/ domingo 9 de diciembre de 2018

La seguridad georregional de México

Las condiciones de pobreza, violencia y desempleo, entre otras variables, ha propiciado que Centroamérica, tenga los índices de violencia más altos de mundo, a excepción de países que se encuentra en medio de una guerra. Es decir, que los Estados que integran esa región, vienen acumulando una larga serie de problemas y que cuyas consecuencias, desde luego que afectan a México.

La presencia de dos Presidentes (Guatemala y Honduras) y de un Vicepresidente (El Salvador) en el cambio de Poderes del pasado 1 de ese mes, da una idea muy clara de la relevancia que tiene nuestro país en esa área. Más aún si tomamos en consideración las seis caravanas de migrantes, cuyo objetivo final es llegar a los Estados Unidos, ha exigido que los gobiernos actúen de una forma coordinada y precisa. De allí, que la convocatoria lanzada por el Presidente López Obrador respecto del impulso a la inversión y el desarrollo de esa parte del mundo, haya sido vista con interés y aceptación, incluso por la Casa Blanca.

Desde los cruces informales, hasta las relaciones familiares que hay entre México y los denominados países del Triángulo Norte, invita a procurar encontrar medidas, que no sólo se enfoquen a la crisis migratoria, sino que se traten de aplicar programas que en definitiva, incidan en la mejora de la calidad de vida de esas sociedades, incluyendo desde luego, a la nuestra. Incluso en discurso de Toma de Posesión, el nuevo Presidente mexicano aludió con toda precisión a las difíciles condiciones por las que pasa la región. De allí que un enfoque renovado, a partir de la nueva clase gobernante, es posible que se dé.

Las características geopolíticas, son una base importante para que los programas se puedan compartir. Esto es, desde el idioma, la cultura, el perfil de la población abierta, sin dejar de lado en enfoque socio antropológico que significa el compartir religiones. De esa manera y en ánimo del comienzo del sexenio en nuestro país, pueden plantearse ambiciosos programas de inversión, que incluso cuenten con el respaldo del gobierno de los Estados Unidos. Sin duda, que la migración forzada de los recientes meses, ha impulsado la discusión internacional, provocando que los organismos multilaterales también participen en la confección de medidas urgentes y de largo plazo.

Será muy interesante observar, si México y su gobierno, recuperan la proyección geopolítica de los intereses nacionales. Recordemos que durante años, la política exterior se convirtió sobre todo, en un recurso promotor de negocios e inversiones internacionales. Una articulada cauda diplomática, puede dar paso a un relanzamiento de nuestro país, como un factor propositivo y dinamizador, en al menos, los países que más problemas sociales observan en Centroamérica, en el entendido por supuesto, de coordinar esfuerzos y prioridades. Esperemos que en breve se perciba ese cambio, para comenzar por mantener una fluida comunicación entre los gobiernos de dicha zona.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


Las condiciones de pobreza, violencia y desempleo, entre otras variables, ha propiciado que Centroamérica, tenga los índices de violencia más altos de mundo, a excepción de países que se encuentra en medio de una guerra. Es decir, que los Estados que integran esa región, vienen acumulando una larga serie de problemas y que cuyas consecuencias, desde luego que afectan a México.

La presencia de dos Presidentes (Guatemala y Honduras) y de un Vicepresidente (El Salvador) en el cambio de Poderes del pasado 1 de ese mes, da una idea muy clara de la relevancia que tiene nuestro país en esa área. Más aún si tomamos en consideración las seis caravanas de migrantes, cuyo objetivo final es llegar a los Estados Unidos, ha exigido que los gobiernos actúen de una forma coordinada y precisa. De allí, que la convocatoria lanzada por el Presidente López Obrador respecto del impulso a la inversión y el desarrollo de esa parte del mundo, haya sido vista con interés y aceptación, incluso por la Casa Blanca.

Desde los cruces informales, hasta las relaciones familiares que hay entre México y los denominados países del Triángulo Norte, invita a procurar encontrar medidas, que no sólo se enfoquen a la crisis migratoria, sino que se traten de aplicar programas que en definitiva, incidan en la mejora de la calidad de vida de esas sociedades, incluyendo desde luego, a la nuestra. Incluso en discurso de Toma de Posesión, el nuevo Presidente mexicano aludió con toda precisión a las difíciles condiciones por las que pasa la región. De allí que un enfoque renovado, a partir de la nueva clase gobernante, es posible que se dé.

Las características geopolíticas, son una base importante para que los programas se puedan compartir. Esto es, desde el idioma, la cultura, el perfil de la población abierta, sin dejar de lado en enfoque socio antropológico que significa el compartir religiones. De esa manera y en ánimo del comienzo del sexenio en nuestro país, pueden plantearse ambiciosos programas de inversión, que incluso cuenten con el respaldo del gobierno de los Estados Unidos. Sin duda, que la migración forzada de los recientes meses, ha impulsado la discusión internacional, provocando que los organismos multilaterales también participen en la confección de medidas urgentes y de largo plazo.

Será muy interesante observar, si México y su gobierno, recuperan la proyección geopolítica de los intereses nacionales. Recordemos que durante años, la política exterior se convirtió sobre todo, en un recurso promotor de negocios e inversiones internacionales. Una articulada cauda diplomática, puede dar paso a un relanzamiento de nuestro país, como un factor propositivo y dinamizador, en al menos, los países que más problemas sociales observan en Centroamérica, en el entendido por supuesto, de coordinar esfuerzos y prioridades. Esperemos que en breve se perciba ese cambio, para comenzar por mantener una fluida comunicación entre los gobiernos de dicha zona.


javierolivaposada@gmail.com

@JOPso