/ miércoles 8 de mayo de 2019

Las máscaras de los críticos “militantes”

El concepto de Gobernanza se ha entendido de diversas formas que generalmente convergen en el ejercicio del poder con participación social, pero, ¿cómo debemos entender esa participación social?

En primer lugar debemos de diferenciar: (1) la participación política -de oposición-; y (2) la participación social. Esta distinción no se agota allí, ya que el punto fino de análisis se centra en distinguir la participación social legítima, de aquella que tiene una agenda política clara, indudable y proactiva.

Para analizar la crítica, no sólo hay que ver su contenido, sino en este caso también su origen, porque el último grupo de personas que se adscriben como críticos que forman parte de la sociedad -entendiéndolos como empresarios, activistas de ONG, columnistas, analistas políticos, entre otros-, en realidad están usando esa máscara para expresar una posición política de militante, sí, de militante de oposición. La mayoría de sus planteamientos se pueden encajonar en ese nicho, el de militantes, pero la distorsión se genera cuando esgrimen su máscara argumentando que su crítica proviene de un sector social.

Continuando con el análisis del origen, la “militancia” de ese grupo de críticos se ha sistematizado para empatarse con la de la oposición, pretendiendo en realidad aparentar un frente políticosocial de inconformidad, cuando en realidad conforman sólo una pequeña oposición con agenda personalísima, totalmente alejada de cualquier interés social legítimo.

La crítica y la oposición son válidas en cualquier sistema democrático, pero resulta deshonesto y tramposo escudarse en una máscara las auténticas intenciones de la posición de esos personajes que se adjudican el calificativo de “sociedad”.

Por cuanto al fondo, las motivaciones de muchos de esos críticos se originan por la pérdida de privilegios de manera directa o indirecta, y esta parte es la más importante en la transformación que el nuevo gobierno ha emprendido, y nos ayuda a dimensionarlas: en número, es sumamente reducida, eso quedó demostrado en la “manifestación” del pasado domingo 5 de mayo; en contenido, sus argumentos son repetitivos y sin ingrediente social, siempre encaminados a defender privilegios; finalmente, en legitimación, carecen de ella los partidos opositores que en tanto tiempo no tomaron decisiones enérgicas para enderezar este país; y por lo que hace a los críticos sociales enmascarados, cada vez evidencian más su militancia, lo que los está llevando a una pérdida de credibilidad acelerada.

En un país democrático todas las críticas deben poder expresarse, sólo tengamos bien claro su origen, intenciones y a sus protagonistas.

@Sergeluna_S

Diputado Federal por Morena

El concepto de Gobernanza se ha entendido de diversas formas que generalmente convergen en el ejercicio del poder con participación social, pero, ¿cómo debemos entender esa participación social?

En primer lugar debemos de diferenciar: (1) la participación política -de oposición-; y (2) la participación social. Esta distinción no se agota allí, ya que el punto fino de análisis se centra en distinguir la participación social legítima, de aquella que tiene una agenda política clara, indudable y proactiva.

Para analizar la crítica, no sólo hay que ver su contenido, sino en este caso también su origen, porque el último grupo de personas que se adscriben como críticos que forman parte de la sociedad -entendiéndolos como empresarios, activistas de ONG, columnistas, analistas políticos, entre otros-, en realidad están usando esa máscara para expresar una posición política de militante, sí, de militante de oposición. La mayoría de sus planteamientos se pueden encajonar en ese nicho, el de militantes, pero la distorsión se genera cuando esgrimen su máscara argumentando que su crítica proviene de un sector social.

Continuando con el análisis del origen, la “militancia” de ese grupo de críticos se ha sistematizado para empatarse con la de la oposición, pretendiendo en realidad aparentar un frente políticosocial de inconformidad, cuando en realidad conforman sólo una pequeña oposición con agenda personalísima, totalmente alejada de cualquier interés social legítimo.

La crítica y la oposición son válidas en cualquier sistema democrático, pero resulta deshonesto y tramposo escudarse en una máscara las auténticas intenciones de la posición de esos personajes que se adjudican el calificativo de “sociedad”.

Por cuanto al fondo, las motivaciones de muchos de esos críticos se originan por la pérdida de privilegios de manera directa o indirecta, y esta parte es la más importante en la transformación que el nuevo gobierno ha emprendido, y nos ayuda a dimensionarlas: en número, es sumamente reducida, eso quedó demostrado en la “manifestación” del pasado domingo 5 de mayo; en contenido, sus argumentos son repetitivos y sin ingrediente social, siempre encaminados a defender privilegios; finalmente, en legitimación, carecen de ella los partidos opositores que en tanto tiempo no tomaron decisiones enérgicas para enderezar este país; y por lo que hace a los críticos sociales enmascarados, cada vez evidencian más su militancia, lo que los está llevando a una pérdida de credibilidad acelerada.

En un país democrático todas las críticas deben poder expresarse, sólo tengamos bien claro su origen, intenciones y a sus protagonistas.

@Sergeluna_S

Diputado Federal por Morena