la aprobación unánime, que en aquellos tiempos era aún más difícil, de la primera ley de ordenamiento urbano.
Siendo diputado federal por segunda ocasión para la LV Legislatura, entabló una buena relación con el entonces también diputado Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien me consta lo tenía en alta estima.
Varias veces legislador, jefe de gobierno de la Ciudad de México, titular de diversas secretarías y candidato de mayoría, Alejandro Encinas conoce el trabajo de tierra y a pesar de tener muchos años en oficinas y piso asfaltado, no ha perdido el ritmo ni el ánimo de seguir recorriendo los caminos de México.
Por el bien de México, es necesario que a Encinas le vaya bien, que logre resolver temas que a muchos años de distancia siguen inciertas sus causas y en esa medida, recobrar la credibilidad de la sociedad hacia el gobierno federal y los mecanismos institucionales para la atención de problemas y en algunas ocasiones de abusos y arbitrariedades.
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