/ lunes 6 de junio de 2022

Las dos caras de la regeneración urbana

Se ha dicho que llegamos al límite fijado hace algunas décadas para el crecimiento de la Ciudad; pues se ha cubierto o utilizado casi al 100% del suelo urbano y no hay posibilidad de seguir creciendo sin arriesgar el medio ambiente.

Así, la gente se ha visto obligada vivir fuera de la ciudad, por los altos costos de la vivienda o la falta de opciones, provocando traslados a su lugar trabajo que tardan en promedio 5 horas diarias, lo que disminuye su calidad de vida.

Mirando modelos de otros países, se ha retomado el concepto de ciudades centrales, donde el objetivo es generar centros de barrios en torno a los que se desarrollen todas las actividades sin tener que perder parte del tiempo en grandes traslados; pues en pequeñas distancias debe contar con espacios públicos, lugares de abasto, educativos, recreativos, de salud, entre otros.

Sin embargo, hay que encontrar en lo ya desarrollado, el lugar donde no se cause más daño ambiental y las autoridades puedan cubrir los servicios urbanos; esto es reutilizar el suelo, pero hay que tener cuidado en cada caso para no generar daño o riesgo, en nombre de la regeneración urbana.

Ya había reflexionado el tema cuando hablábamos de Vallejo en Azcapotzalco, pero ahora el Gobierno propone recuperar la colonia Atlampa en la alcaldía Cuauhtémoc, zona que históricamente se caracterizó por ser industrial, sin embargo la dinámica social la dejó en medio de un desarrollo urbano distinto y es prácticamente una zona olvidada y poco habitada.

Tiene características particulares como asentamientos humanos irregulares en torno de las vías que atraviesan la colonia, manzanas de gran tamaño por las naves industriales, paso de ductos de Pemex y una ubicación privilegiada para la movilidad y comunicación. Por eso se ha planteado la “Reconversión del Suelo” para pasar de uso industrial a uso habitacional, con comercio en planta baja o mixto, tendiendo alturas máximas entre 3 y 6 niveles.

El proyecto considera invertir recursos para actualizar las redes del sistema de aguas, crear más calles, construir mercados públicos, escuelas, centros de barrio, entre otros. Considerando la participación privada de desarrolladores de vivienda, ¿suena bien, no? más de uno quiere vivir a 5 minutos de una estación de Metrobús, con ciclovía cercana, avenidas importantes, y viviendas nuevas. Sin embargo, otra cara de la regeneración urbana es la propuesta de 45 metros como tamaño de la vivienda, sin considerar el criterio de vivienda digna.

Otro aspecto grave y que pone en riesgo la salud o la vida de las personas se relaciona con el anterior uso industrial de la zona, pues con negocios de fertilizantes o laboratorios el suelo puede estar contaminado y ser un riesgo; pero eso lo sabremos hasta que se haga el estudio adecuado del Gobierno y el tiempo de recuperación va de 2 a 20 años.

Esos ejemplos dan todo, menos certeza, por eso propuse entre otras cosas que antes de cualquier licencia o permiso para construir, se realice el estudio, para asegurarse que no es un riesgo en potencia para quienes habitarán.

A pesar de eso, no debe ser un cheque en blanco, pues están pendientes los ductos de Pemex y la actualización de la red de agua.

El tiempo dirá los beneficios y la rapidez de esta forma de reutilizar el suelo, pues estoy convencida que aunque ya no es posible seguir desarrollando vivienda a orillas de la ciudad, tampoco podemos arriesgar la vida o la salud de las personas, como tampoco se debe exponer el patrimonio de quienes invierten y apuestan por una mejor ciudad.

En una ciudad habitable nadie debe resultar afectado; por eso espero que las futuras propuestas de Claudia Sheinbaum en esta materia, consideren la calidad de vida, salud, gestión integral de riesgos y disminución de huella ecológica, tan importante como hoy ponderó la movilidad y el Programa PILARES; y así garantizar esta CDMX a nuevas generaciones.

Se ha dicho que llegamos al límite fijado hace algunas décadas para el crecimiento de la Ciudad; pues se ha cubierto o utilizado casi al 100% del suelo urbano y no hay posibilidad de seguir creciendo sin arriesgar el medio ambiente.

Así, la gente se ha visto obligada vivir fuera de la ciudad, por los altos costos de la vivienda o la falta de opciones, provocando traslados a su lugar trabajo que tardan en promedio 5 horas diarias, lo que disminuye su calidad de vida.

Mirando modelos de otros países, se ha retomado el concepto de ciudades centrales, donde el objetivo es generar centros de barrios en torno a los que se desarrollen todas las actividades sin tener que perder parte del tiempo en grandes traslados; pues en pequeñas distancias debe contar con espacios públicos, lugares de abasto, educativos, recreativos, de salud, entre otros.

Sin embargo, hay que encontrar en lo ya desarrollado, el lugar donde no se cause más daño ambiental y las autoridades puedan cubrir los servicios urbanos; esto es reutilizar el suelo, pero hay que tener cuidado en cada caso para no generar daño o riesgo, en nombre de la regeneración urbana.

Ya había reflexionado el tema cuando hablábamos de Vallejo en Azcapotzalco, pero ahora el Gobierno propone recuperar la colonia Atlampa en la alcaldía Cuauhtémoc, zona que históricamente se caracterizó por ser industrial, sin embargo la dinámica social la dejó en medio de un desarrollo urbano distinto y es prácticamente una zona olvidada y poco habitada.

Tiene características particulares como asentamientos humanos irregulares en torno de las vías que atraviesan la colonia, manzanas de gran tamaño por las naves industriales, paso de ductos de Pemex y una ubicación privilegiada para la movilidad y comunicación. Por eso se ha planteado la “Reconversión del Suelo” para pasar de uso industrial a uso habitacional, con comercio en planta baja o mixto, tendiendo alturas máximas entre 3 y 6 niveles.

El proyecto considera invertir recursos para actualizar las redes del sistema de aguas, crear más calles, construir mercados públicos, escuelas, centros de barrio, entre otros. Considerando la participación privada de desarrolladores de vivienda, ¿suena bien, no? más de uno quiere vivir a 5 minutos de una estación de Metrobús, con ciclovía cercana, avenidas importantes, y viviendas nuevas. Sin embargo, otra cara de la regeneración urbana es la propuesta de 45 metros como tamaño de la vivienda, sin considerar el criterio de vivienda digna.

Otro aspecto grave y que pone en riesgo la salud o la vida de las personas se relaciona con el anterior uso industrial de la zona, pues con negocios de fertilizantes o laboratorios el suelo puede estar contaminado y ser un riesgo; pero eso lo sabremos hasta que se haga el estudio adecuado del Gobierno y el tiempo de recuperación va de 2 a 20 años.

Esos ejemplos dan todo, menos certeza, por eso propuse entre otras cosas que antes de cualquier licencia o permiso para construir, se realice el estudio, para asegurarse que no es un riesgo en potencia para quienes habitarán.

A pesar de eso, no debe ser un cheque en blanco, pues están pendientes los ductos de Pemex y la actualización de la red de agua.

El tiempo dirá los beneficios y la rapidez de esta forma de reutilizar el suelo, pues estoy convencida que aunque ya no es posible seguir desarrollando vivienda a orillas de la ciudad, tampoco podemos arriesgar la vida o la salud de las personas, como tampoco se debe exponer el patrimonio de quienes invierten y apuestan por una mejor ciudad.

En una ciudad habitable nadie debe resultar afectado; por eso espero que las futuras propuestas de Claudia Sheinbaum en esta materia, consideren la calidad de vida, salud, gestión integral de riesgos y disminución de huella ecológica, tan importante como hoy ponderó la movilidad y el Programa PILARES; y así garantizar esta CDMX a nuevas generaciones.