/ viernes 3 de mayo de 2019

Las excusas del Partido Republicano

Rusia no ayudó en la campaña presidencial de Donald Trump. Bueno, sí le ayudó a él, pero la campaña en sí no estuvo involucrada.

Bueno, la campaña tuvo muchos contactos rusos y a sabiendas se recibió información de los rusos, pero eso no tenía nada de malo.

Si han estado tratando de seguir la respuesta de los republicanos a las revelaciones sobre lo que ocurrió en 2016, tal vez estén un poco confundidos.

Ni siquiera estamos hablando sobre una línea del partido que cambia todo el tiempo. Siguen apareciendo nuevas excusas, pero las viejas excusas nunca se descartan. Todo es bastante extraño.

La primera vez que me encontré con este estilo de argumentación fue hace mucho tiempo, sobre el tema del aumento en la desigualdad.

Para principios de la década de 1990, ya era evidente que el crecimiento en la economía estadounidense estaba desviándose cada vez más, con enormes ganancias para una pequeña minoría en el nivel más alto, pero ingresos estancados para la clase media y los pobres.

Esta era una observación incómoda para un partido que, entonces como ahora, quería recortar los impuestos a los ricos y desmantelar la red de seguridad social. ¿Cómo responderían los conservadores?

La respuesta fue una negación multifacética. La desigualdad no estaba aumentando. Bueno, sí estaba aumentando, pero no era un problema.

Bueno, el aumento de la desigualdad era desafortunado, pero no había nada que se pudiera hacer al respecto sin paralizar el crecimiento económico.

Esto sigue sucediendo. Incluso mientras leen que los superricos compran departamentos de 240 millones de dólares y exigen megayates todavía más grandes, hay toda una industria de gente que niega que la desigualdad haya aumentado.

Al igual que en el caso de la desigualdad, los argumentos refutados sobre el cambio climático nunca desaparecen.

En cambio, se vuelven zombis intelectuales que deberían estar muertos, pero que siguen causando un caos. Si piensan que los argumentos republicanos sobre el cambio climático se han vuelto más sofisticados, esperen a la próxima tormenta de nieve: les garantizo que escucharán los mismos argumentos negacionistas descarnados —la misma confusión deliberada del clima con las fluctuaciones diarias en el tiempo— que hemos venido escuchando desde hace décadas.

Lo que tienen en común el posicionamiento de la derecha en cuanto a la desigualdad, el clima y, ahora, la interferencia rusa en la elección es que en cada caso la gente que se supone que está presentando los argumentos serios son en realidad funcionarios del partido que operan de mala fe.

Y con esto quiero decir que en cada caso a los que presentan los argumentos negacionistas, aunque hacen alusión a evidencias, en realidad no les importa lo que estas dicen; en un nivel fundamental, no les interesa la verdad. Su meta, en cambio, es cumplir con una agenda determinada.

Rusia no ayudó en la campaña presidencial de Donald Trump. Bueno, sí le ayudó a él, pero la campaña en sí no estuvo involucrada.

Bueno, la campaña tuvo muchos contactos rusos y a sabiendas se recibió información de los rusos, pero eso no tenía nada de malo.

Si han estado tratando de seguir la respuesta de los republicanos a las revelaciones sobre lo que ocurrió en 2016, tal vez estén un poco confundidos.

Ni siquiera estamos hablando sobre una línea del partido que cambia todo el tiempo. Siguen apareciendo nuevas excusas, pero las viejas excusas nunca se descartan. Todo es bastante extraño.

La primera vez que me encontré con este estilo de argumentación fue hace mucho tiempo, sobre el tema del aumento en la desigualdad.

Para principios de la década de 1990, ya era evidente que el crecimiento en la economía estadounidense estaba desviándose cada vez más, con enormes ganancias para una pequeña minoría en el nivel más alto, pero ingresos estancados para la clase media y los pobres.

Esta era una observación incómoda para un partido que, entonces como ahora, quería recortar los impuestos a los ricos y desmantelar la red de seguridad social. ¿Cómo responderían los conservadores?

La respuesta fue una negación multifacética. La desigualdad no estaba aumentando. Bueno, sí estaba aumentando, pero no era un problema.

Bueno, el aumento de la desigualdad era desafortunado, pero no había nada que se pudiera hacer al respecto sin paralizar el crecimiento económico.

Esto sigue sucediendo. Incluso mientras leen que los superricos compran departamentos de 240 millones de dólares y exigen megayates todavía más grandes, hay toda una industria de gente que niega que la desigualdad haya aumentado.

Al igual que en el caso de la desigualdad, los argumentos refutados sobre el cambio climático nunca desaparecen.

En cambio, se vuelven zombis intelectuales que deberían estar muertos, pero que siguen causando un caos. Si piensan que los argumentos republicanos sobre el cambio climático se han vuelto más sofisticados, esperen a la próxima tormenta de nieve: les garantizo que escucharán los mismos argumentos negacionistas descarnados —la misma confusión deliberada del clima con las fluctuaciones diarias en el tiempo— que hemos venido escuchando desde hace décadas.

Lo que tienen en común el posicionamiento de la derecha en cuanto a la desigualdad, el clima y, ahora, la interferencia rusa en la elección es que en cada caso la gente que se supone que está presentando los argumentos serios son en realidad funcionarios del partido que operan de mala fe.

Y con esto quiero decir que en cada caso a los que presentan los argumentos negacionistas, aunque hacen alusión a evidencias, en realidad no les importa lo que estas dicen; en un nivel fundamental, no les interesa la verdad. Su meta, en cambio, es cumplir con una agenda determinada.