/ viernes 19 de marzo de 2021

Las muertes de policías por Covid-19

Por: Rodrigo Mejía Luna


A poco más de un año de que el Director General de la Organización Mundial de la Salud, comunicó que la enfermedad de COVID-19 provocada por el virus SARS-CoV-2 era una pandemia, hemos superado por mucho el escenario catastrófico que el subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell indicó, que sería de 60,000 mexicanos muertos por esta enfermedad. Según cifras del Gobierno de México, esta enfermedad ya ha causado cerca de 200,000 defunciones y más de 2,000,000 de casos confirmados acumulados.

Esta pandemia ha afectado de manera desproporcionada a los policías mexicanos. En una crisis mundial como en la que estamos viviendo, estos servidores públicos se han visto gravemente afectados, debido a que no han interrumpido sus labores de seguridad, y como consecuencia, han tenido que trabajar más tiempo y en la mayoría de los casos, sin el equipo de protección y sanidad necesario.

Desde Causa en Común, realizamos un conteo diario, con base en notas periodísticas, del número de elementos contagiados y fallecidos por COVID-19. Según este registro, desde que inició la pandemia en México, un total de 7,452 policías se han contagiado, y lamentablemente, al menos, 784 han fallecido como consecuencia de esta enfermedad. Los estados de Tabasco y Estado de México son las entidades federativas con más policías fallecidos por COVID-19. Además, el peligro de perder la vida que viven las y los oficiales, no solamente es contagiarse, según datos de Causa en Común, al menos 1.2 policías son asesinados diariamente.

Es necesario subrayar las condiciones en las que trabajan los policías en México, con jornadas excesivas, sin el equipamiento e infraestructura adecuados, y sin el apoyo de gobiernos ni sociedad. Las y los oficiales han estado más expuestos porque son trabajadores esenciales que deben seguir con sus labores mientras muchos de nosotros nos quedamos en casa. La revista de investigación American Journal of Criminal Justice asegura que el COVID-19, además de causar la muerte de policías, afectará considerablemente su salud mental por ansiedad, depresión o estrés; su resiliencia; y posiblemente sea causa de estrés post-traumático.

Ciertamente, existen diferencias importantes entre el apoyo que recibe un “guardia nacional”, y policías estatales o municipales. Desde que llegó el actual gobierno federal, los presupuestos para las Fuerzas Armadas (Guardia Nacional incluida), se han incrementado, mientras que los presupuestos de apoyo a policías locales han disminuido y, en algunos casos, han desaparecido. Este abandono provocó una escasez de cubrebocas, gel antibacterial, y demás suplementos indispensables para el cuidado e higiene personal indispensables para protegerse del virus. Se trata de una irresponsabilidad mayúscula, en el contexto de la negligencia general con la que se ha enfrentado la emergencia.

Hoy, la mayoría de las entidades federativas están en semáforo epidemiológico amarillo y naranja. Necesitamos que ahora sí, el gobierno, cualesquiera de sus niveles, asegure que la policía mexicana tenga acceso a equipo para protegerse del virus en suficiente cantidad, buena calidad y entrenamiento profesional. Son necesarias pruebas masivas en las instituciones policiales y, desde luego, vacunación prioritaria.

Como conmemoración del primer año desde que la OMS declaró al COVID-19 como pandemia, la presente nota está dedicada a todas y todos aquellos policías que no han parado de trabajar por nuestra seguridad y la de nuestro país.

Por: Rodrigo Mejía Luna


A poco más de un año de que el Director General de la Organización Mundial de la Salud, comunicó que la enfermedad de COVID-19 provocada por el virus SARS-CoV-2 era una pandemia, hemos superado por mucho el escenario catastrófico que el subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell indicó, que sería de 60,000 mexicanos muertos por esta enfermedad. Según cifras del Gobierno de México, esta enfermedad ya ha causado cerca de 200,000 defunciones y más de 2,000,000 de casos confirmados acumulados.

Esta pandemia ha afectado de manera desproporcionada a los policías mexicanos. En una crisis mundial como en la que estamos viviendo, estos servidores públicos se han visto gravemente afectados, debido a que no han interrumpido sus labores de seguridad, y como consecuencia, han tenido que trabajar más tiempo y en la mayoría de los casos, sin el equipo de protección y sanidad necesario.

Desde Causa en Común, realizamos un conteo diario, con base en notas periodísticas, del número de elementos contagiados y fallecidos por COVID-19. Según este registro, desde que inició la pandemia en México, un total de 7,452 policías se han contagiado, y lamentablemente, al menos, 784 han fallecido como consecuencia de esta enfermedad. Los estados de Tabasco y Estado de México son las entidades federativas con más policías fallecidos por COVID-19. Además, el peligro de perder la vida que viven las y los oficiales, no solamente es contagiarse, según datos de Causa en Común, al menos 1.2 policías son asesinados diariamente.

Es necesario subrayar las condiciones en las que trabajan los policías en México, con jornadas excesivas, sin el equipamiento e infraestructura adecuados, y sin el apoyo de gobiernos ni sociedad. Las y los oficiales han estado más expuestos porque son trabajadores esenciales que deben seguir con sus labores mientras muchos de nosotros nos quedamos en casa. La revista de investigación American Journal of Criminal Justice asegura que el COVID-19, además de causar la muerte de policías, afectará considerablemente su salud mental por ansiedad, depresión o estrés; su resiliencia; y posiblemente sea causa de estrés post-traumático.

Ciertamente, existen diferencias importantes entre el apoyo que recibe un “guardia nacional”, y policías estatales o municipales. Desde que llegó el actual gobierno federal, los presupuestos para las Fuerzas Armadas (Guardia Nacional incluida), se han incrementado, mientras que los presupuestos de apoyo a policías locales han disminuido y, en algunos casos, han desaparecido. Este abandono provocó una escasez de cubrebocas, gel antibacterial, y demás suplementos indispensables para el cuidado e higiene personal indispensables para protegerse del virus. Se trata de una irresponsabilidad mayúscula, en el contexto de la negligencia general con la que se ha enfrentado la emergencia.

Hoy, la mayoría de las entidades federativas están en semáforo epidemiológico amarillo y naranja. Necesitamos que ahora sí, el gobierno, cualesquiera de sus niveles, asegure que la policía mexicana tenga acceso a equipo para protegerse del virus en suficiente cantidad, buena calidad y entrenamiento profesional. Son necesarias pruebas masivas en las instituciones policiales y, desde luego, vacunación prioritaria.

Como conmemoración del primer año desde que la OMS declaró al COVID-19 como pandemia, la presente nota está dedicada a todas y todos aquellos policías que no han parado de trabajar por nuestra seguridad y la de nuestro país.