/ lunes 9 de agosto de 2021

Las gobernadoras: oxígeno para la democracia

Por Abraham Madero

Se viven tiempos sin precedente histórico en distintos ámbitos de la vida democrática de México. La nueva composición y alternancia de gobiernos y congresos en las entidades federativas que recientemente celebraron comicios, no solo representa un signo relevante para el análisis político, sino que en la práctica se trata de un fenómeno que avizora una nueva gobernanza para la ejecución de políticas públicas.

Me refiero a un hecho de particular significación política para el país en momentos en que, por primera vez en nuestra historia, a partir de enero del próximo año, asumirán el Poder Ejecutivo estatal un número importante de mujeres, posiciones a las deberá sumarse las correspondientes estructuras de la administración pública, así como las asambleas legislativas y ayuntamientos.

Con cierta proclividad y no menos profundidad, se han escrito diversos análisis que documentan el papel histórico de la mujer y su esfuerzo ascendente para ocupar espacios de decisión en el ámbito público. Sin embargo, el propósito que persiguen estas líneas consiste en colocar los reflectores a un suceso de tal envergadura para no caer en el error de considerarlo meramente coyuntural, pues la llegada de seis mujeres gobernadoras, más la jefa de gobierno de la Ciudad de México, constituye un detonante para impulsar cambios favorables en la forma de conducir las políticas estatales.

Además de la capital del país, Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero y Tlaxcala, estarán gobernados por mandatarias que les caracteriza un bagaje de experiencia en la arena pública lograda a través del trabajo social y partidista, que abre la puerta para oxigenar la de por si atribulada congestión del mal gobierno local, acentuado por una reciente generación de gobernantes que pasó del escándalo a la cárcel por contubernios abiertos o simulados con el crimen.

La oportunidad a que hago referencia, permitirá con el liderazgo de las gobernadoras, configurar esquemas de gobierno bajo una visión vanguardista y con profundo sentido social, especialmente en favor de las poblaciones vulnerables como la niñez, las mujeres y los adultos mayores.

Además, no menos relevante es el hecho de que por primera vez la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), tendrá una participación con mayor presencia de mujeres. Será interesante ver si las mandatarias logran reavivar con sentido práctico y nuevo enfoque, la razón de ser de esta plataforma de colaboración intergubernamental frente a los retos del federalismo mexicano y considerando que desde ahí pueden impulsarse políticas con impacto no solo en la agenda local, sino en regiones estratégicas del país.

Tampoco debemos menospreciar los retos que enfrentarán las nuevas gobernadoras al asumir su gestión, pero en nuestra opinión dos de ellos pueden significar un punto de inflexión si logran abordarse con prioridad y estrategia.

Primero, atender las desigualdades sociales y avanzar en la tutela efectiva de los derechos humanos, cuya brecha se ha incrementado ante el contexto de las medidas dictadas para contener la pandemia por COVID-19. En este rubro, las gobernadoras - por su perfil y liderazgo natural - contarán con legitimidad y respaldo social para impulsar políticas de fondo que resuelvan los problemas de salud, educación, violencia y empleo.

Y, en segundo lugar, como hemos insistido desde la misión institucional de Early Institute, tenemos la convicción que las gobernadoras pueden hacer una apuesta estratégica en materia de inversión social para la seguridad y el desarrollo de niñas, niños y adolescentes, dando pie a nuevos planes y esquemas de gobierno que coloquen en el centro las políticas de cuidado y protección hacia las nuevas generaciones.

Desde luego que no se lanza una apuesta al vacío. Las gobernadoras, como quienes gobiernan en cualquier ámbito, necesitan asumir con valiente autocrítica, los graves riesgos que han llevado al país a potenciar la problemática en rubros que son vitales para una convivencia democrática y valores sociales. Si bien las gobernadoras tienen el uso de la palabra, la acción es corresponsabilidad de todas y todos.

Twitter: @abrahammadero

Correo: amadero@earlyinstitute.org

Por Abraham Madero

Se viven tiempos sin precedente histórico en distintos ámbitos de la vida democrática de México. La nueva composición y alternancia de gobiernos y congresos en las entidades federativas que recientemente celebraron comicios, no solo representa un signo relevante para el análisis político, sino que en la práctica se trata de un fenómeno que avizora una nueva gobernanza para la ejecución de políticas públicas.

Me refiero a un hecho de particular significación política para el país en momentos en que, por primera vez en nuestra historia, a partir de enero del próximo año, asumirán el Poder Ejecutivo estatal un número importante de mujeres, posiciones a las deberá sumarse las correspondientes estructuras de la administración pública, así como las asambleas legislativas y ayuntamientos.

Con cierta proclividad y no menos profundidad, se han escrito diversos análisis que documentan el papel histórico de la mujer y su esfuerzo ascendente para ocupar espacios de decisión en el ámbito público. Sin embargo, el propósito que persiguen estas líneas consiste en colocar los reflectores a un suceso de tal envergadura para no caer en el error de considerarlo meramente coyuntural, pues la llegada de seis mujeres gobernadoras, más la jefa de gobierno de la Ciudad de México, constituye un detonante para impulsar cambios favorables en la forma de conducir las políticas estatales.

Además de la capital del país, Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero y Tlaxcala, estarán gobernados por mandatarias que les caracteriza un bagaje de experiencia en la arena pública lograda a través del trabajo social y partidista, que abre la puerta para oxigenar la de por si atribulada congestión del mal gobierno local, acentuado por una reciente generación de gobernantes que pasó del escándalo a la cárcel por contubernios abiertos o simulados con el crimen.

La oportunidad a que hago referencia, permitirá con el liderazgo de las gobernadoras, configurar esquemas de gobierno bajo una visión vanguardista y con profundo sentido social, especialmente en favor de las poblaciones vulnerables como la niñez, las mujeres y los adultos mayores.

Además, no menos relevante es el hecho de que por primera vez la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), tendrá una participación con mayor presencia de mujeres. Será interesante ver si las mandatarias logran reavivar con sentido práctico y nuevo enfoque, la razón de ser de esta plataforma de colaboración intergubernamental frente a los retos del federalismo mexicano y considerando que desde ahí pueden impulsarse políticas con impacto no solo en la agenda local, sino en regiones estratégicas del país.

Tampoco debemos menospreciar los retos que enfrentarán las nuevas gobernadoras al asumir su gestión, pero en nuestra opinión dos de ellos pueden significar un punto de inflexión si logran abordarse con prioridad y estrategia.

Primero, atender las desigualdades sociales y avanzar en la tutela efectiva de los derechos humanos, cuya brecha se ha incrementado ante el contexto de las medidas dictadas para contener la pandemia por COVID-19. En este rubro, las gobernadoras - por su perfil y liderazgo natural - contarán con legitimidad y respaldo social para impulsar políticas de fondo que resuelvan los problemas de salud, educación, violencia y empleo.

Y, en segundo lugar, como hemos insistido desde la misión institucional de Early Institute, tenemos la convicción que las gobernadoras pueden hacer una apuesta estratégica en materia de inversión social para la seguridad y el desarrollo de niñas, niños y adolescentes, dando pie a nuevos planes y esquemas de gobierno que coloquen en el centro las políticas de cuidado y protección hacia las nuevas generaciones.

Desde luego que no se lanza una apuesta al vacío. Las gobernadoras, como quienes gobiernan en cualquier ámbito, necesitan asumir con valiente autocrítica, los graves riesgos que han llevado al país a potenciar la problemática en rubros que son vitales para una convivencia democrática y valores sociales. Si bien las gobernadoras tienen el uso de la palabra, la acción es corresponsabilidad de todas y todos.

Twitter: @abrahammadero

Correo: amadero@earlyinstitute.org