/ viernes 13 de abril de 2018

Las dimensiones de la seguridad no deben ser tema de propaganda

Hay que insistir. Ya en la campaña electoral formal, los candidatos a la Presidencia de la República, así como todos los demás aspirantes a cargos de elección popular, destacando aquellos que buscan alguna de las gubernaturas y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, deben cuidar sus pronunciamientos y propuestas en materia de seguridad. Ya sea Nacional, Interior, Pública, Humana o bien, Regional e Internacional, pues lo que digan o dejen de decir, tendrá importantes consecuencias cuando ejerzan sus respectivos cargos.

Más aún, deben –debemos, partir de una incontrovertible base: cualquier propuesta en Seguridad, pasa por considerar el determinante papel de las Fuerzas Armadas, sobre todo, si nos referimos a la Seguridad Pública. Como es natural en esta época electoral, surgen ideas, programas, planteamientos y propuestas de reales, improvisados o ignotos especialistas en Seguridad. Pero en realidad ese no sería un problema sino no hubiera la propensión de los mismos candidatos a incorporar puntos de vista y establecer futuras líneas de trabajo para sus probables gobiernos sin contar con los debidos fundamentos e información.

Es evidente que al calor de la competencia por el sufragio de la ciudadanía, se caiga en la fácil expresión para descalificar al menos en Seguridad Pública, lo que el gobierno federal ha hecho. Pero una cosa muy distinta es descreditar a las instituciones, sobre todo a las Fuerzas Armadas, que sin temor a exagerar, son el recurso fundamental del Estado, no sólo en cuanto a la capacidad para contener al crimen organizado y común, sino sobre todo, para aportar la base fundamental de confianza, que se traduce en la invaluable legitimidad a la que aspira cualquier gobierno en el mundo.

Desde la perspectiva de la Sociología y del análisis político, la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, en este caso, al Ejército Mexicano, a la Fuerza Aérea Mexicana y a la Armada de México, representa una plataforma para garantizar la estabilidad del sistema político en su conjunto. Tendremos a partir del primero de julio nuevos representantes, en todos los niveles y en todo el país; entrarán y saldrán grupos de los Poderes Ejecutivo y Legislativo; desde Presidente de la República, hasta cientos de Presidentes Municipales, así como Diputados Locales, Federales y Senadores, además de los miles de regidores que se incorporarán a los trabajos en sus respectivos municipios.

De tan notable movilidad política, tenemos desde ahora –desde hace generaciones, una primera certeza: la institucionalidad y lealtad al pueblo, por parte de todos y cada uno de los integrantes de las Fuerzas Armadas. De allí que al remitirnos debate/contenido en torno a las condiciones de (in)Seguridad y las formas para recuperar la paz pública, los pronunciamientos deben considerar esta evidencia, medida/demostrada en cualquier encuesta o sondeo de opinión. De allí que deba insistir en no hacer de las dimensiones de la Seguridad, un campo más de la propaganda y la improvisación.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Hay que insistir. Ya en la campaña electoral formal, los candidatos a la Presidencia de la República, así como todos los demás aspirantes a cargos de elección popular, destacando aquellos que buscan alguna de las gubernaturas y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, deben cuidar sus pronunciamientos y propuestas en materia de seguridad. Ya sea Nacional, Interior, Pública, Humana o bien, Regional e Internacional, pues lo que digan o dejen de decir, tendrá importantes consecuencias cuando ejerzan sus respectivos cargos.

Más aún, deben –debemos, partir de una incontrovertible base: cualquier propuesta en Seguridad, pasa por considerar el determinante papel de las Fuerzas Armadas, sobre todo, si nos referimos a la Seguridad Pública. Como es natural en esta época electoral, surgen ideas, programas, planteamientos y propuestas de reales, improvisados o ignotos especialistas en Seguridad. Pero en realidad ese no sería un problema sino no hubiera la propensión de los mismos candidatos a incorporar puntos de vista y establecer futuras líneas de trabajo para sus probables gobiernos sin contar con los debidos fundamentos e información.

Es evidente que al calor de la competencia por el sufragio de la ciudadanía, se caiga en la fácil expresión para descalificar al menos en Seguridad Pública, lo que el gobierno federal ha hecho. Pero una cosa muy distinta es descreditar a las instituciones, sobre todo a las Fuerzas Armadas, que sin temor a exagerar, son el recurso fundamental del Estado, no sólo en cuanto a la capacidad para contener al crimen organizado y común, sino sobre todo, para aportar la base fundamental de confianza, que se traduce en la invaluable legitimidad a la que aspira cualquier gobierno en el mundo.

Desde la perspectiva de la Sociología y del análisis político, la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, en este caso, al Ejército Mexicano, a la Fuerza Aérea Mexicana y a la Armada de México, representa una plataforma para garantizar la estabilidad del sistema político en su conjunto. Tendremos a partir del primero de julio nuevos representantes, en todos los niveles y en todo el país; entrarán y saldrán grupos de los Poderes Ejecutivo y Legislativo; desde Presidente de la República, hasta cientos de Presidentes Municipales, así como Diputados Locales, Federales y Senadores, además de los miles de regidores que se incorporarán a los trabajos en sus respectivos municipios.

De tan notable movilidad política, tenemos desde ahora –desde hace generaciones, una primera certeza: la institucionalidad y lealtad al pueblo, por parte de todos y cada uno de los integrantes de las Fuerzas Armadas. De allí que al remitirnos debate/contenido en torno a las condiciones de (in)Seguridad y las formas para recuperar la paz pública, los pronunciamientos deben considerar esta evidencia, medida/demostrada en cualquier encuesta o sondeo de opinión. De allí que deba insistir en no hacer de las dimensiones de la Seguridad, un campo más de la propaganda y la improvisación.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso