/ lunes 30 de septiembre de 2019

La Transformación 3.5

¿Cómo se instrumentó el cambio emanado de la Revolución de 1917 que el presidente López Obrador llamó la Tercera Transformación?

La construcción de la vida institucional moderna emanó de la visión y operación del general Lázaro Cárdenas. Su sexenio cerró la etapa de liderazgos revolucionarios y dio paso al ejercicio civil y temporal del poder.

Aprovechó la herencia de un partido único, del control sindical ejercido por Lombardo Toledano (con los cacicazgos asociados), construyó el sistema educativo que dio vida a la industrialización que generó el Milagro Mexicano, convivió con las asociaciones empresariales que emanaron en los años previos al inicio de su gestión.

Utilizó la Doctrina Estrada y un análisis acertado de lo que ocurría a nivel mundial para dar cohesión social a su presidencia y de esta manera negociar la nacionalización del petróleo.

Lo hizo a través de un modelo de gestión del poder que se desvirtuó en cuanto terminó su gestión. El Estado Corporativo fundado por el General Cárdenas tenía una fortaleza que se convirtió en su debilidad: dio génesis a instituciones que buscaron dar vida a los postulados de la Revolución Mexicana a través de la concentración del poder en pocas manos.

La debilidad de ese modelo fue señalada por Daniel Cosío Villegas en La Crisis de México : en 1947 señaló que, la hoy Tercera Transformación, se había agotado. La “confusa marcha ideológica de la Revolución” y su crítica a que “los revolucionarios fueron inferiores a la obra que la Revolución necesitaba” son parte de sus argumentos.

El primero muestra que el enorme esfuerzo de crear un proyecto ideológico revolucionario no logró darle un sentido social al ejercicio unipolar del poder.

El segundo, que la capacidad política no garantiza una administración pública eficaz. Lo último requiere capacidades técnicas profesionales antes que filias políticas.

La Cuarta Transformación enfrenta retos que tienen origen en su ADN. A su interior existe la izquierda asociada a la herencia de la desaparecida URSS y su materialismo dialéctico. Cercana está la filosofía de Corea del Norte, Vietnam y China: hay quienes usan nuevamente la palabra camarada pero que no ven el modelo de Capitalismo de Estado que se ejerce en Asia.

La socialdemocracia tiene representantes. La postura empresarial también participa. En el extremo: forma parte del gobierno quien ha recuperado el Liberalismo Social de Carlos Salinas, y su dogma de apertura comercial, y lo llaman Neoliberalismo de Izquierda. Para ellos México debe renunciar a un modelo económico nacionalista.

El mensaje de Cosío puede ser pertinente: ¿cuál es la ideología de la Cuarta Transformación que subsistirá? El sólido liderazgo de Lázaro Cárdenas pasó a la historia, pero no al ejercicio de la administración pública.

La Cuarta Transformación requiere de una etapa previa, la construcción de las instituciones y los funcionarios que le darán vida. No bastará con demoler lo que se considera capturado. Pero eso llevará tiempo.

Sólo la eficacia, una línea ideológica que lleve a una política económica e industrial, que genere crecimiento vigoroso, y una transición que reconozca la relevancia de contar con la colaboración del sector privado comprometido con el desarrollo social podrán contribuir al éxito de la Cuarta Transformación. El movimiento y la división deben dar paso a la unidad, pero ¿en torno a qué?

¿Cómo se instrumentó el cambio emanado de la Revolución de 1917 que el presidente López Obrador llamó la Tercera Transformación?

La construcción de la vida institucional moderna emanó de la visión y operación del general Lázaro Cárdenas. Su sexenio cerró la etapa de liderazgos revolucionarios y dio paso al ejercicio civil y temporal del poder.

Aprovechó la herencia de un partido único, del control sindical ejercido por Lombardo Toledano (con los cacicazgos asociados), construyó el sistema educativo que dio vida a la industrialización que generó el Milagro Mexicano, convivió con las asociaciones empresariales que emanaron en los años previos al inicio de su gestión.

Utilizó la Doctrina Estrada y un análisis acertado de lo que ocurría a nivel mundial para dar cohesión social a su presidencia y de esta manera negociar la nacionalización del petróleo.

Lo hizo a través de un modelo de gestión del poder que se desvirtuó en cuanto terminó su gestión. El Estado Corporativo fundado por el General Cárdenas tenía una fortaleza que se convirtió en su debilidad: dio génesis a instituciones que buscaron dar vida a los postulados de la Revolución Mexicana a través de la concentración del poder en pocas manos.

La debilidad de ese modelo fue señalada por Daniel Cosío Villegas en La Crisis de México : en 1947 señaló que, la hoy Tercera Transformación, se había agotado. La “confusa marcha ideológica de la Revolución” y su crítica a que “los revolucionarios fueron inferiores a la obra que la Revolución necesitaba” son parte de sus argumentos.

El primero muestra que el enorme esfuerzo de crear un proyecto ideológico revolucionario no logró darle un sentido social al ejercicio unipolar del poder.

El segundo, que la capacidad política no garantiza una administración pública eficaz. Lo último requiere capacidades técnicas profesionales antes que filias políticas.

La Cuarta Transformación enfrenta retos que tienen origen en su ADN. A su interior existe la izquierda asociada a la herencia de la desaparecida URSS y su materialismo dialéctico. Cercana está la filosofía de Corea del Norte, Vietnam y China: hay quienes usan nuevamente la palabra camarada pero que no ven el modelo de Capitalismo de Estado que se ejerce en Asia.

La socialdemocracia tiene representantes. La postura empresarial también participa. En el extremo: forma parte del gobierno quien ha recuperado el Liberalismo Social de Carlos Salinas, y su dogma de apertura comercial, y lo llaman Neoliberalismo de Izquierda. Para ellos México debe renunciar a un modelo económico nacionalista.

El mensaje de Cosío puede ser pertinente: ¿cuál es la ideología de la Cuarta Transformación que subsistirá? El sólido liderazgo de Lázaro Cárdenas pasó a la historia, pero no al ejercicio de la administración pública.

La Cuarta Transformación requiere de una etapa previa, la construcción de las instituciones y los funcionarios que le darán vida. No bastará con demoler lo que se considera capturado. Pero eso llevará tiempo.

Sólo la eficacia, una línea ideológica que lleve a una política económica e industrial, que genere crecimiento vigoroso, y una transición que reconozca la relevancia de contar con la colaboración del sector privado comprometido con el desarrollo social podrán contribuir al éxito de la Cuarta Transformación. El movimiento y la división deben dar paso a la unidad, pero ¿en torno a qué?