/ martes 3 de julio de 2018

La Suprema Corte y AMLO

La voluntad de millones de mexicanos se ha expresado de manera clara y Andrés Manuel López Obrador es el siguiente presidente de México y, además, el partido político que él dirige será la primera fuerza en el Congreso de la Unión. No obstante, el Poder Judicial Federal es tan importante como el Ejecutivo o el Legislativo, de allí la necesidad de vigilar y cuidar a todos los poderes de la unión. En los Estados Unidos de América el debate por la designación de todo tipo de jueces siempre es motivo de intensa discusión pública y académica. En México debemos de ir pensando que, además de todas las responsabilidades que carga el titular del ejecutivo federal, también lleva la responsabilidad de colaborar para conformar la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La visión de un o una ministra puede incidir en temas de aborto, impuestos, libertad de expresión o matrimonios del mismo sexo. La Suprema Corte de Justicia de la Nación se ve muy lejos para todos los mexicanos, pero se acerca cuando decide sobre el tema de las foto-multas, o bien, cuando se pronuncie sobre el tema de Ayotzinapa.

El nombramiento de un ministro o ministra de la Suprema Corte funciona de la siguiente manera: el presidente de la República manda una terna de tres personas al Senado y éste, después de analizar y escuchar a los nominados, decide nombrar uno o rechaza la terna. En caso de que no se aprueben dos ternas, el presidente puede nombrarlo por sí. Al ahora titular del ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, le tomó un tiempo entender la importancia de la Suprema Corte y lo delicado sobre el cómo se debían conformar las ternas. El siguiente presidente de México debe aprender de lo anterior, máxime que en la formación de su equipo de trabajo se encuentra la ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación hace democracia sustantiva para los mexicanos, es decir, interpreta los alcances de los derechos humanos y de cómo se construye el Estado mexicano y lo aplica caso por caso, siempre conforme a la voluntad de toda la nación, me explico: la Constitución General refleja los valores y principios de todos los mexicanos y mexicanas y la Suprema Corte interpreta la Constitución General, por ello, la Corte decidirá los límites de la Ley de Seguridad Interior o la razonabilidad del impuesto denominado predial u otros servicios del Estado. El titular del ejecutivo dura 6 años en su encargo, los ministros 15. El presidente se va y los ministros se quedan.

El Ministro José Ramón Cossío ha sido una de las mentes más brillantes que ha visto nuestra Suprema Corte y su remplazo estará en manos de Andrés Manuel López Obrador, ojalá se logré una propuesta a la altura en el Senado y, sobre todo, en la designación. Lo mismo sucede con la Ministra Margarita Luna Ramos quien posee una técnica y un estudio preciso de todos los casos -o- con el Ministro Fernando Franco González Salas quien se distingue por la claridad, prudencia y congruencia de un verdadero juez constitucional. No será nada sencillo la sustitución de estos tres grandes juristas. Hoy le podemos pedir al nuevo presidente de México que lleve en mente la importancia de estas designaciones. La construcción de un país está acompañada del Poder Judicial y del respeto del mismo. Algunas ternas en el Senado, del actual presidente, no fueron bien recibidas por la sociedad, académicos y en los medios de comunicación. Ojalá ese error se aprenda y no se repita en la nueva administración, que estamos a meses de que comience el procedimiento de sustitución.

Dr. En Derecho

La voluntad de millones de mexicanos se ha expresado de manera clara y Andrés Manuel López Obrador es el siguiente presidente de México y, además, el partido político que él dirige será la primera fuerza en el Congreso de la Unión. No obstante, el Poder Judicial Federal es tan importante como el Ejecutivo o el Legislativo, de allí la necesidad de vigilar y cuidar a todos los poderes de la unión. En los Estados Unidos de América el debate por la designación de todo tipo de jueces siempre es motivo de intensa discusión pública y académica. En México debemos de ir pensando que, además de todas las responsabilidades que carga el titular del ejecutivo federal, también lleva la responsabilidad de colaborar para conformar la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La visión de un o una ministra puede incidir en temas de aborto, impuestos, libertad de expresión o matrimonios del mismo sexo. La Suprema Corte de Justicia de la Nación se ve muy lejos para todos los mexicanos, pero se acerca cuando decide sobre el tema de las foto-multas, o bien, cuando se pronuncie sobre el tema de Ayotzinapa.

El nombramiento de un ministro o ministra de la Suprema Corte funciona de la siguiente manera: el presidente de la República manda una terna de tres personas al Senado y éste, después de analizar y escuchar a los nominados, decide nombrar uno o rechaza la terna. En caso de que no se aprueben dos ternas, el presidente puede nombrarlo por sí. Al ahora titular del ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, le tomó un tiempo entender la importancia de la Suprema Corte y lo delicado sobre el cómo se debían conformar las ternas. El siguiente presidente de México debe aprender de lo anterior, máxime que en la formación de su equipo de trabajo se encuentra la ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación hace democracia sustantiva para los mexicanos, es decir, interpreta los alcances de los derechos humanos y de cómo se construye el Estado mexicano y lo aplica caso por caso, siempre conforme a la voluntad de toda la nación, me explico: la Constitución General refleja los valores y principios de todos los mexicanos y mexicanas y la Suprema Corte interpreta la Constitución General, por ello, la Corte decidirá los límites de la Ley de Seguridad Interior o la razonabilidad del impuesto denominado predial u otros servicios del Estado. El titular del ejecutivo dura 6 años en su encargo, los ministros 15. El presidente se va y los ministros se quedan.

El Ministro José Ramón Cossío ha sido una de las mentes más brillantes que ha visto nuestra Suprema Corte y su remplazo estará en manos de Andrés Manuel López Obrador, ojalá se logré una propuesta a la altura en el Senado y, sobre todo, en la designación. Lo mismo sucede con la Ministra Margarita Luna Ramos quien posee una técnica y un estudio preciso de todos los casos -o- con el Ministro Fernando Franco González Salas quien se distingue por la claridad, prudencia y congruencia de un verdadero juez constitucional. No será nada sencillo la sustitución de estos tres grandes juristas. Hoy le podemos pedir al nuevo presidente de México que lleve en mente la importancia de estas designaciones. La construcción de un país está acompañada del Poder Judicial y del respeto del mismo. Algunas ternas en el Senado, del actual presidente, no fueron bien recibidas por la sociedad, académicos y en los medios de comunicación. Ojalá ese error se aprenda y no se repita en la nueva administración, que estamos a meses de que comience el procedimiento de sustitución.

Dr. En Derecho

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