/ sábado 21 de mayo de 2022

La revolución castrista abre la puerta a EUA

En las pasadas semanas se sentó un precedente en las relaciones internacionales: los Estados Unidos decidieron levantar el muro virtual, conocido como embargo comercial, económico y financiero, que mantenían desde octubre de 1960 –casi 65 años- contra la depauperada isla de Cuba. Desde aquel año el gigante norteamericano se sintió afectado en sus intereses cuando el gobierno revolucionario cubano expropió propiedades de ciudadanos y compañías estadounidenses.

El presidente Dwight D. Eisenhower impuso el embargo y rompió las relaciones diplomáticas el 3 de enero de 1961. La Unión Soviética intervino y ofreció a Cuba precios preferentes para las exportaciones cubanas, especialmente para el azúcar, y vendió a Cuba petróleo a precios preferentes. En abril de 1961, el presidente John F. Kennedy aprobó una invasión militar a la isla a través de Playa Girón, pero fueron derrotados en 72 horas por el ejército y las milicias de Cuba. A partir de ese momento Cuba decretó su revolución como socialista.

El líder revolucionario Fidel Castro vio pasar, durante décadas, el desempeño de once presidentes norteamericanos. Se dice fácil, sobre todo cuando tiene tras de sí a todo un pueblo hambriento y con ansias de mejores condiciones de vida; y lo que es inconcebible: el juez sancionador se encuentra solo a 100 kilómetros de distancia. No ha sido sino hasta el tramo final del mandato del presidente Barack Obama que una luz se cuela por una rendija de la gran puerta virtual que se ha mantenido cerrada, entre otros, por miles y miles de cubanos exiliados y sus tozudos descendientes.

Un capítulo grande de la historia del mundo está dedicado a consignar la presencia de Fidel Castro Ruz. Su presencia como guerrillero insobornable contra la tiranía batistiana, como líder patriota defensor de su pueblo ante las agresiones internacionales, y como gobernante revolucionario que, con el indudable apoyo popular, ha podido transformar el rostro de Cuba, isla que por su situación geográfica de interés estratégico, siempre ha sido eje y espolón del devenir del nuevo mundo, botín filibustero, guarida natural de aventureros y rebeldes, nido de leyendas románticas y de hazañas inverosímiles.

Fue enorme la gesta de Fidel Castro quien, junto a Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos y un puñado de jóvenes de barba crecida y espíritu limpio, bajó de la Sierra Maestra para hacer posible el gran viraje histórico en esta parte del planeta. Fidel Castro inauguró un nuevo lenguaje en las relaciones internacionales. Su palabra comprometida encendió la hoguera americana. Los conceptos de soberanía nacional, de patria libre, de independencia, cobraron inusitado vigor y fue otro --desde entonces-- el destino de América Latina.

Hombre combativo, Fidel Castro ha resistido todos los embates: de los impacientes que no han querido saber de sacrificios pero tampoco de dignidad y menos de esfuerzo sostenido; y de quienes, por defender sus intereses monetarios no han tenido escrúpulos para destituir leyes, países, pueblos enteros.

El aislamiento sufrido por la isla no ha sido impedimento para que, junto a su inmensa depauperización, se levante como un pueblo con un altísimo índice educacional, con los últimos y mejores avances en la medicina y con su crecimiento deportivo que la colocan en el primer lugar de la región. Ha sido una lucha histórica la de Cuba. Hazaña inmensa la de forjar su identidad con valores humanos rescatados del abismo. Todo con un solo hilo conductor: Fidel Castro.

En la historia de la humanidad siempre ha sido así. Los hombres y mujeres que han sido fieles a su destino devienen en víctimas de la maledicencia, la acusación gratuita y la intriga mezquina. ¿Cuántos de ellos vivieron el descrédito y la humillación pública? ¿Cuántos más perdieron la vida por no abjurar de sus ideas y de su dignidad?

Recuerdo, de hace muchos años, aquella poesía de Pablo Neruda en la que hacía reverdecer la selva caribeña con la montaña y el fusil: “Fidel, Fidel, los pueblos te agradecen palabras en acción y hechos que cantan”.

También nuestro grande poeta Jaime Sabines –limpio y generoso—como los bardos españoles Miguel Hernández y Federico García Lorca, dedicó al comandante Castro un poema que se titula: ¿A quién se le ocurre nacer héroe en tiempo de mercaderes, Fidel? Y sigue diciendo: El último caudillo de América/se va a morir de soledad o será aplastado por su pueblo/que ya no aguanta la barriga vacía./A este pronóstico deportivo/apuestan hoy las democracias y tú oyes crujir el techo/de la casa que levantaste y sientes que tus sueños se desmoronan/que caen sobre ti, a pedazos, la maldita esperanza, el amor al hombre./Quisiera decirte que te salves/pero no te salves Fidel./Eres la dignidad/y algún día la dignidad será sacada como un brillante/del corazón profundo de la tierra.

Finalmente -lo sabemos- Fidel Castro, quien falleció en noviembre de 2016, está más allá de cualquier opinión malsana, porque será la historia -la que todavía no se escribe- la que deberá juzgar su aportación social y su estatura moral.

Fundador de Notimex

Premio Nacional de Periodismo

pacofonn@gmail.com


En las pasadas semanas se sentó un precedente en las relaciones internacionales: los Estados Unidos decidieron levantar el muro virtual, conocido como embargo comercial, económico y financiero, que mantenían desde octubre de 1960 –casi 65 años- contra la depauperada isla de Cuba. Desde aquel año el gigante norteamericano se sintió afectado en sus intereses cuando el gobierno revolucionario cubano expropió propiedades de ciudadanos y compañías estadounidenses.

El presidente Dwight D. Eisenhower impuso el embargo y rompió las relaciones diplomáticas el 3 de enero de 1961. La Unión Soviética intervino y ofreció a Cuba precios preferentes para las exportaciones cubanas, especialmente para el azúcar, y vendió a Cuba petróleo a precios preferentes. En abril de 1961, el presidente John F. Kennedy aprobó una invasión militar a la isla a través de Playa Girón, pero fueron derrotados en 72 horas por el ejército y las milicias de Cuba. A partir de ese momento Cuba decretó su revolución como socialista.

El líder revolucionario Fidel Castro vio pasar, durante décadas, el desempeño de once presidentes norteamericanos. Se dice fácil, sobre todo cuando tiene tras de sí a todo un pueblo hambriento y con ansias de mejores condiciones de vida; y lo que es inconcebible: el juez sancionador se encuentra solo a 100 kilómetros de distancia. No ha sido sino hasta el tramo final del mandato del presidente Barack Obama que una luz se cuela por una rendija de la gran puerta virtual que se ha mantenido cerrada, entre otros, por miles y miles de cubanos exiliados y sus tozudos descendientes.

Un capítulo grande de la historia del mundo está dedicado a consignar la presencia de Fidel Castro Ruz. Su presencia como guerrillero insobornable contra la tiranía batistiana, como líder patriota defensor de su pueblo ante las agresiones internacionales, y como gobernante revolucionario que, con el indudable apoyo popular, ha podido transformar el rostro de Cuba, isla que por su situación geográfica de interés estratégico, siempre ha sido eje y espolón del devenir del nuevo mundo, botín filibustero, guarida natural de aventureros y rebeldes, nido de leyendas románticas y de hazañas inverosímiles.

Fue enorme la gesta de Fidel Castro quien, junto a Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos y un puñado de jóvenes de barba crecida y espíritu limpio, bajó de la Sierra Maestra para hacer posible el gran viraje histórico en esta parte del planeta. Fidel Castro inauguró un nuevo lenguaje en las relaciones internacionales. Su palabra comprometida encendió la hoguera americana. Los conceptos de soberanía nacional, de patria libre, de independencia, cobraron inusitado vigor y fue otro --desde entonces-- el destino de América Latina.

Hombre combativo, Fidel Castro ha resistido todos los embates: de los impacientes que no han querido saber de sacrificios pero tampoco de dignidad y menos de esfuerzo sostenido; y de quienes, por defender sus intereses monetarios no han tenido escrúpulos para destituir leyes, países, pueblos enteros.

El aislamiento sufrido por la isla no ha sido impedimento para que, junto a su inmensa depauperización, se levante como un pueblo con un altísimo índice educacional, con los últimos y mejores avances en la medicina y con su crecimiento deportivo que la colocan en el primer lugar de la región. Ha sido una lucha histórica la de Cuba. Hazaña inmensa la de forjar su identidad con valores humanos rescatados del abismo. Todo con un solo hilo conductor: Fidel Castro.

En la historia de la humanidad siempre ha sido así. Los hombres y mujeres que han sido fieles a su destino devienen en víctimas de la maledicencia, la acusación gratuita y la intriga mezquina. ¿Cuántos de ellos vivieron el descrédito y la humillación pública? ¿Cuántos más perdieron la vida por no abjurar de sus ideas y de su dignidad?

Recuerdo, de hace muchos años, aquella poesía de Pablo Neruda en la que hacía reverdecer la selva caribeña con la montaña y el fusil: “Fidel, Fidel, los pueblos te agradecen palabras en acción y hechos que cantan”.

También nuestro grande poeta Jaime Sabines –limpio y generoso—como los bardos españoles Miguel Hernández y Federico García Lorca, dedicó al comandante Castro un poema que se titula: ¿A quién se le ocurre nacer héroe en tiempo de mercaderes, Fidel? Y sigue diciendo: El último caudillo de América/se va a morir de soledad o será aplastado por su pueblo/que ya no aguanta la barriga vacía./A este pronóstico deportivo/apuestan hoy las democracias y tú oyes crujir el techo/de la casa que levantaste y sientes que tus sueños se desmoronan/que caen sobre ti, a pedazos, la maldita esperanza, el amor al hombre./Quisiera decirte que te salves/pero no te salves Fidel./Eres la dignidad/y algún día la dignidad será sacada como un brillante/del corazón profundo de la tierra.

Finalmente -lo sabemos- Fidel Castro, quien falleció en noviembre de 2016, está más allá de cualquier opinión malsana, porque será la historia -la que todavía no se escribe- la que deberá juzgar su aportación social y su estatura moral.

Fundador de Notimex

Premio Nacional de Periodismo

pacofonn@gmail.com