/ lunes 3 de junio de 2019

Las renuncias de alerta

Uno de los factores primordiales para lograr resultados en cualquier tarea desempeñemos radica en las capacidades, lealtades y competencias de nuestros equipos de trabajo. Las renuncias en los círculos cercanos no son bien vistas a menos que se esgriman razone legítimas que no lastimen la credibilidad de la conducción.

En cualquier decisión de gobierno es fundamental el trabajo de las cabezas de las secretarías de estado, ya que, en un régimen presidencial, el gabinete es el encargado de la operación especializada en diversas carteras. En nuestro país estamos acostumbrados a que las renuncias se deben, en mayor medida, a aspiraciones políticas personales que no permiten concluir los ciclos sexenales.

Las renuncias reiteradas hacia el exterior lucen como pugnas internas que descansan en malas decisiones, desconfianza, desacuerdos y poco sostenimiento a un proyecto de gobierno.

En la actualidad, el gobierno ha sufrido la baja “voluntaria” de, al menos, seis funcionarios de alto nivel que tenían a su cargo asuntos delicados y de interés nacional. Lo peor es que muchas de ellas se han dado en un contexto de desaprobación al actual proyecto luego de declaraciones o promesas incumplidas.

Clara Torres, encargada de las Estancias Infantiles; Simón Levy, subsecretario de Planeación y Política Turística; Patricia Vázquez, consejera del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; Patricia Bugarín, subsecretaria de Seguridad; Germán Martínez, director general del IMSS; y, Josefa González Blanco, titular de Semarnat, son algunos de los servidores públicos que se han separado de su cargo por diversas razones.

Independientemente de esas razones, la lectura es que a seis meses de la actual administración, muchos colaboradores están dimitiendo ante la falta de claridad en el proyecto y la gran cantidad de vicisitudes que han tenido que enfrentar y que dificultan dar resultados en su trabajo.

La renuncia de Germán Martínez se convirtió en la más escandalosa al aducir injerencia negativa de la Secretaría de Hacienda en las lastimadas finanzas y, además, denuncia que el proyecto ofrecido de transformar a una institución que da seguridad social a la mayoría de mexicanos, pretende ser finiquitado con una descafeinada reforma que sólo haga parecer que las cosas van mejor a fin de cumplir con la visión electoral.

La gran eliminación de recursos ha sido para nada, los lugares en donde se dijo que se ocuparía siguen olvidados y los programas clientelares y que no potencian el desarrollo del país abundan. El país no va en el rumbo que prometieron y esas renuncias son una muestra clara de que los que han señalado esas circunstancias tienen razón.

Senadora del grupo parlamentario del PRI

Uno de los factores primordiales para lograr resultados en cualquier tarea desempeñemos radica en las capacidades, lealtades y competencias de nuestros equipos de trabajo. Las renuncias en los círculos cercanos no son bien vistas a menos que se esgriman razone legítimas que no lastimen la credibilidad de la conducción.

En cualquier decisión de gobierno es fundamental el trabajo de las cabezas de las secretarías de estado, ya que, en un régimen presidencial, el gabinete es el encargado de la operación especializada en diversas carteras. En nuestro país estamos acostumbrados a que las renuncias se deben, en mayor medida, a aspiraciones políticas personales que no permiten concluir los ciclos sexenales.

Las renuncias reiteradas hacia el exterior lucen como pugnas internas que descansan en malas decisiones, desconfianza, desacuerdos y poco sostenimiento a un proyecto de gobierno.

En la actualidad, el gobierno ha sufrido la baja “voluntaria” de, al menos, seis funcionarios de alto nivel que tenían a su cargo asuntos delicados y de interés nacional. Lo peor es que muchas de ellas se han dado en un contexto de desaprobación al actual proyecto luego de declaraciones o promesas incumplidas.

Clara Torres, encargada de las Estancias Infantiles; Simón Levy, subsecretario de Planeación y Política Turística; Patricia Vázquez, consejera del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación; Patricia Bugarín, subsecretaria de Seguridad; Germán Martínez, director general del IMSS; y, Josefa González Blanco, titular de Semarnat, son algunos de los servidores públicos que se han separado de su cargo por diversas razones.

Independientemente de esas razones, la lectura es que a seis meses de la actual administración, muchos colaboradores están dimitiendo ante la falta de claridad en el proyecto y la gran cantidad de vicisitudes que han tenido que enfrentar y que dificultan dar resultados en su trabajo.

La renuncia de Germán Martínez se convirtió en la más escandalosa al aducir injerencia negativa de la Secretaría de Hacienda en las lastimadas finanzas y, además, denuncia que el proyecto ofrecido de transformar a una institución que da seguridad social a la mayoría de mexicanos, pretende ser finiquitado con una descafeinada reforma que sólo haga parecer que las cosas van mejor a fin de cumplir con la visión electoral.

La gran eliminación de recursos ha sido para nada, los lugares en donde se dijo que se ocuparía siguen olvidados y los programas clientelares y que no potencian el desarrollo del país abundan. El país no va en el rumbo que prometieron y esas renuncias son una muestra clara de que los que han señalado esas circunstancias tienen razón.

Senadora del grupo parlamentario del PRI