/ miércoles 22 de junio de 2022

Las consultas legitiman derechos

“Vencer sin peligro es ganar sin gloria”.

Séneca


Como resultado de la secuencia alfabética que rige la designación de la presidencia del Consejo de Europa, esta recayó recientemente en el embajador Permanente de la República de Irlanda, Breifne O´Relly, cuyas responsabilidades integran diversas actividades políticas, administrativas, sociales y culturales.

Dentro de estas últimas, el programa presentado por el Gobierno irlandés aprovechó la oportunidad para proponer actividades representativas de las ricas expresiones culturales de esa nación, todas ellas enmarcadas dentro de las celebraciones dedicadas al centenario de la aparición de Ulises, la magistral novela escrita por James Joyce, cuyo aporte provocó la revolución literaria más relevante del siglo pasado.

Si la capital de Irlanda es el escenario elegido por el escritor para desarrollar su trama, dentro del programa de actividades culturales la representación de Irlanda sorprendió con la exhibición del filme “The Queen of Ireland” del director Conor Horgan, quien supo recrear y documentar el desarrollo de uno de los hitos políticos más relevantes de la historia de la católica republica irlandesa: el referéndum gubernamental convocado en 2015 para integrar o no la constitución política de la igualdad de derechos de las personas Lgbtttiq.

El proceso que desembocó en el triunfo a favor de la reforma constitucional, y reconoce la aportación y entrega de Panti Bliss (Rory O´Neill), una polifacética travesti irlandesa que supo articular arte, militancia y defensa de derechos humanos de forma explícita y pública.

Su lucha le llevó a una aparición en la televisión pública irlandesa que desata una virulenta reacción en su contra, cuyas presiones la orillan a lanzar desde el escenario del Teatro Abbey, el “Noble Llamado de Panti”, cuya elocuencia provoca una revolución de las conciencias irlandesas que desemboca en la consulta que legitimó la reforma constitucional para el reconocimiento de los derechos plenos de ese sector social.

Hoy es mi deber abordar este documental con una humilde y sincera autocrítica, debiendo reconocer que quienes apostamos al reconocimiento de los derechos plenos de la comunidad Lgbtttiq+ en la Ciudad de México, evadimos la consulta que propuso Andrés Manuel López Obrador como instrumento de legitimación del compromiso asumido por algunas fuerzas políticas de “izquierda”.

Nadie de quienes formamos parte de esos procesos podemos negar que la propuesta del actual Presidente de la República incomodó a algunos sectores “de avanzada” y por ello se optó por buscar salidas legislativas para lograr el objetivo de facilitar el matrimonio entre personas del mismo género, por acciones afirmativas más que por una profunda transformación de conciencias como la lograda por la comunidad Lgbtttiq irlandesa encabezada por Panti.

Prueban lo anterior la anodina Ley de Convivencia de noviembre de 2006 y la reforma al artículo 146 del Código Civil de marzo de 2010 que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo y a la que la Suprema Corte de Justicia le otorgó validez constitucional el 5 de agosto del mismo año, dando con ello luz verde a las autoridades del Registro Civil a oficializar esas uniones; argumento constitucional que apuntala las reformas de los estados, pero que aún hoy no logra hacerse cumplir por todos.

De ninguna manera menoscabo la ruta asumida e impulsada para lograr el reconocimiento de los derechos plenos de la población Lgbtttiq+ en la Ciudad de México y en el País; me consta la enjundia y empuje que las nuevas generaciones exhiben y expresan a favor y en defensa de los alcances y logros.

Confieso que viendo el documental sobre el triunfo de “Equal” (Igualdad)” en Dublín en 2015, me embargó la misma emoción que sentí con las primeras bodas celebradas en 2010 en el Palacio del Ayuntamiento del Gobierno de la Ciudad de México, sin embargo debemos reconocer que la diferencia entre una y otra lucha, cuyo fin es el mismo, es que la población Lgbttiq irlandesa ganó con la gloria de haber afrontado todos los peligros y riesgos después de haber movido el corazón de su pueblo a favor de su causa.


“Vencer sin peligro es ganar sin gloria”.

Séneca


Como resultado de la secuencia alfabética que rige la designación de la presidencia del Consejo de Europa, esta recayó recientemente en el embajador Permanente de la República de Irlanda, Breifne O´Relly, cuyas responsabilidades integran diversas actividades políticas, administrativas, sociales y culturales.

Dentro de estas últimas, el programa presentado por el Gobierno irlandés aprovechó la oportunidad para proponer actividades representativas de las ricas expresiones culturales de esa nación, todas ellas enmarcadas dentro de las celebraciones dedicadas al centenario de la aparición de Ulises, la magistral novela escrita por James Joyce, cuyo aporte provocó la revolución literaria más relevante del siglo pasado.

Si la capital de Irlanda es el escenario elegido por el escritor para desarrollar su trama, dentro del programa de actividades culturales la representación de Irlanda sorprendió con la exhibición del filme “The Queen of Ireland” del director Conor Horgan, quien supo recrear y documentar el desarrollo de uno de los hitos políticos más relevantes de la historia de la católica republica irlandesa: el referéndum gubernamental convocado en 2015 para integrar o no la constitución política de la igualdad de derechos de las personas Lgbtttiq.

El proceso que desembocó en el triunfo a favor de la reforma constitucional, y reconoce la aportación y entrega de Panti Bliss (Rory O´Neill), una polifacética travesti irlandesa que supo articular arte, militancia y defensa de derechos humanos de forma explícita y pública.

Su lucha le llevó a una aparición en la televisión pública irlandesa que desata una virulenta reacción en su contra, cuyas presiones la orillan a lanzar desde el escenario del Teatro Abbey, el “Noble Llamado de Panti”, cuya elocuencia provoca una revolución de las conciencias irlandesas que desemboca en la consulta que legitimó la reforma constitucional para el reconocimiento de los derechos plenos de ese sector social.

Hoy es mi deber abordar este documental con una humilde y sincera autocrítica, debiendo reconocer que quienes apostamos al reconocimiento de los derechos plenos de la comunidad Lgbtttiq+ en la Ciudad de México, evadimos la consulta que propuso Andrés Manuel López Obrador como instrumento de legitimación del compromiso asumido por algunas fuerzas políticas de “izquierda”.

Nadie de quienes formamos parte de esos procesos podemos negar que la propuesta del actual Presidente de la República incomodó a algunos sectores “de avanzada” y por ello se optó por buscar salidas legislativas para lograr el objetivo de facilitar el matrimonio entre personas del mismo género, por acciones afirmativas más que por una profunda transformación de conciencias como la lograda por la comunidad Lgbtttiq irlandesa encabezada por Panti.

Prueban lo anterior la anodina Ley de Convivencia de noviembre de 2006 y la reforma al artículo 146 del Código Civil de marzo de 2010 que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo y a la que la Suprema Corte de Justicia le otorgó validez constitucional el 5 de agosto del mismo año, dando con ello luz verde a las autoridades del Registro Civil a oficializar esas uniones; argumento constitucional que apuntala las reformas de los estados, pero que aún hoy no logra hacerse cumplir por todos.

De ninguna manera menoscabo la ruta asumida e impulsada para lograr el reconocimiento de los derechos plenos de la población Lgbtttiq+ en la Ciudad de México y en el País; me consta la enjundia y empuje que las nuevas generaciones exhiben y expresan a favor y en defensa de los alcances y logros.

Confieso que viendo el documental sobre el triunfo de “Equal” (Igualdad)” en Dublín en 2015, me embargó la misma emoción que sentí con las primeras bodas celebradas en 2010 en el Palacio del Ayuntamiento del Gobierno de la Ciudad de México, sin embargo debemos reconocer que la diferencia entre una y otra lucha, cuyo fin es el mismo, es que la población Lgbttiq irlandesa ganó con la gloria de haber afrontado todos los peligros y riesgos después de haber movido el corazón de su pueblo a favor de su causa.


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