/ jueves 10 de diciembre de 2020

La Voz de la IP | Balance trabajo-familia, una condición del trabajo decente

por Rosa Marta Abascal *

Estamos enfrentando una crisis de dimensiones no vistas hace al menos un siglo. Esta crisis, como lo mencionó nuestro candidato de unidad José Medina Mora, develará a las empresas ANTIFRÁGILES, aquellas que no sólo enfrentan la crisis, sino que la aprovechan para robustecerse y para salir en mejores condiciones de las que tenían antes de la misma, las que aprovechan la coyuntura para corregir, fortalecer y templar el carácter organizacional y de esta forma, no regresan a ser “la empresa de antes”, sino que sean mucho mejores que cuando todo comenzó.

Uno de los grandes retos anteriores a la pandemia era el balance trabajo-familia, no sólo para las mujeres, sino también para los hombres.

Ambos tienen el derecho de trabajar para vivir, trabajar para dar lo mejor a sus seres queridos y no vivir para trabajar sin disfrutar de los suyos.

En el contexto de la crisis que hoy vivimos, tenemos una enorme oportunidad. Nos hemos dado cuenta de que en muchos casos se puede trabajar desde casa, en la cercanía de hijos, pareja y familia. La gran pregunta es si seremos capaces de adoptar esos cambios y hacer los ajustes para ser empresas ANTIFRÁGILES que se fortalezcan al interior; pero que también ayuden a robustecer las relaciones de las personas que forman parte de sus equipos de trabajo.

Esta no es una tarea que impulsaremos las mujeres ni que ejecutarán los hombres –quienes también son padres y tienen el derecho de disfrutar de sus hijos, acompañarlos en la escuela, tener permisos de paternidad, reír, llorar y vivir con ellos–, esta es una tarea de todos: sociedad, sindicatos, empresa y gobierno.

El trabajo decente, concepto impulsado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha sido reconocido como un objetivo global con un enfoque práctico para alcanzar el crecimiento económico, el progreso social y la protección al medio ambiente promoviendo que hombres y mujeres desarrollemos nuestro trabajo en condiciones de igualdad, seguridad, dignidad y libertad.

Impulsar el trabajo decente exige una modificación de las políticas legales y empresariales, en las cuales el valor del trabajo de la mujer sea el mismo que el del hombre, donde los hombres puedan hacer el trabajo del hogar y las mujeres desarrollarse profesionalmente fuera de este. En otras palabras, que todos estemos comprometidos con la familia: la célula básica de nuestras empresas, de nuestros sindicatos, de nuestra sociedad, de nuestro México. Ello propiciará un desarrollo humano sustentable que revalore la importancia de ambos sexos en ambas esferas (familia y trabajo) para el bienestar de nuestra sociedad.

Garantizar el equilibrio trabajo-familia, a través de políticas públicas adoptadas e impulsadas por las empresas, promoverá la justicia social, indispensable para garantizar la paz, el crecimiento económico, la igualdad sustantiva, el progreso y la erradicación de la pobreza. Es uno de los grandes retos para las empresas ANTIFRÁGILES que necesitamos para sacar adelante a este México nuestro.

* Presidente del Comité de Incidencia Digital

Consejera nacional

@rmabascal


por Rosa Marta Abascal *

Estamos enfrentando una crisis de dimensiones no vistas hace al menos un siglo. Esta crisis, como lo mencionó nuestro candidato de unidad José Medina Mora, develará a las empresas ANTIFRÁGILES, aquellas que no sólo enfrentan la crisis, sino que la aprovechan para robustecerse y para salir en mejores condiciones de las que tenían antes de la misma, las que aprovechan la coyuntura para corregir, fortalecer y templar el carácter organizacional y de esta forma, no regresan a ser “la empresa de antes”, sino que sean mucho mejores que cuando todo comenzó.

Uno de los grandes retos anteriores a la pandemia era el balance trabajo-familia, no sólo para las mujeres, sino también para los hombres.

Ambos tienen el derecho de trabajar para vivir, trabajar para dar lo mejor a sus seres queridos y no vivir para trabajar sin disfrutar de los suyos.

En el contexto de la crisis que hoy vivimos, tenemos una enorme oportunidad. Nos hemos dado cuenta de que en muchos casos se puede trabajar desde casa, en la cercanía de hijos, pareja y familia. La gran pregunta es si seremos capaces de adoptar esos cambios y hacer los ajustes para ser empresas ANTIFRÁGILES que se fortalezcan al interior; pero que también ayuden a robustecer las relaciones de las personas que forman parte de sus equipos de trabajo.

Esta no es una tarea que impulsaremos las mujeres ni que ejecutarán los hombres –quienes también son padres y tienen el derecho de disfrutar de sus hijos, acompañarlos en la escuela, tener permisos de paternidad, reír, llorar y vivir con ellos–, esta es una tarea de todos: sociedad, sindicatos, empresa y gobierno.

El trabajo decente, concepto impulsado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha sido reconocido como un objetivo global con un enfoque práctico para alcanzar el crecimiento económico, el progreso social y la protección al medio ambiente promoviendo que hombres y mujeres desarrollemos nuestro trabajo en condiciones de igualdad, seguridad, dignidad y libertad.

Impulsar el trabajo decente exige una modificación de las políticas legales y empresariales, en las cuales el valor del trabajo de la mujer sea el mismo que el del hombre, donde los hombres puedan hacer el trabajo del hogar y las mujeres desarrollarse profesionalmente fuera de este. En otras palabras, que todos estemos comprometidos con la familia: la célula básica de nuestras empresas, de nuestros sindicatos, de nuestra sociedad, de nuestro México. Ello propiciará un desarrollo humano sustentable que revalore la importancia de ambos sexos en ambas esferas (familia y trabajo) para el bienestar de nuestra sociedad.

Garantizar el equilibrio trabajo-familia, a través de políticas públicas adoptadas e impulsadas por las empresas, promoverá la justicia social, indispensable para garantizar la paz, el crecimiento económico, la igualdad sustantiva, el progreso y la erradicación de la pobreza. Es uno de los grandes retos para las empresas ANTIFRÁGILES que necesitamos para sacar adelante a este México nuestro.

* Presidente del Comité de Incidencia Digital

Consejera nacional

@rmabascal