/ miércoles 6 de julio de 2022

La tarifa y el subsidio 

De que el Metro de la Ciudad de México se cae a pedazos, de eso no hay la menor duda. Por razones políticas podremos diferir en las causas y en las soluciones, pero al final de cuentas, si no hay un cambio de rumbo, los incidentes que han acompañado a la administración de Claudia Sheinbaum se repetirán en las siguientes, gane quien gane.

En buena medida el problema está en la tarifa pero, como decía, muchos diferirán en las causas del deterioro del Sistema de Transporte Colectivo. Siempre ha estado subsidiado, siempre lo estará, como también sucederá con otros metros en el mundo. No obstante hay de subsidios a subsidios. El actual parece insostenible.

Cuando se incrementó la tarifa de 3 a 5 pesos, en diciembre de 2013, se estableció un fideicomiso para asignar el monto del incremento a mantenimiento y no a operación. Este instrumento financiero ha manejado por lo menos 2 mil millones de pesos por año, pero son absolutamente insuficientes para las necesidades del STC.

Sabemos que la línea 1 cerrará para ser modernizada, a partir de este fin de semana y hasta agosto de 2023. Los problemas no se limitan a la línea 1 y la 12, también cerrada. Las otras 10 acumulan décadas en operación y requieren mantenimiento profundo.

Los dos profesionistas que han dirigido el metro durante esta administración, Florencia Serranía y Guillermo Calderón, son buenos administradores con un perfil técnico sólido; sin embargo, la primera salió del STC absolutamente desprestigiada, y el actual corre el mismo riesgo. En el fondo pagarán caro su silencio y lealtad a Claudia Sheinbaum: cuando el metro necesitaba más presupuesto se le recortó; cuando necesitaban acuerdos con el Sindicato, trataron de limitar su influencia. Todo lo que la jefa de gobierno toca se convierte en chatarra.

Mientras Sheinbaum aplaudía la Refinería de Dos Bocas, un tren se incendió; días después, se interrumpió el servicio de la línea 2 por un corto circuito. Para la demagogia está muy bien mantener en 5 pesos la tarifa, para la demagogia está magnífico recortar el presupuesto del metro en aras de la austeridad. El problema es la frivolidad que conlleva limitar los recursos a la espina dorsal del transporte en la capital mexicana, enfrentar incidentes relevantes en la operación, mientras la Jefa de Gobierno anda como chivo en cristalería.

El próximo gobierno tendrá que incrementar el subsidio al metro, a la vez que suba la tarifa. Habrá que renovar las líneas 2 y 3, habrá que renovar trenes y desechar algunos de los más antiguos, atender las fallas más urgentes y frecuentes. En alguna línea bien valdría la pena cambiar la tecnología, y tendríamos que planear las siguientes ampliaciones.

Si el próximo gobierno es responsable, en diciembre de 2024 estará incrementando la tarifa por lo menos 40% y el subsidio un 20%. Si es de Morena, esto no ocurrirá pero en vez de ello tendremos más accidentes; si no lo es y sube la tarifa, Morena promoverá el sabotaje: posmesaltos y desgaste político. Aún así hay que hacerlo y hablar con la verdad a la ciudadanía.

De que el Metro de la Ciudad de México se cae a pedazos, de eso no hay la menor duda. Por razones políticas podremos diferir en las causas y en las soluciones, pero al final de cuentas, si no hay un cambio de rumbo, los incidentes que han acompañado a la administración de Claudia Sheinbaum se repetirán en las siguientes, gane quien gane.

En buena medida el problema está en la tarifa pero, como decía, muchos diferirán en las causas del deterioro del Sistema de Transporte Colectivo. Siempre ha estado subsidiado, siempre lo estará, como también sucederá con otros metros en el mundo. No obstante hay de subsidios a subsidios. El actual parece insostenible.

Cuando se incrementó la tarifa de 3 a 5 pesos, en diciembre de 2013, se estableció un fideicomiso para asignar el monto del incremento a mantenimiento y no a operación. Este instrumento financiero ha manejado por lo menos 2 mil millones de pesos por año, pero son absolutamente insuficientes para las necesidades del STC.

Sabemos que la línea 1 cerrará para ser modernizada, a partir de este fin de semana y hasta agosto de 2023. Los problemas no se limitan a la línea 1 y la 12, también cerrada. Las otras 10 acumulan décadas en operación y requieren mantenimiento profundo.

Los dos profesionistas que han dirigido el metro durante esta administración, Florencia Serranía y Guillermo Calderón, son buenos administradores con un perfil técnico sólido; sin embargo, la primera salió del STC absolutamente desprestigiada, y el actual corre el mismo riesgo. En el fondo pagarán caro su silencio y lealtad a Claudia Sheinbaum: cuando el metro necesitaba más presupuesto se le recortó; cuando necesitaban acuerdos con el Sindicato, trataron de limitar su influencia. Todo lo que la jefa de gobierno toca se convierte en chatarra.

Mientras Sheinbaum aplaudía la Refinería de Dos Bocas, un tren se incendió; días después, se interrumpió el servicio de la línea 2 por un corto circuito. Para la demagogia está muy bien mantener en 5 pesos la tarifa, para la demagogia está magnífico recortar el presupuesto del metro en aras de la austeridad. El problema es la frivolidad que conlleva limitar los recursos a la espina dorsal del transporte en la capital mexicana, enfrentar incidentes relevantes en la operación, mientras la Jefa de Gobierno anda como chivo en cristalería.

El próximo gobierno tendrá que incrementar el subsidio al metro, a la vez que suba la tarifa. Habrá que renovar las líneas 2 y 3, habrá que renovar trenes y desechar algunos de los más antiguos, atender las fallas más urgentes y frecuentes. En alguna línea bien valdría la pena cambiar la tecnología, y tendríamos que planear las siguientes ampliaciones.

Si el próximo gobierno es responsable, en diciembre de 2024 estará incrementando la tarifa por lo menos 40% y el subsidio un 20%. Si es de Morena, esto no ocurrirá pero en vez de ello tendremos más accidentes; si no lo es y sube la tarifa, Morena promoverá el sabotaje: posmesaltos y desgaste político. Aún así hay que hacerlo y hablar con la verdad a la ciudadanía.

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