/ miércoles 5 de septiembre de 2018

La sobre politización del TLCAN

Desde que Carlos Salinas de Gortari visualizó la posibilidad de firmar un tratado de libre comercio con la potencia económica de Estados Unidos (EU) en los 90´s, sus intereses fueron políticos y personales. Una vez negociado, le urgía que entrara en vigor a más tardar durante el último año de su sexenio porque eso le iba a ayudar a posicionarse mejor en la comunidad internacional para que lo apoyaran en su pre candidatura para dirigir el nuevo organismo comercial denominado Organización Mundial del Comercio (OMC) que entró en funciones el 1° de enero de 1995. Le quedaban perfectos los tiempos ya que concluía el sexenio y -en sus sueños guajiros- se iría a Ginebra.

Se ilusionó al pensar que lograría el apoyo de EU, de América Latina, luego de Asia y finalmente de África. Pero no fue así. Su principal oponente, Renato Ruggiero, contaba con el respaldo europeo y de 116 países consultados, 57 lo apoyaron. Ni teniendo a un mexicano (como posible aliado) como director general adjunto de la OMC en ese entonces, fue suficiente ya que dicho personaje no hizo absolutamente nada para ayudarlo a conseguir el respaldo de los países. ¿La razón? Se trataba nada más y nada menos que de Jesús Seade. Sí, el actual representante del presidente electo dentro de la recta final de la renegociación del TLCAN.

Más de 20 años después, la historia se repite. El TLCAN fue usado como herramienta por parte del presidente estadounidense desde que era pre candidato. Siendo el candidato oficial, no se cansó de humillar y usar adjetivos descalificativos contra los mexicanos, sino que además dijo que este acuerdo era el peor de la historia para EU. A México y a Canadá no les quedó de otra más que aceptar la modernización para lo cual, los tres ejecutivos solicitaron autorización a sus congresos respectivos para actualizar el acuerdo trilateral.

Mientras arrancaba la primera ronda, el PRI entraría en su etapa de pre selección de candidato para la elección presidencial. Así que no tardamos en ver a varios secretarios de estado dando opiniones (por cierto, bastante ridículas e ignorantes) sobre el TLCAN. Secretarios que nada tenían que ver, aprovecharon cualquier oportunidad ante la prensa, para salir en los reflectores y ver si diciendo (incoherencias) sobre la renegociación, el Ejecutivo los consideraba al momento de dar el “dedazo” para elegir al próximo candidato. Y quien quedó como candidato, no dudó ni un instante en dar declaraciones en torno al TLCAN para ganar protagonismo.

Por lo que, de manera paralela a las rondas de renegociación, tuvimos declaraciones de todos los candidatos de todos los partidos políticos acerca de la renegociación. Por más que varios analistas y académicos pedimos que no “politizara” más aún el tema, los entonces candidatos, aprovecharon para subirse al barco del tema de moda, para salir más en la prensa. Y como lo he dicho y lo sostengo, el único que sí tuvo excelentes asesores en la materia fue el candidato del PAN.

Después de casi un año de estires, aflojes, amenazas y mensajes por redes sociales, llegó la recta final de la parte correspondiente a los temas álgidos entre EU y México. ¿Qué pasó? Que nuevamente la política ensombreció al TLCAN. Metieron el acelerador para ver si supuestamente se lograba un acuerdo para antes de las elecciones, obvio, esto no sucedió. Después de un breve descanso, se dio una sesión de cinco semanas intensas para cerrar los últimos capítulos y lejos de dar una pausa para dar espacio a que Canadá hiciera lo mismo, nos cae la sorpresa de que el Canciller y el Secretario de Economía -marionetas del presidente- se movieron de inmediato para convocar a rueda de prensa y solicitar estar en la Casa Blanca para la llamada que tendrían ambos presidentes.

Hoy estamos ante los ojos de la prensa canadiense como traidores porque lejos de seguir siendo un frente común con Canadá, los dejamos solos ya que como dijo el egocéntrico Canciller: México va con o sin Canadá. Terrible ignorancia. Pues el presidente de EU pidió permiso a su congreso para modernización el TLCAN, no para la negociación de un nuevo acuerdo bilateral con México.

Los tiempos apremian a nuestro presidente y al de EU. ¿Por qué? Porque el TLCAN es la bandera política para Trump para sus elecciones intermedias y lograr tener mayoría en su congreso para que le autoricen sus locuras, como el muro. En México, porque los protagonismos en cuanto a legados se refieren, son muy fuertes. Peña Nieto quiere firmar, salir en la foto y sólo tiene hasta el 30 de noviembre para hacerlo.

Canadá no tiene prisa, pero sí tiene también sus intereses políticos. Ya que el primer ministro quiere reelegirse o bien, participar dentro de las elecciones parlamentarias a celebrarse en octubre del 2019.

Coordinadora

Licenciatura en Administración de Negocios Internacionales

Departamento de Estudios Empresariales

Universidad Iberoamericana


Experta en asuntos internacionales

aribel.contreras@ibero.mx

@Aribel007


Desde que Carlos Salinas de Gortari visualizó la posibilidad de firmar un tratado de libre comercio con la potencia económica de Estados Unidos (EU) en los 90´s, sus intereses fueron políticos y personales. Una vez negociado, le urgía que entrara en vigor a más tardar durante el último año de su sexenio porque eso le iba a ayudar a posicionarse mejor en la comunidad internacional para que lo apoyaran en su pre candidatura para dirigir el nuevo organismo comercial denominado Organización Mundial del Comercio (OMC) que entró en funciones el 1° de enero de 1995. Le quedaban perfectos los tiempos ya que concluía el sexenio y -en sus sueños guajiros- se iría a Ginebra.

Se ilusionó al pensar que lograría el apoyo de EU, de América Latina, luego de Asia y finalmente de África. Pero no fue así. Su principal oponente, Renato Ruggiero, contaba con el respaldo europeo y de 116 países consultados, 57 lo apoyaron. Ni teniendo a un mexicano (como posible aliado) como director general adjunto de la OMC en ese entonces, fue suficiente ya que dicho personaje no hizo absolutamente nada para ayudarlo a conseguir el respaldo de los países. ¿La razón? Se trataba nada más y nada menos que de Jesús Seade. Sí, el actual representante del presidente electo dentro de la recta final de la renegociación del TLCAN.

Más de 20 años después, la historia se repite. El TLCAN fue usado como herramienta por parte del presidente estadounidense desde que era pre candidato. Siendo el candidato oficial, no se cansó de humillar y usar adjetivos descalificativos contra los mexicanos, sino que además dijo que este acuerdo era el peor de la historia para EU. A México y a Canadá no les quedó de otra más que aceptar la modernización para lo cual, los tres ejecutivos solicitaron autorización a sus congresos respectivos para actualizar el acuerdo trilateral.

Mientras arrancaba la primera ronda, el PRI entraría en su etapa de pre selección de candidato para la elección presidencial. Así que no tardamos en ver a varios secretarios de estado dando opiniones (por cierto, bastante ridículas e ignorantes) sobre el TLCAN. Secretarios que nada tenían que ver, aprovecharon cualquier oportunidad ante la prensa, para salir en los reflectores y ver si diciendo (incoherencias) sobre la renegociación, el Ejecutivo los consideraba al momento de dar el “dedazo” para elegir al próximo candidato. Y quien quedó como candidato, no dudó ni un instante en dar declaraciones en torno al TLCAN para ganar protagonismo.

Por lo que, de manera paralela a las rondas de renegociación, tuvimos declaraciones de todos los candidatos de todos los partidos políticos acerca de la renegociación. Por más que varios analistas y académicos pedimos que no “politizara” más aún el tema, los entonces candidatos, aprovecharon para subirse al barco del tema de moda, para salir más en la prensa. Y como lo he dicho y lo sostengo, el único que sí tuvo excelentes asesores en la materia fue el candidato del PAN.

Después de casi un año de estires, aflojes, amenazas y mensajes por redes sociales, llegó la recta final de la parte correspondiente a los temas álgidos entre EU y México. ¿Qué pasó? Que nuevamente la política ensombreció al TLCAN. Metieron el acelerador para ver si supuestamente se lograba un acuerdo para antes de las elecciones, obvio, esto no sucedió. Después de un breve descanso, se dio una sesión de cinco semanas intensas para cerrar los últimos capítulos y lejos de dar una pausa para dar espacio a que Canadá hiciera lo mismo, nos cae la sorpresa de que el Canciller y el Secretario de Economía -marionetas del presidente- se movieron de inmediato para convocar a rueda de prensa y solicitar estar en la Casa Blanca para la llamada que tendrían ambos presidentes.

Hoy estamos ante los ojos de la prensa canadiense como traidores porque lejos de seguir siendo un frente común con Canadá, los dejamos solos ya que como dijo el egocéntrico Canciller: México va con o sin Canadá. Terrible ignorancia. Pues el presidente de EU pidió permiso a su congreso para modernización el TLCAN, no para la negociación de un nuevo acuerdo bilateral con México.

Los tiempos apremian a nuestro presidente y al de EU. ¿Por qué? Porque el TLCAN es la bandera política para Trump para sus elecciones intermedias y lograr tener mayoría en su congreso para que le autoricen sus locuras, como el muro. En México, porque los protagonismos en cuanto a legados se refieren, son muy fuertes. Peña Nieto quiere firmar, salir en la foto y sólo tiene hasta el 30 de noviembre para hacerlo.

Canadá no tiene prisa, pero sí tiene también sus intereses políticos. Ya que el primer ministro quiere reelegirse o bien, participar dentro de las elecciones parlamentarias a celebrarse en octubre del 2019.

Coordinadora

Licenciatura en Administración de Negocios Internacionales

Departamento de Estudios Empresariales

Universidad Iberoamericana


Experta en asuntos internacionales

aribel.contreras@ibero.mx

@Aribel007