/ sábado 25 de agosto de 2018

Las reformas estructurales

No tengo duda que hay un antes y un después de las reformas estructurales en México. Fueron los primeros 20 meses de este gobierno y las 11 reformas generaron 58 modificaciones a la Constitución Política, 81 a leyes secundarias y la creación de tres nuevas instituciones de gobierno.

Se trataba, en efecto, de enfrentar y solucionar grandes problemas que nuestro país venía arrastrando y que, de muchas maneras, impedían avanzar hacia el México moderno, de mayores y mejores oportunidades. Esos grandes propósitos estaban centrados en impulsar el crecimiento económico, en consolidar nuestro régimen democrático y de libertades y en ampliar y fortalecer los derechos de todos los mexicanos.

Para estas 11 reformas estructurales: laboral, energética, en competencia económica, en telecomunicaciones y radiodifusión, hacendaria, financiera, educativa, nueva Ley de Amparo, nuevo Sistema Penal Acusatorio, político-electoral y en materia de transparencia, fue necesario lograr antes el llamado Pacto por México.

Fue un gran acuerdo de las principales fuerzas políticas del país, pero también la participación decidida de muchos servidores públicos del Ejecutivo y el Congreso de la Unión (entre los que me incluyo), de mexicanos comprometidos desde la sociedad civil organizada, incluidos universitarios, comunicadores y especialistas en distintas materias. Fue unos de los momentos que movió a México, sin lugar a dudas.

El Senado de la República es la confirmación del pacto federal y también una enorme caja de resonancia de las más sentidas e impostergables necesidades de modernidad del pueblo mexicano. Desde esa trinchera representé a mi estado, Campeche, con dignidad y propuestas que contribuyeron a hacer mejor las cosas, y participé en esa gran jornada nacional que cambió a México.

Todas las reformas estructurales fueron, y siguen siendo importantes, pero quiero referirme particularmente a dos en las que participé: la energética y la de telecomunicaciones. En la primera, sin que el Estado mexicano perdiera la rectoría, se lograron implementar los mecanismos para elevar la producción petrolera y garantizar el abasto a precios competitivos en petróleo, luz y gas natural.

Un paso importante en la reforma energética es la detonación de la inversión, el crecimiento económico y, desde luego, la creación de empleos. Hoy se ha avanzado de manera importante y en los años por venir se consolidará esta reforma, lo que a su vez terminará dando los resultados positivos en inversión.

Es importante subrayar que, en materia energética, los resultados positivos aún están empezando a sentirse y seguro llegarán en su totalidad, para bien de todo México y de manera particular de mi estado Campeche y su municipio Carmen, nuestra capital petrolera.

Pero en telecomunicaciones y radiodifusión los resultados ya son tangibles, ya están beneficiando el bolsillo de millones de mexicanos, particularmente en la reducción de precios en telefonía, televisión de paga e internet.

Se acabaron los altos costos por llamadas de larga distancia y la libre competencia que se ha generado beneficia directamente a los usuarios de la telefonía móvil. Hoy las empresas ofrecen muy bajos costos y el usuario tiene la gran ventaja de ir de una a otra compañía de acuerdo a sus necesidades, intereses y capacidad económica.

Cada vez más mexicanos, 3 de cada 4 según el Inegi (81 millones), cuentan con teléfono móvil a través del que se comunican y se informan, pero también a través del cual participan de la dinámica de nuestro país.

México ya cambió, nuestro país se moderniza a pesar de los enormes problemas económicos y de inseguridad que todavía arrastramos.

México es un gran País y como Senador de la República me siento orgulloso de haber puesto mi granito de arena para heredar un mejor futuro a las proximas generaciones.


Senador del PRI



No tengo duda que hay un antes y un después de las reformas estructurales en México. Fueron los primeros 20 meses de este gobierno y las 11 reformas generaron 58 modificaciones a la Constitución Política, 81 a leyes secundarias y la creación de tres nuevas instituciones de gobierno.

Se trataba, en efecto, de enfrentar y solucionar grandes problemas que nuestro país venía arrastrando y que, de muchas maneras, impedían avanzar hacia el México moderno, de mayores y mejores oportunidades. Esos grandes propósitos estaban centrados en impulsar el crecimiento económico, en consolidar nuestro régimen democrático y de libertades y en ampliar y fortalecer los derechos de todos los mexicanos.

Para estas 11 reformas estructurales: laboral, energética, en competencia económica, en telecomunicaciones y radiodifusión, hacendaria, financiera, educativa, nueva Ley de Amparo, nuevo Sistema Penal Acusatorio, político-electoral y en materia de transparencia, fue necesario lograr antes el llamado Pacto por México.

Fue un gran acuerdo de las principales fuerzas políticas del país, pero también la participación decidida de muchos servidores públicos del Ejecutivo y el Congreso de la Unión (entre los que me incluyo), de mexicanos comprometidos desde la sociedad civil organizada, incluidos universitarios, comunicadores y especialistas en distintas materias. Fue unos de los momentos que movió a México, sin lugar a dudas.

El Senado de la República es la confirmación del pacto federal y también una enorme caja de resonancia de las más sentidas e impostergables necesidades de modernidad del pueblo mexicano. Desde esa trinchera representé a mi estado, Campeche, con dignidad y propuestas que contribuyeron a hacer mejor las cosas, y participé en esa gran jornada nacional que cambió a México.

Todas las reformas estructurales fueron, y siguen siendo importantes, pero quiero referirme particularmente a dos en las que participé: la energética y la de telecomunicaciones. En la primera, sin que el Estado mexicano perdiera la rectoría, se lograron implementar los mecanismos para elevar la producción petrolera y garantizar el abasto a precios competitivos en petróleo, luz y gas natural.

Un paso importante en la reforma energética es la detonación de la inversión, el crecimiento económico y, desde luego, la creación de empleos. Hoy se ha avanzado de manera importante y en los años por venir se consolidará esta reforma, lo que a su vez terminará dando los resultados positivos en inversión.

Es importante subrayar que, en materia energética, los resultados positivos aún están empezando a sentirse y seguro llegarán en su totalidad, para bien de todo México y de manera particular de mi estado Campeche y su municipio Carmen, nuestra capital petrolera.

Pero en telecomunicaciones y radiodifusión los resultados ya son tangibles, ya están beneficiando el bolsillo de millones de mexicanos, particularmente en la reducción de precios en telefonía, televisión de paga e internet.

Se acabaron los altos costos por llamadas de larga distancia y la libre competencia que se ha generado beneficia directamente a los usuarios de la telefonía móvil. Hoy las empresas ofrecen muy bajos costos y el usuario tiene la gran ventaja de ir de una a otra compañía de acuerdo a sus necesidades, intereses y capacidad económica.

Cada vez más mexicanos, 3 de cada 4 según el Inegi (81 millones), cuentan con teléfono móvil a través del que se comunican y se informan, pero también a través del cual participan de la dinámica de nuestro país.

México ya cambió, nuestro país se moderniza a pesar de los enormes problemas económicos y de inseguridad que todavía arrastramos.

México es un gran País y como Senador de la República me siento orgulloso de haber puesto mi granito de arena para heredar un mejor futuro a las proximas generaciones.


Senador del PRI