/ martes 24 de agosto de 2021

La Voz de la IP | Y después de la pandemia, ¿qué?

Por Rosa Marta Abascal Olascoaga


Estamos ante un cambio de época. Hablar de la pandemia será, en el futuro, hablar del inicio de una nueva forma de vivir. Y como empresarios, ¿cómo enfrentar este reto? La empresa es una comunidad de personas que tienen la misión de generar valor económico para su justa distribución y cuyo compromiso con la sociedad es satisfacer sus legítimas necesidades mediante la generación de bienes y servicios de calidad.


El cambio de mentalidad, procesos y estrategias que esta nueva época exige, van a necesitar tiempo, difusión, convencimiento, participación en la estructuración de las soluciones, rediseño de los programas de educación, plataformas tecnológicas para el “home office”, herramientas para medir la productividad de forma remota... Con diálogo podemos resolver los cada vez más complejos y novedosos problemas que el nuevo mundo del trabajo nos plantea.


Muchos son los retos: cómo dar cabida a la flexibilidad laboral sin deteriorar la seguridad básica de las personas; cómo crear empleo productivo en un entorno de creciente demanda laboral; cómo alentar la libre iniciativa de las personas para que emprendan; cómo adelgazar las burocracias promoviendo el empleo productivo; cómo diseñar políticas sociales de capacitación y empleo sin distorsiones electorales; cómo ejecutar políticas sociales subsidiarias que vuelvan autosuficientes a las personas; cómo diseñar sistemas de productividad cuya medición objetiva permita un eficaz sistema de distribución de la riqueza; cómo asegurar la imparcialidad de los tribunales; cómo enfrentar el trabajo virtual, por horas, los contratos de aprendizaje; cómo impulsar a un gobierno promotor y menos regulador; cómo alentar la competitividad en nuestras empresas; cómo erradicar la corrupción de las relaciones obrero patronales; cómo logar acceder a la tecnología, cómo desarrollar tecnología que ayude a la persona.


Las grandes reformas estructurales del mundo contemporáneo deben privilegiar el diálogo, debemos participar empresarios, colaboradores y gobierno si se quiere que estas reformas sean perdurables y se arraiguen en la cultura. Es nuestra responsabilidad poner a la persona al centro de cada decisión por encima del amor al dinero o al poder.


Frente a los retos que estamos encarando, resulta inútil culpar al neoliberalismo; nuestros errores tienen más de 100 años, es una discusión estéril. Es tiempo de que todos los factores sociales y políticos comprendamos que solamente la unidad y una visión compartida de bien común con la persona al centro de las decisiones nos sacarán adelante.


En #OpiniónCoparmex afirmamos, que los empresarios debemos aprovechar esta coyuntura, los tiempos de crisis son tiempos de oportunidad, tenemos la obligación de convertirnos en verdaderos motores del desarrollo. Si no lo hacemos, inevitablemente se arraigarán ideologías populistas que no han resuelto los problemas de las personas en ninguna parte del mundo, pero que con aparente inclinación social acaban empobreciéndolas más aún.


VP Comunicación e incidencia

@rmabascal


Por Rosa Marta Abascal Olascoaga


Estamos ante un cambio de época. Hablar de la pandemia será, en el futuro, hablar del inicio de una nueva forma de vivir. Y como empresarios, ¿cómo enfrentar este reto? La empresa es una comunidad de personas que tienen la misión de generar valor económico para su justa distribución y cuyo compromiso con la sociedad es satisfacer sus legítimas necesidades mediante la generación de bienes y servicios de calidad.


El cambio de mentalidad, procesos y estrategias que esta nueva época exige, van a necesitar tiempo, difusión, convencimiento, participación en la estructuración de las soluciones, rediseño de los programas de educación, plataformas tecnológicas para el “home office”, herramientas para medir la productividad de forma remota... Con diálogo podemos resolver los cada vez más complejos y novedosos problemas que el nuevo mundo del trabajo nos plantea.


Muchos son los retos: cómo dar cabida a la flexibilidad laboral sin deteriorar la seguridad básica de las personas; cómo crear empleo productivo en un entorno de creciente demanda laboral; cómo alentar la libre iniciativa de las personas para que emprendan; cómo adelgazar las burocracias promoviendo el empleo productivo; cómo diseñar políticas sociales de capacitación y empleo sin distorsiones electorales; cómo ejecutar políticas sociales subsidiarias que vuelvan autosuficientes a las personas; cómo diseñar sistemas de productividad cuya medición objetiva permita un eficaz sistema de distribución de la riqueza; cómo asegurar la imparcialidad de los tribunales; cómo enfrentar el trabajo virtual, por horas, los contratos de aprendizaje; cómo impulsar a un gobierno promotor y menos regulador; cómo alentar la competitividad en nuestras empresas; cómo erradicar la corrupción de las relaciones obrero patronales; cómo logar acceder a la tecnología, cómo desarrollar tecnología que ayude a la persona.


Las grandes reformas estructurales del mundo contemporáneo deben privilegiar el diálogo, debemos participar empresarios, colaboradores y gobierno si se quiere que estas reformas sean perdurables y se arraiguen en la cultura. Es nuestra responsabilidad poner a la persona al centro de cada decisión por encima del amor al dinero o al poder.


Frente a los retos que estamos encarando, resulta inútil culpar al neoliberalismo; nuestros errores tienen más de 100 años, es una discusión estéril. Es tiempo de que todos los factores sociales y políticos comprendamos que solamente la unidad y una visión compartida de bien común con la persona al centro de las decisiones nos sacarán adelante.


En #OpiniónCoparmex afirmamos, que los empresarios debemos aprovechar esta coyuntura, los tiempos de crisis son tiempos de oportunidad, tenemos la obligación de convertirnos en verdaderos motores del desarrollo. Si no lo hacemos, inevitablemente se arraigarán ideologías populistas que no han resuelto los problemas de las personas en ninguna parte del mundo, pero que con aparente inclinación social acaban empobreciéndolas más aún.


VP Comunicación e incidencia

@rmabascal