/ viernes 6 de julio de 2018

La revolución de seda

La inmediatez de los hechos en muchas ocasiones no nos permite darle la dimensión a los cambios políticos y sociales, la elección del domingo podría significar el cambio en el poder más importante desde la Revolución Mexicana. El margen por el que gana el candidato de Morena, así como la mayoría en las Cámaras de Senadores y Diputados, Congresos Locales, gubernaturas, presidencias municipales, dan la masa crítica para emprender un gran cambio, lo que lleva implícito una gran responsabilidad.

En 1989 en Checoslovaquia, se dio un movimiento de cambio de régimen que se le llamó la Revolución de Terciopelo, el nombre viene de un cambio en el poder prácticamente sin violencia y fue el punto de partida para la democratización de los países de Europa del Este. En México podríamos decir que vivimos una Revolución de Seda ya que se logró un cambio en el poder, trascendente, pacífico e institucional.

La elección significa la continuidad de un régimen constitucional a través de una votación mayoritariamente pacífica, el reconocimiento por parte de los adversarios, por el Presidente de la República, todos generosos e institucionales y corteses, pocos, mezquinos e intrascendentes destilaron odio. Algo que no se dice a diario es que la clase política mexicana estuvo a la altura y mostró grandeza.

Quiero poner el acento en la belleza institucional que implica la gran participación, la gigantesca movilización ciudadana que hizo efectiva la operación de la elección. La belleza de una elección que ayuda a resolver los conflictos, no a profundizarlos.

Nos ha tocado un momento en el que hacemos historia, en el que confirmamos una vocación democrática, demostraremos que el sistema funciona y puede funcionar mejor. Debe ser una fiesta de los ciudadanos y de lo ciudadano. Con esta elección prestigiamos a nuestra nación como un Estado sólido y democrático e iniciamos una etapa de paz y prosperidad.

Se enfrentarán grandes retos para la democracia como la violencia, la corrupción, no podemos obviar asesinatos, amenazas, una avalancha de recursos, pero los desafíos hacen más grande el éxito de esta elección, al mostrar al mundo y a nosotros mismos, que somos capaces de ser una de las democracias más grandes del mundo.

Esta elección nos mostró que la maldad puede ser ineficaz, que quien metió dinero ilegal, perdió la elección y perdió el dinero.

Hay grandes logros, hay que reconocerlo, el Estado mexicano no fue diseñado para tener una vida democrática y ética, el país después de la Revolución se pacificó no a balazos, sino con elecciones arregladas y corrupción. El proceso ha sido largo y sinuoso. Tenemos la confianza de que hoy damos un gran salto adelante. La democracia es una obra en construcción.

Hoy al final del día celebremos la democracia, celebremos que la esperanza y la participación vencieron al miedo, que la paz sometió a la violencia. Celebremos a México.

Este cambio tocará también a todos los partidos, institutos que tendrán que entrar en un proceso de reflexión y reorganización, todos tendremos que aprender de las lecciones de la elección y emprender nuestra ruta.

Por todo lo anterior, es momento de iniciar un proceso de reconciliación nacional, de encontrar en el diálogo y los argumentos, que ser patriota es el punto de coincidencia y crecimiento.

XXX TWITTER: @LuisHFernandez

La inmediatez de los hechos en muchas ocasiones no nos permite darle la dimensión a los cambios políticos y sociales, la elección del domingo podría significar el cambio en el poder más importante desde la Revolución Mexicana. El margen por el que gana el candidato de Morena, así como la mayoría en las Cámaras de Senadores y Diputados, Congresos Locales, gubernaturas, presidencias municipales, dan la masa crítica para emprender un gran cambio, lo que lleva implícito una gran responsabilidad.

En 1989 en Checoslovaquia, se dio un movimiento de cambio de régimen que se le llamó la Revolución de Terciopelo, el nombre viene de un cambio en el poder prácticamente sin violencia y fue el punto de partida para la democratización de los países de Europa del Este. En México podríamos decir que vivimos una Revolución de Seda ya que se logró un cambio en el poder, trascendente, pacífico e institucional.

La elección significa la continuidad de un régimen constitucional a través de una votación mayoritariamente pacífica, el reconocimiento por parte de los adversarios, por el Presidente de la República, todos generosos e institucionales y corteses, pocos, mezquinos e intrascendentes destilaron odio. Algo que no se dice a diario es que la clase política mexicana estuvo a la altura y mostró grandeza.

Quiero poner el acento en la belleza institucional que implica la gran participación, la gigantesca movilización ciudadana que hizo efectiva la operación de la elección. La belleza de una elección que ayuda a resolver los conflictos, no a profundizarlos.

Nos ha tocado un momento en el que hacemos historia, en el que confirmamos una vocación democrática, demostraremos que el sistema funciona y puede funcionar mejor. Debe ser una fiesta de los ciudadanos y de lo ciudadano. Con esta elección prestigiamos a nuestra nación como un Estado sólido y democrático e iniciamos una etapa de paz y prosperidad.

Se enfrentarán grandes retos para la democracia como la violencia, la corrupción, no podemos obviar asesinatos, amenazas, una avalancha de recursos, pero los desafíos hacen más grande el éxito de esta elección, al mostrar al mundo y a nosotros mismos, que somos capaces de ser una de las democracias más grandes del mundo.

Esta elección nos mostró que la maldad puede ser ineficaz, que quien metió dinero ilegal, perdió la elección y perdió el dinero.

Hay grandes logros, hay que reconocerlo, el Estado mexicano no fue diseñado para tener una vida democrática y ética, el país después de la Revolución se pacificó no a balazos, sino con elecciones arregladas y corrupción. El proceso ha sido largo y sinuoso. Tenemos la confianza de que hoy damos un gran salto adelante. La democracia es una obra en construcción.

Hoy al final del día celebremos la democracia, celebremos que la esperanza y la participación vencieron al miedo, que la paz sometió a la violencia. Celebremos a México.

Este cambio tocará también a todos los partidos, institutos que tendrán que entrar en un proceso de reflexión y reorganización, todos tendremos que aprender de las lecciones de la elección y emprender nuestra ruta.

Por todo lo anterior, es momento de iniciar un proceso de reconciliación nacional, de encontrar en el diálogo y los argumentos, que ser patriota es el punto de coincidencia y crecimiento.

XXX TWITTER: @LuisHFernandez