/ domingo 15 de diciembre de 2019

Las dimensiones de las Seguridades

En anteriores entregas, he señalado, que para analizar de forma detallada y a profundidad las disfunciones que en la materia de Seguridad por las que pasa el país, es tener, sin duda alguna, qué dimensión y atribuciones tiene cada una de ellas. Desde la Seguridad Pública hasta la Seguridad Internacional, pasando por la Interior y la Nacional, aunque todas por supuesto, se encuentran interrelacionadas tienen competencias específicas.

A un año de iniciado el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador, las cuentas y resultados en la Seguridad Pública, son insatisfactorios como él mismo lo ha expresado. Incluso, la pendiente de violencia criminal organizada y común, ha puesto en predicamento la Seguridad Interior. Para explicar esta grave situación, señalemos que en tanto la continuidad y expansión de la violencia se da, la alteración a las actividades cotidianas de la población, también se ven alteradas por lo que la productividad y vida cotidiana, no pueden desarrollarse en paz. Eso es una afectación a la Seguridad Interior. Recordemos lo sucedido el 17 de octubre el Culiacán.

Para el 2020, la Seguridad Pública es un asunto de absoluta prioridad. Pero también la Seguridad Interior, la Seguridad Nacional y la Seguridad Internacional. En esa lógica de argumentación, las Fuerzas Armadas y al Guardia Nacional, desempeñan un papel clave, mientras no existan las condiciones políticas, presupuestales, legales y físicas, para contar con corporaciones policiacas locales, entiéndase, municipales y estatales con suficientes recursos tácticos para contener y someter a la criminalidad.

Las afectaciones al desarrollo del país, con todo y el hipotético nuevo tratado comercial entre México, Canadá y los Estados Unidos, pueden agudizarse y no sólo en las zonas endémicas de actividad criminal. Hemos observado en los recientes meses, una notable diversificación de las actividades delictivas que van de la sustracción de combustible de las instalaciones de Pemex, hasta el tráfico de personas y minerales. El desafío a las instituciones y a la sociedad en su conjunto, es mayúsculo.

Los ajustes a los programas y política en Seguridad Pública, son indispensables. Reconocerlo es una buena avance. Corregirlos, es mejor aún. La estabilidad de la democracia, además de la calidad de vida de la población, es la condición de paz y certeza jurídica, de que quién viole la ley recibirá una sanción proporcional e inmediata. Por amarga experiencia, sabemos que la diada corrosiva de corrupción-impunidad, es la principal causa de lo que padecemos en cuanto a inseguridad. De allí que el siguiente paso sea la recomposición del hasta ahora, ineficiente Sistema Penal Acusatorio.

Aunado a lo anterior, la restructuración de los Sistemas Penales, es decir los reclusorios locales y federales, para que cumplan con sus esencial función de sancionar a los delincuentes en todas sus expresiones. Veremos y esperamos, que así sea.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


En anteriores entregas, he señalado, que para analizar de forma detallada y a profundidad las disfunciones que en la materia de Seguridad por las que pasa el país, es tener, sin duda alguna, qué dimensión y atribuciones tiene cada una de ellas. Desde la Seguridad Pública hasta la Seguridad Internacional, pasando por la Interior y la Nacional, aunque todas por supuesto, se encuentran interrelacionadas tienen competencias específicas.

A un año de iniciado el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador, las cuentas y resultados en la Seguridad Pública, son insatisfactorios como él mismo lo ha expresado. Incluso, la pendiente de violencia criminal organizada y común, ha puesto en predicamento la Seguridad Interior. Para explicar esta grave situación, señalemos que en tanto la continuidad y expansión de la violencia se da, la alteración a las actividades cotidianas de la población, también se ven alteradas por lo que la productividad y vida cotidiana, no pueden desarrollarse en paz. Eso es una afectación a la Seguridad Interior. Recordemos lo sucedido el 17 de octubre el Culiacán.

Para el 2020, la Seguridad Pública es un asunto de absoluta prioridad. Pero también la Seguridad Interior, la Seguridad Nacional y la Seguridad Internacional. En esa lógica de argumentación, las Fuerzas Armadas y al Guardia Nacional, desempeñan un papel clave, mientras no existan las condiciones políticas, presupuestales, legales y físicas, para contar con corporaciones policiacas locales, entiéndase, municipales y estatales con suficientes recursos tácticos para contener y someter a la criminalidad.

Las afectaciones al desarrollo del país, con todo y el hipotético nuevo tratado comercial entre México, Canadá y los Estados Unidos, pueden agudizarse y no sólo en las zonas endémicas de actividad criminal. Hemos observado en los recientes meses, una notable diversificación de las actividades delictivas que van de la sustracción de combustible de las instalaciones de Pemex, hasta el tráfico de personas y minerales. El desafío a las instituciones y a la sociedad en su conjunto, es mayúsculo.

Los ajustes a los programas y política en Seguridad Pública, son indispensables. Reconocerlo es una buena avance. Corregirlos, es mejor aún. La estabilidad de la democracia, además de la calidad de vida de la población, es la condición de paz y certeza jurídica, de que quién viole la ley recibirá una sanción proporcional e inmediata. Por amarga experiencia, sabemos que la diada corrosiva de corrupción-impunidad, es la principal causa de lo que padecemos en cuanto a inseguridad. De allí que el siguiente paso sea la recomposición del hasta ahora, ineficiente Sistema Penal Acusatorio.

Aunado a lo anterior, la restructuración de los Sistemas Penales, es decir los reclusorios locales y federales, para que cumplan con sus esencial función de sancionar a los delincuentes en todas sus expresiones. Veremos y esperamos, que así sea.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso