/ miércoles 11 de septiembre de 2019

La voz de la IP | Depuración policiaca

Por: JUAN MANUEL HERNÁNDEZ NIEBLA Presidente de la Comisión Nacional de Seguridad y Justicia de Coparmex

“El lobo siempre será el malo si Caperucita es quien cuenta la historia”

Bajo el argumento de que existen policías vinculados al crimen organizado, el secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo, anunció el inicio de un plan piloto de depuración de policías, que serían reemplazados temporalmente por elementos de la Marina. El anuncio lo hizo junto con un Modelo Nacional de Policía que capacite a policías “buenos” a través de esquemas de profesionalización, mejoramiento socioeconómico que influya en un mejor comportamiento ético.

En un mundo ideal, el anuncio del secretario debe ser bienvenido. Sin embargo, cada acción implica una labor monumental que no necesariamente puede empatar sus tiempos.

Ciertamente no se puede negar que existen policías corruptos vinculados al crimen en todos los órdenes de gobierno, por lo que el primer cuestionamiento sería la razón de por qué el policía se corrompe.

El que esto escribe ha estado presente en varias graduaciones de nuevos policías, donde he visto a los ojos a jóvenes graduados de ambos sexos todos con sus familias presentes. La percepción general es de jóvenes limpios, con vocación de servicio, buscando un mejoramiento profesional y económico.

Consecuentemente, ¿Cuál es la causa raíz para que el policía se termine corrompiendo? Al policía no se le establecen contrapesos claros en su desarrollo policial. Existen cambios constantes de mando, donde en casos frecuentes, es el superior el que termina corrompiéndolo. ¿Cómo se va a impedir que esto siga sucediendo?

También debe considerarse que la normatividad federal requiere a cada estado contar con centros de control y confianza.

El problema es que estos exámenes son rotativos aplicándose cada tres años, periodo muy largo para las presiones y tentaciones a las que constantemente son sujetos nuestros policías, incluyendo amenazas de “plata o plomo”.

Igualmente, no existe normatividad adecuada para dar de baja policías reprobados, por lo que no pueden ser separados inmediatamente de sus cargos. El proceso de despido laboral es largo y sujeto a amparos.

Tampoco es garantía que estos exámenes de control y confianza sean justos, limpios y transparentes. ¿Cómo se va a garantizar que las evaluaciones estatales cumplan adecuadamente este proceso?

Finalmente, no existen programas de seguimiento para policías dados de baja, mismos que por buenas o malas circunstancias son empujados a delinquir como única manera de seguir subsistiendo.

Estos son elementos entrenados, con experiencia y conocimiento de tácticas policiacas. Mandar a estos policías a la calle sin ninguna estrategia de contención puede resultar contraproducente.

Creo honestamente que el policía es una víctima más de la falta de estrategia en materia de seguridad de los gobiernos actuales y pasados.

Se tienen que crear programas paralelos de dignificación y capacitación en conjunto con los procesos de depuración.

Por: JUAN MANUEL HERNÁNDEZ NIEBLA Presidente de la Comisión Nacional de Seguridad y Justicia de Coparmex

“El lobo siempre será el malo si Caperucita es quien cuenta la historia”

Bajo el argumento de que existen policías vinculados al crimen organizado, el secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo, anunció el inicio de un plan piloto de depuración de policías, que serían reemplazados temporalmente por elementos de la Marina. El anuncio lo hizo junto con un Modelo Nacional de Policía que capacite a policías “buenos” a través de esquemas de profesionalización, mejoramiento socioeconómico que influya en un mejor comportamiento ético.

En un mundo ideal, el anuncio del secretario debe ser bienvenido. Sin embargo, cada acción implica una labor monumental que no necesariamente puede empatar sus tiempos.

Ciertamente no se puede negar que existen policías corruptos vinculados al crimen en todos los órdenes de gobierno, por lo que el primer cuestionamiento sería la razón de por qué el policía se corrompe.

El que esto escribe ha estado presente en varias graduaciones de nuevos policías, donde he visto a los ojos a jóvenes graduados de ambos sexos todos con sus familias presentes. La percepción general es de jóvenes limpios, con vocación de servicio, buscando un mejoramiento profesional y económico.

Consecuentemente, ¿Cuál es la causa raíz para que el policía se termine corrompiendo? Al policía no se le establecen contrapesos claros en su desarrollo policial. Existen cambios constantes de mando, donde en casos frecuentes, es el superior el que termina corrompiéndolo. ¿Cómo se va a impedir que esto siga sucediendo?

También debe considerarse que la normatividad federal requiere a cada estado contar con centros de control y confianza.

El problema es que estos exámenes son rotativos aplicándose cada tres años, periodo muy largo para las presiones y tentaciones a las que constantemente son sujetos nuestros policías, incluyendo amenazas de “plata o plomo”.

Igualmente, no existe normatividad adecuada para dar de baja policías reprobados, por lo que no pueden ser separados inmediatamente de sus cargos. El proceso de despido laboral es largo y sujeto a amparos.

Tampoco es garantía que estos exámenes de control y confianza sean justos, limpios y transparentes. ¿Cómo se va a garantizar que las evaluaciones estatales cumplan adecuadamente este proceso?

Finalmente, no existen programas de seguimiento para policías dados de baja, mismos que por buenas o malas circunstancias son empujados a delinquir como única manera de seguir subsistiendo.

Estos son elementos entrenados, con experiencia y conocimiento de tácticas policiacas. Mandar a estos policías a la calle sin ninguna estrategia de contención puede resultar contraproducente.

Creo honestamente que el policía es una víctima más de la falta de estrategia en materia de seguridad de los gobiernos actuales y pasados.

Se tienen que crear programas paralelos de dignificación y capacitación en conjunto con los procesos de depuración.

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