/ sábado 2 de octubre de 2021

Las glorias del Púas Olivares (I)

Por Reyes Razo

¿Dónde queda la Bondojito? Y supe. Pues adelante de Robles Domínguez, o Potrero. Luego, después de la calzada de Guadalupe, se hace Noé. Pasa la panadería La abeja y la iglesia de Corpus Christi. Y adelante. Por Oriente. Usté dele derecho.

Vísperas de una gran pelea. Rubén Olivares contra Chucho Castillo.Chucho Castillo contra Rubén Olivares. Expectación. Júbilo. Los aficionados atestaban los gimnasios donde sus favoritos entrenaban. Los esperaban en la puerta, los seguían, los apapachaban. Audaces, se ofrecían a cargarle la petaca. Emparejaban su paso. Lo miraban extasiados.

"!Ese es mi Rubencito...

"!Arriba la Bondojito...

"Mucho, mi champion...

Hormiguero, cortejo. Mediodía y decenas de hombres de toda edad perseguían acompañaban, se hacían constructores y parte de la gloria, la fama del aporreador rebautizado "El Púas". Elevado a figura por periódicos que ensalzaban su gusto por el pulque. Su debilidad por los "curados" de apio. Su predilección por el de avena.Su gusto por los "tornillos" que consumía en una pulquería a la vuelta de la famosísima Farmacia Briseño en la Calzada de Guadalupe y Garrido a dos calles de la Basílica. Afición que le ganaba la primera plana de los diarios dedicados a los deportes y deportistas. Decenas de fotografías : "El Púas Olivares" entre los que manejaban el "tlachique". Con sendos cucharones de los que escurría la bebida. "Nomás le falta un grado para ser filete", proclamaban los pulqueros.

Joven populachero, entrón, alburero, listo para el revire. Con un pegue de miedo. Manos-armas. Puñetazos que destruían. Golpes que minaban; desmoronaban. Combinaciones construidas para debilitar, desalentar, demoler y derribar, noquear, derrotar, vencer. Brazos aspas, arietes. Mente y cuerpo. Juego de piernas. El "bending". El "Rolling", Cuerpo que ondula. Cientos de horas tras un jab. En la educada preparación de un uppercutt , la elástica , bella, contudente ejecución de un gancho. Y si colocado en los bajos, en el hígado, la parálisis, el ahogo y la gloria.

Llegaba descansado. Con la mitad de su rutina en piernas y pulmones. A las cinco de la mañana a correr. A "hacer aire". A agarrar condición física. Con los puños sobre las tetillas. Solitario en el final de la noche y las plomizas nubes del nuevo día. Kilómetros de "footing". Rutina. Concentración. Embotamiento. Un, dos, un, dos, Un , dos, un, dos. El dum-dum-dum-dum del corazón. Juego de piernas. El frío hace llorar. "Me corres diez kilómetros, Rubencito. Con ganas. Cierra fuerte. Y luego sombreas. Para aflojar. Ligerito.

"...Y luego me retacho a mi casa. Me vuelvo a dormir. Como hasta las nueve. Ya me baño y mi jefa me hace mi desayuno. Ligero ¿no? Par de huevos tibios. Un vaso de leche. Tengo que cuidar el peso. Hay que dar el peso. Poco pan o tortilla.

Rey de La Bondojito. La conocía al dedillo. Sus calles, las misceláneas, los mercados, las comadres y los cuates. La "broza". Los "ñeros". Los "macizos". Porque:

"Cómo no quise estudiar, mi jefe me la cantó derecha. "De haragán, de vago no te quiero. Aquí el que no trabaja no come. Vives aquí, tienes que meter el hombro. La casa no se mantiene de gratis ni de buenas intenciones. Así que te me poner a buscar chamba . O tú sabes. La puerta a la calle está muy ancha.

"Era muy enérgico mi jefe. Pegalón. Con lo que tuviera a mano. Nada de contestarle. "Te rompo el hocico donde me rezongues, vaguito. Te enderezas o te enderezo. Tú decides".

"Y me puse a fabricar jeje quesque a fabricar. Bueno, sí. Puse mi negocio de combustibles. Una bolsa -como las de la panadería- rellena de viruta de madera con algo de petróleo. Combustibles para baño. Se usaban en unos calentadores "Corona"·. Con quince centavos la gente se daba un baño de agua caliente. Me iba a las madererías de todos estos rumbos y les compraba la viruta. La bolsa y el "pegol". Así sellaba el combustible. Me compre un "·carro de mano". Uno de esos que empujan los que van por las calles con el grito de se compra fierro viejo, periódico o botellas. Llenaba mi carro y a darle. Uta, andaba todo apestoso. Al rayo del sol. Sudadísimo. Me iba bien, le agarre el modo. Traía mi lana. Buena ¿eh? Y la llevaba bien con mi jefe.

"Me acuerdo, fíjese usted, que había un vecino, un cuate como de mi edad, que todas las mañanas salía muy entacuchado. Muy trajeadito; bien arregladito. De saquito azul, pantalón gris y su corbatita. Bien peinado, limpiecito. Se iba temprano. Salía a la calle y derechito a la esquina. Compraba su periódico y se iba. Creo que al centro. Cpmo que trabajaba en un banco o en una oficina. Así todos los días. Muy arregladito. Como que se creía mucho ¿no? Yo nomás lo veía ir y venir. Yo con mis combustibles. Y que me lo casco. Todos los domingos salía como a tomar el sol. Como sin rumbo. Con otra ropita. Y ahi se estaba las horas enteras. Y un día domingo que me le acerco y que le digo: "¿Quihubo, mi buen, qué haciendo? "Pos aquí, pasándola. ¿Y usted?

"Pos no que muy salsa usted? ¿No que mucho tacuche? Aquí está usted de "perra flaca". Mire , lo que cuenta es la lana. La lana, La que yo traigo aquí en mi bolsa aunque toda la semana ande todo sudado y apestoso. ¿Eh?" Los billetes la rifan. Aquí los traigo. Y le decía y me daba manazos sobre la bolsa del pantalón. Pa que viera".


Y la entrevista, apenas empezaba…


Por Reyes Razo

¿Dónde queda la Bondojito? Y supe. Pues adelante de Robles Domínguez, o Potrero. Luego, después de la calzada de Guadalupe, se hace Noé. Pasa la panadería La abeja y la iglesia de Corpus Christi. Y adelante. Por Oriente. Usté dele derecho.

Vísperas de una gran pelea. Rubén Olivares contra Chucho Castillo.Chucho Castillo contra Rubén Olivares. Expectación. Júbilo. Los aficionados atestaban los gimnasios donde sus favoritos entrenaban. Los esperaban en la puerta, los seguían, los apapachaban. Audaces, se ofrecían a cargarle la petaca. Emparejaban su paso. Lo miraban extasiados.

"!Ese es mi Rubencito...

"!Arriba la Bondojito...

"Mucho, mi champion...

Hormiguero, cortejo. Mediodía y decenas de hombres de toda edad perseguían acompañaban, se hacían constructores y parte de la gloria, la fama del aporreador rebautizado "El Púas". Elevado a figura por periódicos que ensalzaban su gusto por el pulque. Su debilidad por los "curados" de apio. Su predilección por el de avena.Su gusto por los "tornillos" que consumía en una pulquería a la vuelta de la famosísima Farmacia Briseño en la Calzada de Guadalupe y Garrido a dos calles de la Basílica. Afición que le ganaba la primera plana de los diarios dedicados a los deportes y deportistas. Decenas de fotografías : "El Púas Olivares" entre los que manejaban el "tlachique". Con sendos cucharones de los que escurría la bebida. "Nomás le falta un grado para ser filete", proclamaban los pulqueros.

Joven populachero, entrón, alburero, listo para el revire. Con un pegue de miedo. Manos-armas. Puñetazos que destruían. Golpes que minaban; desmoronaban. Combinaciones construidas para debilitar, desalentar, demoler y derribar, noquear, derrotar, vencer. Brazos aspas, arietes. Mente y cuerpo. Juego de piernas. El "bending". El "Rolling", Cuerpo que ondula. Cientos de horas tras un jab. En la educada preparación de un uppercutt , la elástica , bella, contudente ejecución de un gancho. Y si colocado en los bajos, en el hígado, la parálisis, el ahogo y la gloria.

Llegaba descansado. Con la mitad de su rutina en piernas y pulmones. A las cinco de la mañana a correr. A "hacer aire". A agarrar condición física. Con los puños sobre las tetillas. Solitario en el final de la noche y las plomizas nubes del nuevo día. Kilómetros de "footing". Rutina. Concentración. Embotamiento. Un, dos, un, dos, Un , dos, un, dos. El dum-dum-dum-dum del corazón. Juego de piernas. El frío hace llorar. "Me corres diez kilómetros, Rubencito. Con ganas. Cierra fuerte. Y luego sombreas. Para aflojar. Ligerito.

"...Y luego me retacho a mi casa. Me vuelvo a dormir. Como hasta las nueve. Ya me baño y mi jefa me hace mi desayuno. Ligero ¿no? Par de huevos tibios. Un vaso de leche. Tengo que cuidar el peso. Hay que dar el peso. Poco pan o tortilla.

Rey de La Bondojito. La conocía al dedillo. Sus calles, las misceláneas, los mercados, las comadres y los cuates. La "broza". Los "ñeros". Los "macizos". Porque:

"Cómo no quise estudiar, mi jefe me la cantó derecha. "De haragán, de vago no te quiero. Aquí el que no trabaja no come. Vives aquí, tienes que meter el hombro. La casa no se mantiene de gratis ni de buenas intenciones. Así que te me poner a buscar chamba . O tú sabes. La puerta a la calle está muy ancha.

"Era muy enérgico mi jefe. Pegalón. Con lo que tuviera a mano. Nada de contestarle. "Te rompo el hocico donde me rezongues, vaguito. Te enderezas o te enderezo. Tú decides".

"Y me puse a fabricar jeje quesque a fabricar. Bueno, sí. Puse mi negocio de combustibles. Una bolsa -como las de la panadería- rellena de viruta de madera con algo de petróleo. Combustibles para baño. Se usaban en unos calentadores "Corona"·. Con quince centavos la gente se daba un baño de agua caliente. Me iba a las madererías de todos estos rumbos y les compraba la viruta. La bolsa y el "pegol". Así sellaba el combustible. Me compre un "·carro de mano". Uno de esos que empujan los que van por las calles con el grito de se compra fierro viejo, periódico o botellas. Llenaba mi carro y a darle. Uta, andaba todo apestoso. Al rayo del sol. Sudadísimo. Me iba bien, le agarre el modo. Traía mi lana. Buena ¿eh? Y la llevaba bien con mi jefe.

"Me acuerdo, fíjese usted, que había un vecino, un cuate como de mi edad, que todas las mañanas salía muy entacuchado. Muy trajeadito; bien arregladito. De saquito azul, pantalón gris y su corbatita. Bien peinado, limpiecito. Se iba temprano. Salía a la calle y derechito a la esquina. Compraba su periódico y se iba. Creo que al centro. Cpmo que trabajaba en un banco o en una oficina. Así todos los días. Muy arregladito. Como que se creía mucho ¿no? Yo nomás lo veía ir y venir. Yo con mis combustibles. Y que me lo casco. Todos los domingos salía como a tomar el sol. Como sin rumbo. Con otra ropita. Y ahi se estaba las horas enteras. Y un día domingo que me le acerco y que le digo: "¿Quihubo, mi buen, qué haciendo? "Pos aquí, pasándola. ¿Y usted?

"Pos no que muy salsa usted? ¿No que mucho tacuche? Aquí está usted de "perra flaca". Mire , lo que cuenta es la lana. La lana, La que yo traigo aquí en mi bolsa aunque toda la semana ande todo sudado y apestoso. ¿Eh?" Los billetes la rifan. Aquí los traigo. Y le decía y me daba manazos sobre la bolsa del pantalón. Pa que viera".


Y la entrevista, apenas empezaba…