/ domingo 19 de agosto de 2018

La violencia es el último refugio del incompetente

Hago una regresión a mis tiempos de universitaria, para ser exactos del 20 de Agosto de 1980, cuando lo que debía ser el tercer día de clases el grupo de estudiantes recién llegados a la Licenciaturas de Administración y Contaduría –tronco común-, en la Universidad Intercontinental, fuimos sometidos al rito de la tradicional “novatada”…

He de señalar que, proveniente de un Colegio de monjas teresianas –en aquella época únicamente para mujeres-, poco me relacioné hasta entonces con el sexo opuesto lo cual ya representaba una “novatada” para mí; ahora, ser expuesta además a pasear por el Campus amarrada a un lazo en fila india entre dos varones, totalmente bañada en pintura de aceite de diversos colores y realizando los desfiguros que nuestros antecesores imponían, fue un día traumático y “para el olvido”, mismo que hoy recuerdo con cariño y añoranza…

Lo anterior viene a colación derivado de uno de los temas más impactantes de los últimos días: las prácticas de los normalistas rurales, particularmente las semanas de prueba o “novatadas” que aplican al nuevo ingreso, una práctica extendida por todas las normales rurales, en las que se registran excesos, violaciones a los Derechos Humanos, personas lesionadas y hasta muertes, como son los casos recientemente ocurridos en Chiapas y Durango.

Hasta donde alcancé a investigar, no encontramos una fecha sobre el comienzo de las novatadas; sin embargo, sí hay registros de su finalidad: integrar a los normalistas de nuevo ingreso a la vida y lógica organizativa y de lucha de las Escuelas Normales Rurales, con todo lo que ello implica. Al paso del tiempo, dicho fin se ha distorsionado, y en la actualidad entre los estudiantes se marcan dos grandes tendencias, la primera quienes sostienen los objetivos originarios, mismos que son una minoría; la segunda, quienes en ello ven una revancha o superioridad y a manera de broma o "diversión" someten a los “nuevos” en prácticas cada vez más extremas de sometimiento, como un "filtro de selección" que garantizan que quienes se inscriben ahí y superan la prueba serán estudiantes comprometidos con el estudio, el trabajo y con las luchas sociales…

El pasado 25 de julio, un estudiante murió y dos más resultaron lesionados durante uno de estos acostumbrados rituales en la escuela normal de maestros rurales de Chiapas. El 11 de Agosto, otro estudiante de 19 años igualmente falleció derivado de las prácticas a las que lo sometieron en la "semana de inducción" en la Escuela Normal Rural de Durango, de las que otros jóvenes resultaron afectados.

A principios de este mes, la Subsecretaría de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP) convocó a una reunión celebrada en La Paz, Baja California, cuyo planteamiento fue evitar las “novatadas” en las escuelas normales.

Evidentemente el tema incomoda principalmente a las fuerzas de izquierda y a quienes pretenden abogar por los normalistas; sin embargo, ante los recientes sucesos es menester cuestionar la prevalencia de las humillantes y desastrosas prácticas que, además de apabullar a los pretendientes ingresantes, han cobrado vidas ante el extremismo de su innovación: ¿en verdad no habrá otras formas de reclutar e integrar gente a la lucha estudiantil?

Y ahora sí, después de niño ahogado… la senadora del PRI, Verónica Martínez, presentó un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente del Congreso planteando igualmente la prohibición de las “novatadas”, y en caso de encontrar alguno de estos eventos, sus protagonistas sean castigados. En él solicita además, que las autoridades universitarias establezcan programas y lineamientos para eliminar estas prácticas en los equipos deportivos, en especial de futbol americano.

Evoquemos al fundador de Ayotzinapa, el maestro Raúl Isidro Burgos: “Quien ve una injusticia y no la combate, la comete”. Ahí nomás…

gamogui@hotmail.com






Hago una regresión a mis tiempos de universitaria, para ser exactos del 20 de Agosto de 1980, cuando lo que debía ser el tercer día de clases el grupo de estudiantes recién llegados a la Licenciaturas de Administración y Contaduría –tronco común-, en la Universidad Intercontinental, fuimos sometidos al rito de la tradicional “novatada”…

He de señalar que, proveniente de un Colegio de monjas teresianas –en aquella época únicamente para mujeres-, poco me relacioné hasta entonces con el sexo opuesto lo cual ya representaba una “novatada” para mí; ahora, ser expuesta además a pasear por el Campus amarrada a un lazo en fila india entre dos varones, totalmente bañada en pintura de aceite de diversos colores y realizando los desfiguros que nuestros antecesores imponían, fue un día traumático y “para el olvido”, mismo que hoy recuerdo con cariño y añoranza…

Lo anterior viene a colación derivado de uno de los temas más impactantes de los últimos días: las prácticas de los normalistas rurales, particularmente las semanas de prueba o “novatadas” que aplican al nuevo ingreso, una práctica extendida por todas las normales rurales, en las que se registran excesos, violaciones a los Derechos Humanos, personas lesionadas y hasta muertes, como son los casos recientemente ocurridos en Chiapas y Durango.

Hasta donde alcancé a investigar, no encontramos una fecha sobre el comienzo de las novatadas; sin embargo, sí hay registros de su finalidad: integrar a los normalistas de nuevo ingreso a la vida y lógica organizativa y de lucha de las Escuelas Normales Rurales, con todo lo que ello implica. Al paso del tiempo, dicho fin se ha distorsionado, y en la actualidad entre los estudiantes se marcan dos grandes tendencias, la primera quienes sostienen los objetivos originarios, mismos que son una minoría; la segunda, quienes en ello ven una revancha o superioridad y a manera de broma o "diversión" someten a los “nuevos” en prácticas cada vez más extremas de sometimiento, como un "filtro de selección" que garantizan que quienes se inscriben ahí y superan la prueba serán estudiantes comprometidos con el estudio, el trabajo y con las luchas sociales…

El pasado 25 de julio, un estudiante murió y dos más resultaron lesionados durante uno de estos acostumbrados rituales en la escuela normal de maestros rurales de Chiapas. El 11 de Agosto, otro estudiante de 19 años igualmente falleció derivado de las prácticas a las que lo sometieron en la "semana de inducción" en la Escuela Normal Rural de Durango, de las que otros jóvenes resultaron afectados.

A principios de este mes, la Subsecretaría de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP) convocó a una reunión celebrada en La Paz, Baja California, cuyo planteamiento fue evitar las “novatadas” en las escuelas normales.

Evidentemente el tema incomoda principalmente a las fuerzas de izquierda y a quienes pretenden abogar por los normalistas; sin embargo, ante los recientes sucesos es menester cuestionar la prevalencia de las humillantes y desastrosas prácticas que, además de apabullar a los pretendientes ingresantes, han cobrado vidas ante el extremismo de su innovación: ¿en verdad no habrá otras formas de reclutar e integrar gente a la lucha estudiantil?

Y ahora sí, después de niño ahogado… la senadora del PRI, Verónica Martínez, presentó un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente del Congreso planteando igualmente la prohibición de las “novatadas”, y en caso de encontrar alguno de estos eventos, sus protagonistas sean castigados. En él solicita además, que las autoridades universitarias establezcan programas y lineamientos para eliminar estas prácticas en los equipos deportivos, en especial de futbol americano.

Evoquemos al fundador de Ayotzinapa, el maestro Raúl Isidro Burgos: “Quien ve una injusticia y no la combate, la comete”. Ahí nomás…

gamogui@hotmail.com