/ martes 23 de noviembre de 2021

Las No-Cosas y el Metaverso

Laura Coronado Contreras*

En su más reciente obra, “No-Cosas: quiebras del Mundo de Hoy”, el escritor coreano Byung-Chul Han nos señala que estamos en una transición digital. Según el autor, pasaremos de la era de las cosas (lo terrenal, lo que nos permite conocer a los demás y conocernos) a las no- cosas (una sociedad desmaterializada que no tiene recuerdos sino información). ¿Será esta pesadilla orwelliana cierta? ¿Nos convertiremos en voces sin cuerpos?

Paralelamente, Mark Zuckerberg nos ha presentado su visión acerca de la transformación tecnológica y la nueva etapa del ciberespacio: el metaverso, un espacio en donde no existen límites entre la realidad física, aquella aumentada y la virtual. ¿Nuevamente un término surgido de la ciencia-ficción se desprenderá de ésta última para quedar simplemente en ciencia?


Ambas posturas que podrían parecer diametralmente opuestas, en realidad, nos reflejan nuestra necesidad por crear un mejor entorno tecnológico, aumentar la inclusión digital y, en pocas palabras, dar un cauce diferente al internet actual. Escándalos por filtración de datos, sospechas de manipulación electoral, críticas al consumismo feroz y daños psicológicos son algunas de las críticas más constantes. ¿Podemos dar marcha atrás y evitar un mundo de lo no tangible?

Sin duda, cambiaremos del internet de las cosas al internet de las personas. La gran disyuntiva de los panoramas señalados es cómo queremos hacerlo. La pandemia nos ha demostrado que las redes sociales permitieron que el impacto negativo a nivel económico y social fuera menor e, incluso, en el ámbito afectivo promovieron que familias enteras siguieran en contacto. No obstante, también sufrimos de estrés laboral, cansancio por interminables videoconferencias y clases en línea. Nos dimos cuenta de aquello que era esencial: necesitamos de vínculos, crear comunidad.

El Metaverso podría ser la respuesta al libro de Han. Es la promesa de contar con lo mejor del mundo digital sin las carencias que tenía frente al mundo físico: nos daría corporeidad, no sólo estaremos frente a una pantalla, podremos cruzar miradas, escuchar la voz, tener un trato directo sin trasladarnos de nuestras casas o ciudad.

El planteamiento de Han sobre la lucha del ser (tener experiencias) frente al tener (consumir a partir de nuestras emociones) es el mismo que deberían hacerse las plataformas y también nosotros mismos. Tanto Zuckerberg como Han olvidan que somos los ciudadanos digitales, y no ellos, quienes hemos popularizado y agilizado la forma de hacer negocios, estudiar, viajar y emprender de la mano con la tecnología. Nosotros les hemos dado poder. Hemos convertido a las plataformas en detonadores de crecimiento, motores para el ejercicio de derechos y nos hemos beneficiado de un espacio sin fronteras, igualitario y universal.

¿Qué tipo de internet de las personas queremos? Idealmente, aquel en el que podamos elegir libremente, conozcamos las reglas, nuestra privacidad esté protegida y todos nosotros construyamos una mejor etapa dentro de la era digital.

*Investigadora de la Universidad Anáhuac México. Autora de la Libertad de Expresión en el Ciberespacio (Tirant), la Regulación global del ciberespacio (Porrúa) y 12 óperas para conocer el Derecho (Bosch). @soylaucoronado.

Laura Coronado Contreras*

En su más reciente obra, “No-Cosas: quiebras del Mundo de Hoy”, el escritor coreano Byung-Chul Han nos señala que estamos en una transición digital. Según el autor, pasaremos de la era de las cosas (lo terrenal, lo que nos permite conocer a los demás y conocernos) a las no- cosas (una sociedad desmaterializada que no tiene recuerdos sino información). ¿Será esta pesadilla orwelliana cierta? ¿Nos convertiremos en voces sin cuerpos?

Paralelamente, Mark Zuckerberg nos ha presentado su visión acerca de la transformación tecnológica y la nueva etapa del ciberespacio: el metaverso, un espacio en donde no existen límites entre la realidad física, aquella aumentada y la virtual. ¿Nuevamente un término surgido de la ciencia-ficción se desprenderá de ésta última para quedar simplemente en ciencia?


Ambas posturas que podrían parecer diametralmente opuestas, en realidad, nos reflejan nuestra necesidad por crear un mejor entorno tecnológico, aumentar la inclusión digital y, en pocas palabras, dar un cauce diferente al internet actual. Escándalos por filtración de datos, sospechas de manipulación electoral, críticas al consumismo feroz y daños psicológicos son algunas de las críticas más constantes. ¿Podemos dar marcha atrás y evitar un mundo de lo no tangible?

Sin duda, cambiaremos del internet de las cosas al internet de las personas. La gran disyuntiva de los panoramas señalados es cómo queremos hacerlo. La pandemia nos ha demostrado que las redes sociales permitieron que el impacto negativo a nivel económico y social fuera menor e, incluso, en el ámbito afectivo promovieron que familias enteras siguieran en contacto. No obstante, también sufrimos de estrés laboral, cansancio por interminables videoconferencias y clases en línea. Nos dimos cuenta de aquello que era esencial: necesitamos de vínculos, crear comunidad.

El Metaverso podría ser la respuesta al libro de Han. Es la promesa de contar con lo mejor del mundo digital sin las carencias que tenía frente al mundo físico: nos daría corporeidad, no sólo estaremos frente a una pantalla, podremos cruzar miradas, escuchar la voz, tener un trato directo sin trasladarnos de nuestras casas o ciudad.

El planteamiento de Han sobre la lucha del ser (tener experiencias) frente al tener (consumir a partir de nuestras emociones) es el mismo que deberían hacerse las plataformas y también nosotros mismos. Tanto Zuckerberg como Han olvidan que somos los ciudadanos digitales, y no ellos, quienes hemos popularizado y agilizado la forma de hacer negocios, estudiar, viajar y emprender de la mano con la tecnología. Nosotros les hemos dado poder. Hemos convertido a las plataformas en detonadores de crecimiento, motores para el ejercicio de derechos y nos hemos beneficiado de un espacio sin fronteras, igualitario y universal.

¿Qué tipo de internet de las personas queremos? Idealmente, aquel en el que podamos elegir libremente, conozcamos las reglas, nuestra privacidad esté protegida y todos nosotros construyamos una mejor etapa dentro de la era digital.

*Investigadora de la Universidad Anáhuac México. Autora de la Libertad de Expresión en el Ciberespacio (Tirant), la Regulación global del ciberespacio (Porrúa) y 12 óperas para conocer el Derecho (Bosch). @soylaucoronado.