/ viernes 13 de mayo de 2022

La romantización del Día de las Madres

El pasado martes celebramos el 10 de mayo, tal como lo hemos venido haciendo en México desde 1922, cuando se declaró como una festividad anual para rendir honores a la labor maternal; sin embargo, es momento de hacer una reflexión profunda. Más allá de ser una estrategia para incrementar la compraventa de regalos y alimentar el capitalismo rapaz, debe ser un día con una agenda política y compromiso social; como lo es el Día del trabajo u otras celebraciones.

La sociedad mexicana les debe mucho a las mamás, más allá de las flores, los chocolates y las comidas; no es regalar electrodomésticos o perfumes, sino reflexionar y valorar. Entender que las madres tienen una problemática muy específica, en especial quienes trabajan y son cabeza y sustento en el hogar. No debemos de romantizar el Día de las Madres pintándolo de rosa, cuando en muchas de ellas hay dolor; ser madre en México significa siempre sacrificio y un esfuerzo extraordinario, ya que este factor se asocia con mayores desafíos desde conseguir un empleo, ajustar horarios, el reto cotidiano de la crianza, enfrentar una sociedad machista y patriarcal, entre muchos otros.

No creo que sea pertinente celebrar la abnegación y el alto costo que pagan por el simple hecho de ser madres, sin una agenda de mejora; no creo que sea algo que nos dé prestigio como sociedad. Debemos darle contenido y volver al Día de las Madres un día de reflexión y de agenda social, tenemos que ser solidarios y empáticos con las madres solteras, con las que están sufriendo buscando a sus hijos desaparecidos; o con aquellas que tienen hijos con necesidades especiales; con las madres adolescentes que sufrieron algún tipo de abuso sexual; las madres adoptivas, tías y abuelas que adoptaron a menores al morir sus madres por la pandemia, o víctimas de feminicidio; en todos los casos debe haber una respuesta pertinente, sensible y oportuna del Estado Mexicano.

Todas las madres son nuestras primeras maestras; y también especialmente reconocemos a las profesoras que, en las escuelas, educan a nuestros hijos. Son muchos los rostros e historias de las madres en México; no frivolicemos el Día de las Madres, pensemos en cómo construir un marco jurídico y de derechos que equilibre y haga justicia de estas y muchas otras condiciones que van asociadas a la maternidad, para que ser madre no sea sinónimo de abnegación, sacrificio y muchas veces dolor. Nuestro reconocimiento por todos estos retos que día a día enfrentan las madres de nuestro país. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez


El pasado martes celebramos el 10 de mayo, tal como lo hemos venido haciendo en México desde 1922, cuando se declaró como una festividad anual para rendir honores a la labor maternal; sin embargo, es momento de hacer una reflexión profunda. Más allá de ser una estrategia para incrementar la compraventa de regalos y alimentar el capitalismo rapaz, debe ser un día con una agenda política y compromiso social; como lo es el Día del trabajo u otras celebraciones.

La sociedad mexicana les debe mucho a las mamás, más allá de las flores, los chocolates y las comidas; no es regalar electrodomésticos o perfumes, sino reflexionar y valorar. Entender que las madres tienen una problemática muy específica, en especial quienes trabajan y son cabeza y sustento en el hogar. No debemos de romantizar el Día de las Madres pintándolo de rosa, cuando en muchas de ellas hay dolor; ser madre en México significa siempre sacrificio y un esfuerzo extraordinario, ya que este factor se asocia con mayores desafíos desde conseguir un empleo, ajustar horarios, el reto cotidiano de la crianza, enfrentar una sociedad machista y patriarcal, entre muchos otros.

No creo que sea pertinente celebrar la abnegación y el alto costo que pagan por el simple hecho de ser madres, sin una agenda de mejora; no creo que sea algo que nos dé prestigio como sociedad. Debemos darle contenido y volver al Día de las Madres un día de reflexión y de agenda social, tenemos que ser solidarios y empáticos con las madres solteras, con las que están sufriendo buscando a sus hijos desaparecidos; o con aquellas que tienen hijos con necesidades especiales; con las madres adolescentes que sufrieron algún tipo de abuso sexual; las madres adoptivas, tías y abuelas que adoptaron a menores al morir sus madres por la pandemia, o víctimas de feminicidio; en todos los casos debe haber una respuesta pertinente, sensible y oportuna del Estado Mexicano.

Todas las madres son nuestras primeras maestras; y también especialmente reconocemos a las profesoras que, en las escuelas, educan a nuestros hijos. Son muchos los rostros e historias de las madres en México; no frivolicemos el Día de las Madres, pensemos en cómo construir un marco jurídico y de derechos que equilibre y haga justicia de estas y muchas otras condiciones que van asociadas a la maternidad, para que ser madre no sea sinónimo de abnegación, sacrificio y muchas veces dolor. Nuestro reconocimiento por todos estos retos que día a día enfrentan las madres de nuestro país. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez