/ domingo 4 de noviembre de 2018

Las contribuciones de las Fuerzas Armadas a la democracia

Las relaciones civiles militares en Latinoamérica, observan como es natural, una constante evolución y adaptación. Desde el retorno de la democracia en la mayor parte de los países que la integran –mediados de los 90 del siglo pasado, los ajustes aplicados desde el poder civil, se han traducido en que las misiones asignadas se amplíen en la misma proporción que la agenda de antagonismos crece. Es fácil percibir en el ámbito internacional, que esa es una tendencia sin retorno. México es un ejemplo de lo bien que se han hecho las cosas en esta nueva etapa.

Es fundamental recordar, que sólo México y Colombia, no han observado un destacado protagonismo militar en el campo de la política y conducción del gobierno. Sin un golpe de Estado desde hace más de cien años, sin gabinetes ni presupuestos militarizados desde la postrevolución y sin abierta o decidida participación en la vida pública del país (tal y como ahora sucede con un Capitán (r) como Presidente y un General (r) como Vicepresidente en Brasil), en México, por una inexplicable moda, tendencia o franco simplismo, se propende a desconocer las aportaciones a la legitimidad y funcionamiento de los gobiernos y del Estado, en situación de crisis como las que hoy vivimos en materia de Seguridad Pública.

Que queda claro, la ausencia, por cualquier motivos, de responsabilidad y atribuciones de las autoridades locales en la preservación de la referida Seguridad Pública, es una de las causas principales. Gobernadores de todos los partidos políticos –varios de ellos en el entorno del Presidente electo, han evidenciado sus incapacidades. Son las Fuerzas Armadas desde hace casi 25 años, las que a petición de la sociedad, gobiernos locales e instrucciones del Presidente de la República en turno, quienes hacen frente a la criminalidad, organizada y común.

Pero además, los integrantes del Ejército Mexicano, Fuerza Aérea Mexicana y Armada de México realizan una larga lista de actividades como son: el reparto de los libros de texto gratuito para millones de niños en todo el país; acompañar a los funcionarios que llevan el dinero en efectivo a los beneficiarios de los programas sociales; custodian la distribución y resguardo de la papelería electoral; el despliegue de las fundamentales brigadas de sanidad, solo por mencionar algunas. Sin dejar de lado por supuesto los cruciales Plan DN-III y Plan Marina, para el apoyo a la población en situaciones de desastre.

El tratamiento de las relaciones civiles militares en México, desde el prejuicio e incluso desde la descalificación, por supuesto que impide reconocer esas y otras contribuciones decisivas de las Secretarías de la Defensa Nacional y de Marina Armada de México. En los Estados Unidos, Alemania, España, así como en Argentina, Brasil, Colombia, entre otros muchos ejemplos, recién incorporan a otras actividades de servicio a los militares En nuestro país tenemos desde hace años, experiencias exitosas. Debe reconocerse sin reparos.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Las relaciones civiles militares en Latinoamérica, observan como es natural, una constante evolución y adaptación. Desde el retorno de la democracia en la mayor parte de los países que la integran –mediados de los 90 del siglo pasado, los ajustes aplicados desde el poder civil, se han traducido en que las misiones asignadas se amplíen en la misma proporción que la agenda de antagonismos crece. Es fácil percibir en el ámbito internacional, que esa es una tendencia sin retorno. México es un ejemplo de lo bien que se han hecho las cosas en esta nueva etapa.

Es fundamental recordar, que sólo México y Colombia, no han observado un destacado protagonismo militar en el campo de la política y conducción del gobierno. Sin un golpe de Estado desde hace más de cien años, sin gabinetes ni presupuestos militarizados desde la postrevolución y sin abierta o decidida participación en la vida pública del país (tal y como ahora sucede con un Capitán (r) como Presidente y un General (r) como Vicepresidente en Brasil), en México, por una inexplicable moda, tendencia o franco simplismo, se propende a desconocer las aportaciones a la legitimidad y funcionamiento de los gobiernos y del Estado, en situación de crisis como las que hoy vivimos en materia de Seguridad Pública.

Que queda claro, la ausencia, por cualquier motivos, de responsabilidad y atribuciones de las autoridades locales en la preservación de la referida Seguridad Pública, es una de las causas principales. Gobernadores de todos los partidos políticos –varios de ellos en el entorno del Presidente electo, han evidenciado sus incapacidades. Son las Fuerzas Armadas desde hace casi 25 años, las que a petición de la sociedad, gobiernos locales e instrucciones del Presidente de la República en turno, quienes hacen frente a la criminalidad, organizada y común.

Pero además, los integrantes del Ejército Mexicano, Fuerza Aérea Mexicana y Armada de México realizan una larga lista de actividades como son: el reparto de los libros de texto gratuito para millones de niños en todo el país; acompañar a los funcionarios que llevan el dinero en efectivo a los beneficiarios de los programas sociales; custodian la distribución y resguardo de la papelería electoral; el despliegue de las fundamentales brigadas de sanidad, solo por mencionar algunas. Sin dejar de lado por supuesto los cruciales Plan DN-III y Plan Marina, para el apoyo a la población en situaciones de desastre.

El tratamiento de las relaciones civiles militares en México, desde el prejuicio e incluso desde la descalificación, por supuesto que impide reconocer esas y otras contribuciones decisivas de las Secretarías de la Defensa Nacional y de Marina Armada de México. En los Estados Unidos, Alemania, España, así como en Argentina, Brasil, Colombia, entre otros muchos ejemplos, recién incorporan a otras actividades de servicio a los militares En nuestro país tenemos desde hace años, experiencias exitosas. Debe reconocerse sin reparos.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso