/ domingo 21 de octubre de 2018

Las necesidades de ingreso

El gobierno que tomará posesión el próximo 1 de diciembre enviará al Congreso de la Unión su propuesta de paquete económico 2019, el cuál contempla al Ley de Ingresos, el Decreto de Presupuesto, los Criterios Generales de Política Económica y posiblemente una nueva miscelánea fiscal.

Por la parte de gasto se han ido mencionando diversos compromisos de gasto social, así como de inversión. De acuerdo con lo señalado por quien conducirá la hacienda pública del gobierno federal, Carlos Urzúa, el presupuesto será “… muy bien medido, muy balanceado, tomando en cuenta los programas sociales y obras para infraestructura pública”, la idea que el futuro titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito y Público (SHCP) plantea es que habrá recursos para atender los compromisos.

La limitante viene a ser el nivel de ingresos fiscales, por lo que es prioridad elevar la recaudación, pero sin incremento de impuestos, el reto es mejorarla y reducir los espacios de evasión y elusión fiscal. Un componente adicional, que por cierto ha perdido peso, es el componente petrolero; los elevados precios del petróleo hacen suponer que habría un margen para captar ingresos adicionales que darían sustento a las necesidades de gasto, pero ese mismo incremento de los precios del hidrocarburo impactan el costo de las importaciones de gasolinas y gas, por lo que lo que se gana por un lado se pierde por el otro. Hay que recordar que ya se tiene la experiencia de un impuesto que en lugar de recaudar recursos los reducía, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) negativo de las gasolinas. En la actualidad, lo que se reduce es el monto que de cada litro de gasolina va al erario federal, es decir, hay un subsidio y éste se tiene que cubrir con otra fuente de recursos como los derechos petroleros.

Por ello habría que analizar cuáles son las alternativas para mejorar la recaudación fiscal e ir agotando las posibilidades de mejora recaudatoria sin incremento de impuestos. Por otro lado, no hay que dejar de advertir que también será necesario compensar la reducción de tasas impositivas en las fronteras. Si del análisis se desprende que simplemente el esfuerzo “no da”, entonces será necesario entablar negociaciones con los principales actores económicos, a fin de establecer una ruta de incremento de tasas y de apertura de nuevos segmentos o estratos fiscales para avanzar en la progresividad del Impuesto Sobre la Renta (ISR), por ejemplo.

En cuanto al Impuesto al Valor Agregado (IVA), no se puede considerar su incremento mientras no se agoten las posibilidades de mejorar los ingresos fiscales vía el ISR.

El gobierno que tomará posesión el próximo 1 de diciembre enviará al Congreso de la Unión su propuesta de paquete económico 2019, el cuál contempla al Ley de Ingresos, el Decreto de Presupuesto, los Criterios Generales de Política Económica y posiblemente una nueva miscelánea fiscal.

Por la parte de gasto se han ido mencionando diversos compromisos de gasto social, así como de inversión. De acuerdo con lo señalado por quien conducirá la hacienda pública del gobierno federal, Carlos Urzúa, el presupuesto será “… muy bien medido, muy balanceado, tomando en cuenta los programas sociales y obras para infraestructura pública”, la idea que el futuro titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito y Público (SHCP) plantea es que habrá recursos para atender los compromisos.

La limitante viene a ser el nivel de ingresos fiscales, por lo que es prioridad elevar la recaudación, pero sin incremento de impuestos, el reto es mejorarla y reducir los espacios de evasión y elusión fiscal. Un componente adicional, que por cierto ha perdido peso, es el componente petrolero; los elevados precios del petróleo hacen suponer que habría un margen para captar ingresos adicionales que darían sustento a las necesidades de gasto, pero ese mismo incremento de los precios del hidrocarburo impactan el costo de las importaciones de gasolinas y gas, por lo que lo que se gana por un lado se pierde por el otro. Hay que recordar que ya se tiene la experiencia de un impuesto que en lugar de recaudar recursos los reducía, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) negativo de las gasolinas. En la actualidad, lo que se reduce es el monto que de cada litro de gasolina va al erario federal, es decir, hay un subsidio y éste se tiene que cubrir con otra fuente de recursos como los derechos petroleros.

Por ello habría que analizar cuáles son las alternativas para mejorar la recaudación fiscal e ir agotando las posibilidades de mejora recaudatoria sin incremento de impuestos. Por otro lado, no hay que dejar de advertir que también será necesario compensar la reducción de tasas impositivas en las fronteras. Si del análisis se desprende que simplemente el esfuerzo “no da”, entonces será necesario entablar negociaciones con los principales actores económicos, a fin de establecer una ruta de incremento de tasas y de apertura de nuevos segmentos o estratos fiscales para avanzar en la progresividad del Impuesto Sobre la Renta (ISR), por ejemplo.

En cuanto al Impuesto al Valor Agregado (IVA), no se puede considerar su incremento mientras no se agoten las posibilidades de mejorar los ingresos fiscales vía el ISR.