/ lunes 25 de diciembre de 2017

La sociedad civil organizada (I)

En mi anterior colaboración indicaba que las organizaciones de la sociedad civil cumplen un papel cada vez más importante en la política del país, ocupando espacios en la función pública e influyendo notablemente en las determinaciones de los órganos de gobierno. Prácticamente toda la literatura moderna respecto de la sociedad civil, caracteriza este concepto como como un conjunto de personas no solo distinto del Estado, sino confrontado con él. En términos generales es una noción que parte de la distinción entre gobernantes y gobernados. Estos constituyen la “sociedad civil” que resiente la acción opresiva del gobierno, el cual impone limitaciones a la libertad de los individuos y estos deben resistirla.

En realidad, la distinción entre gobernantes y gobernados no tendría que ser necesariamente una relación de enfrentamiento en todos los casos, porque los miembros de la sociedad realizan una gran cantidad de actividades que si bien están reguladas por el Estado, implican diversas tareas productivas que se desarrollan en el campo de la economía y otras de diferente naturaleza que, en rigor, se desenvuelven de una manera que podríamos denominar paralela al ámbito de la autoridad. En ese espacio de conductas sociales caben todas aquellas que tienen que ver con el entretenimiento o actividades como el deporte e incluso las de carácter filantrópico que buscan ayudar a los semejantes sin que ello implique ni un desplazamiento, ni un enfrentamiento con los gobernantes.

En algunos estudios sobre la sociedad civil se suele distinguir a la llamada sociedad política, integrada por la estructura gubernamental; el ámbito de la actividad económica, y la sociedad civil propiamente dicha a la que se agrega frecuentemente el calificativo de organizada.

Es esta sociedad civil organizada la que se caracteriza específicamente por su acción generalmente contestataria o por lo menos vigilante y evaluadora de la actividad gubernamental, de modo particularmente crítico.

 En términos estrictos su actividad es verdaderamente política aunque en el discurso suele negarse esta dimensión de sus tareas; pero dado que ellas inciden claramente en la relación con el gobierno al que sistemáticamente someten a un escrutinio y además buscan influir en la elaboración de legislación y en el diseño de las políticas públicas; evidentemente, aunque no constituyan partidos políticos, sí se desenvuelven en la arena política y realizan funciones similares a estos en cuanto expresan posicionamientos ideológicos, presentan planes de acción, proponen medidas gubernativas y critican a las instituciones y a sus dirigentes. En realidad, la distinción con los partidos políticos se da básicamente en el terreno de la presentación de candidatos a puestos de elección popular, la cual es definitoria de la misión que corresponde a los referidos partidos; pero hasta en ese rubro han logrado avances aunque no a través de métodos electorales,  como veremos más adelante.

Al efectuar un análisis de las organizaciones que se presentan públicamente como representantes de la sociedad civil se detecta con claridad que se proponen objetivos directamente vinculados con la actividad política. Éstos pueden clasificarse en cinco grandes rubros a los que aludiré la próxima semana en estas páginas.

 

eduardoandrade1948@gmail.com

En mi anterior colaboración indicaba que las organizaciones de la sociedad civil cumplen un papel cada vez más importante en la política del país, ocupando espacios en la función pública e influyendo notablemente en las determinaciones de los órganos de gobierno. Prácticamente toda la literatura moderna respecto de la sociedad civil, caracteriza este concepto como como un conjunto de personas no solo distinto del Estado, sino confrontado con él. En términos generales es una noción que parte de la distinción entre gobernantes y gobernados. Estos constituyen la “sociedad civil” que resiente la acción opresiva del gobierno, el cual impone limitaciones a la libertad de los individuos y estos deben resistirla.

En realidad, la distinción entre gobernantes y gobernados no tendría que ser necesariamente una relación de enfrentamiento en todos los casos, porque los miembros de la sociedad realizan una gran cantidad de actividades que si bien están reguladas por el Estado, implican diversas tareas productivas que se desarrollan en el campo de la economía y otras de diferente naturaleza que, en rigor, se desenvuelven de una manera que podríamos denominar paralela al ámbito de la autoridad. En ese espacio de conductas sociales caben todas aquellas que tienen que ver con el entretenimiento o actividades como el deporte e incluso las de carácter filantrópico que buscan ayudar a los semejantes sin que ello implique ni un desplazamiento, ni un enfrentamiento con los gobernantes.

En algunos estudios sobre la sociedad civil se suele distinguir a la llamada sociedad política, integrada por la estructura gubernamental; el ámbito de la actividad económica, y la sociedad civil propiamente dicha a la que se agrega frecuentemente el calificativo de organizada.

Es esta sociedad civil organizada la que se caracteriza específicamente por su acción generalmente contestataria o por lo menos vigilante y evaluadora de la actividad gubernamental, de modo particularmente crítico.

 En términos estrictos su actividad es verdaderamente política aunque en el discurso suele negarse esta dimensión de sus tareas; pero dado que ellas inciden claramente en la relación con el gobierno al que sistemáticamente someten a un escrutinio y además buscan influir en la elaboración de legislación y en el diseño de las políticas públicas; evidentemente, aunque no constituyan partidos políticos, sí se desenvuelven en la arena política y realizan funciones similares a estos en cuanto expresan posicionamientos ideológicos, presentan planes de acción, proponen medidas gubernativas y critican a las instituciones y a sus dirigentes. En realidad, la distinción con los partidos políticos se da básicamente en el terreno de la presentación de candidatos a puestos de elección popular, la cual es definitoria de la misión que corresponde a los referidos partidos; pero hasta en ese rubro han logrado avances aunque no a través de métodos electorales,  como veremos más adelante.

Al efectuar un análisis de las organizaciones que se presentan públicamente como representantes de la sociedad civil se detecta con claridad que se proponen objetivos directamente vinculados con la actividad política. Éstos pueden clasificarse en cinco grandes rubros a los que aludiré la próxima semana en estas páginas.

 

eduardoandrade1948@gmail.com