/ sábado 27 de enero de 2018

“La venganza de don Mendo ”

O de Don Graco. Por fin logró cazar a su adversario político –Alejandro Vera- y endilgarle un proceso que liquidaría su aspiración de contender por la gubernatura de Morelos.

Sabemos cómo se las gasta el actual mandamás. Ramírez se ha caracterizado por su astucia, su perversión, la habilidad para colocarse en destacados cargos y su destreza para aniquilar a sus contrincantes.

Su paso, como gobernador de la entidad vecina a la Capital, ha sido tan polémico, como el propio personaje. La inseguridad, a tope, sin avances notorios en ningún renglón y salpicado por autoritarismo, represión y rumores serios de corrupción.

Para todo y todos, tiene la misma respuesta: mienten y son los enemigos de mi gestión. Con la clase política estatal, ha vivido a la greña, como con el alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco.

Pero si la rencilla con el futbolista es seria, la que resulta dramática es la que se trae contra el Obispo de Cuernavaca –Ramón Castro-; el exrector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera y el poeta y activista, Javier Sicilia.

El encono, contra estas tres personalidades, culmina con la aprehensión de Vera, el pasado martes, en un restaurante de la localidad, con un despliegue de fuerza, como para detener a un capo. A empellones se llevaron al académico, por un delito menor (Abuso de confianza). Al juez no le quedó de otra que dictarle arresto domiciliario, después de que se le fichó.

El pleito viene de largo, por lo que, el exrector contaba con 11 Amparos, que lo habían protegido del furor de su enemigo. Se sacaron de la manga una denuncia del Sindicato de la UAEM, que porque no les había cubierto el aguinaldo a los trabajadores.

El enfrentamiento empezó cuando se encontraron las fosas clandestinas de Tetelcingo y Jojutla. En el 2015 se descubrió, en el cementerio de Tetelcingo, una fosa en la que, la fiscalía del estado enterraba a desconocidos y no reclamados.

El hallazgo de irregularidades inconcebibles fue hecho, entre otros especialistas, por expertos de la comunidad científica de Identificación Humana de la UAEM. Según la mencionada fiscalía había sepultado a 150 cadáveres, luego se dijo que 117, ni siquiera cifra exacta, inhumados ilegalmente.

Los cuerpos estaban apilados, al estilo de los Zetas (De acuerdo a los hallazgos de fosas del grupo delictivo). Algunos sin necropsia, los cuerpos de tres niñas; 84 con signos de violencia física y tortura, sin identificación un buen número, sin expediente, con fallas en la identificación de otros y falta de protocolos.

El entonces rector Vera puso el grito en el cielo y advirtió que podía haber crímenes de lesa humanidad. El conflicto creció cuando encontraron otras fosas, en Jojutla.

El desgobernador montó en cólera y, frente a las denuncias, empezó a tomar represalias contra Vera. Le cortó los fondos a la UAEM, lo que obligó a tener que pedir préstamos y se inició una campaña de denostación del todavía rector.

Al tema se le echó tierra y nadie volvió a referirse a un asunto, que debería haber obligado al ejecutivo estatal, a pedir licencia. Se acusó a funcionarios menores, sin que trascendieran sus juicios ni sentencias.

Alejandro Vera cuenta con una fuerte base a su favor. Buscaba la candidatura para el próximo julio. Graco se sale con la suya, le corta las alas y, a como dé lugar, impondrá al nefasto de su hijastro. Esperamos que los morelenses se la cobren en las urnas.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

O de Don Graco. Por fin logró cazar a su adversario político –Alejandro Vera- y endilgarle un proceso que liquidaría su aspiración de contender por la gubernatura de Morelos.

Sabemos cómo se las gasta el actual mandamás. Ramírez se ha caracterizado por su astucia, su perversión, la habilidad para colocarse en destacados cargos y su destreza para aniquilar a sus contrincantes.

Su paso, como gobernador de la entidad vecina a la Capital, ha sido tan polémico, como el propio personaje. La inseguridad, a tope, sin avances notorios en ningún renglón y salpicado por autoritarismo, represión y rumores serios de corrupción.

Para todo y todos, tiene la misma respuesta: mienten y son los enemigos de mi gestión. Con la clase política estatal, ha vivido a la greña, como con el alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco.

Pero si la rencilla con el futbolista es seria, la que resulta dramática es la que se trae contra el Obispo de Cuernavaca –Ramón Castro-; el exrector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera y el poeta y activista, Javier Sicilia.

El encono, contra estas tres personalidades, culmina con la aprehensión de Vera, el pasado martes, en un restaurante de la localidad, con un despliegue de fuerza, como para detener a un capo. A empellones se llevaron al académico, por un delito menor (Abuso de confianza). Al juez no le quedó de otra que dictarle arresto domiciliario, después de que se le fichó.

El pleito viene de largo, por lo que, el exrector contaba con 11 Amparos, que lo habían protegido del furor de su enemigo. Se sacaron de la manga una denuncia del Sindicato de la UAEM, que porque no les había cubierto el aguinaldo a los trabajadores.

El enfrentamiento empezó cuando se encontraron las fosas clandestinas de Tetelcingo y Jojutla. En el 2015 se descubrió, en el cementerio de Tetelcingo, una fosa en la que, la fiscalía del estado enterraba a desconocidos y no reclamados.

El hallazgo de irregularidades inconcebibles fue hecho, entre otros especialistas, por expertos de la comunidad científica de Identificación Humana de la UAEM. Según la mencionada fiscalía había sepultado a 150 cadáveres, luego se dijo que 117, ni siquiera cifra exacta, inhumados ilegalmente.

Los cuerpos estaban apilados, al estilo de los Zetas (De acuerdo a los hallazgos de fosas del grupo delictivo). Algunos sin necropsia, los cuerpos de tres niñas; 84 con signos de violencia física y tortura, sin identificación un buen número, sin expediente, con fallas en la identificación de otros y falta de protocolos.

El entonces rector Vera puso el grito en el cielo y advirtió que podía haber crímenes de lesa humanidad. El conflicto creció cuando encontraron otras fosas, en Jojutla.

El desgobernador montó en cólera y, frente a las denuncias, empezó a tomar represalias contra Vera. Le cortó los fondos a la UAEM, lo que obligó a tener que pedir préstamos y se inició una campaña de denostación del todavía rector.

Al tema se le echó tierra y nadie volvió a referirse a un asunto, que debería haber obligado al ejecutivo estatal, a pedir licencia. Se acusó a funcionarios menores, sin que trascendieran sus juicios ni sentencias.

Alejandro Vera cuenta con una fuerte base a su favor. Buscaba la candidatura para el próximo julio. Graco se sale con la suya, le corta las alas y, a como dé lugar, impondrá al nefasto de su hijastro. Esperamos que los morelenses se la cobren en las urnas.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq