/ domingo 26 de mayo de 2019

Las riesgosas ambivalencias en las leyes para la Guardia Nacional

De nueva cuenta, por una práctica unanimidad, tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados, fue aprobada la normatividad general de esa nueva fuerza federal, encargada directa de salvaguardar al mismo tiempo, parte de la Seguridad Interior y la Seguridad Pública. Tarea como sabemos, muy importante y compleja. Sin apenas debate, por segunda ocasión, la oposición desempeño un papel obsecuente, sobre todo la evidenciada por el Partido Revolucionario Institucional y del Partido Acción Nacional, debido a su responsabilidad directa en la crisis inseguridad que se vive amplias zonas del país.

De llamar la atención la postura por ejemplo, de los coordinadores en San Lázaro de esos partidos, cuando ambos fueron gobernadores de Guerrero (René Juárez Cisneros) y Guanajuato (Juan Carlos Romero Hicks) vanagloriándose de que el perfil “civil” de la Guardia Nacional había sido un logro ¿se acordaran estos ahora diputados federales, de las peticiones de apoyo y auxilio que hicieron a las Fuerzas Armadas para que les apoyaran en labores de Seguridad Pública cuando eran responsables del Poder Ejecutivo estatal? En efecto, por un lado, los ampulosos discursos de los legisladores en ambas de todos los partidos en las Cámaras reconociendo y valorando las aportaciones del Ejército Mexicano, Armada de México y Fuerza Aérea Mexicana a la Seguridad Pública, pero al momento de conformar la Guardia Nacional, emerge una inexplicable desconfianza hacia su desempeño.

Por el otro: ¿Sus asesores, consejeros, equipos de trabajo se han tomado la molestia de consultar los números de recomendaciones de las Comisión Nacional de Derechos Humanos a cada dependencia federal por año? Por supuesto que no, pues de los contrario no tendrían argumentos respecto de los supuestos riesgos que se corren a propósito de la violaciones, arbitrariedades y abusos que implicaría la parte militar de la Guardia Nacional. La ambigüedad manifiesta en la redacción de la Ley orgánica de la Guardia Nacional, sobre lo civil y lo militar, generará más temprano que tarde, tensiones innecesarias en el cumplimiento de una misión que por hoy y en los siguientes años es la principal prioridad del gobierno: recuperar la vida cotidiana en condiciones de normalidad social y jurídica.

La anacrónica discusión sobre la naturaleza del fuero militar o fuero de guerra, volvió a evidenciar la inconsistencia de los argumentos utilizados respecto de la necesidad creada de que sea el fuero civil el que rija el funcionamiento de la Guardia Nacional. Con un dato, bueno dos, serán suficientes para dejar en claro la utilidad de la disciplina militar en el actuar de la nueva corporación. No hay registro alguno, de una fuga de un penal militar, uno. Dos, el 98% de los delitos denunciados, quedan impunes en el sistema judicial mexicano. Parece que con esto, la mejor garantía para contener la posibilidad de anomalías en las conductas de los integrantes de la Guardia Nacional, es en efecto, que conserven su apego a Código de Justicia Militar.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso


De nueva cuenta, por una práctica unanimidad, tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados, fue aprobada la normatividad general de esa nueva fuerza federal, encargada directa de salvaguardar al mismo tiempo, parte de la Seguridad Interior y la Seguridad Pública. Tarea como sabemos, muy importante y compleja. Sin apenas debate, por segunda ocasión, la oposición desempeño un papel obsecuente, sobre todo la evidenciada por el Partido Revolucionario Institucional y del Partido Acción Nacional, debido a su responsabilidad directa en la crisis inseguridad que se vive amplias zonas del país.

De llamar la atención la postura por ejemplo, de los coordinadores en San Lázaro de esos partidos, cuando ambos fueron gobernadores de Guerrero (René Juárez Cisneros) y Guanajuato (Juan Carlos Romero Hicks) vanagloriándose de que el perfil “civil” de la Guardia Nacional había sido un logro ¿se acordaran estos ahora diputados federales, de las peticiones de apoyo y auxilio que hicieron a las Fuerzas Armadas para que les apoyaran en labores de Seguridad Pública cuando eran responsables del Poder Ejecutivo estatal? En efecto, por un lado, los ampulosos discursos de los legisladores en ambas de todos los partidos en las Cámaras reconociendo y valorando las aportaciones del Ejército Mexicano, Armada de México y Fuerza Aérea Mexicana a la Seguridad Pública, pero al momento de conformar la Guardia Nacional, emerge una inexplicable desconfianza hacia su desempeño.

Por el otro: ¿Sus asesores, consejeros, equipos de trabajo se han tomado la molestia de consultar los números de recomendaciones de las Comisión Nacional de Derechos Humanos a cada dependencia federal por año? Por supuesto que no, pues de los contrario no tendrían argumentos respecto de los supuestos riesgos que se corren a propósito de la violaciones, arbitrariedades y abusos que implicaría la parte militar de la Guardia Nacional. La ambigüedad manifiesta en la redacción de la Ley orgánica de la Guardia Nacional, sobre lo civil y lo militar, generará más temprano que tarde, tensiones innecesarias en el cumplimiento de una misión que por hoy y en los siguientes años es la principal prioridad del gobierno: recuperar la vida cotidiana en condiciones de normalidad social y jurídica.

La anacrónica discusión sobre la naturaleza del fuero militar o fuero de guerra, volvió a evidenciar la inconsistencia de los argumentos utilizados respecto de la necesidad creada de que sea el fuero civil el que rija el funcionamiento de la Guardia Nacional. Con un dato, bueno dos, serán suficientes para dejar en claro la utilidad de la disciplina militar en el actuar de la nueva corporación. No hay registro alguno, de una fuga de un penal militar, uno. Dos, el 98% de los delitos denunciados, quedan impunes en el sistema judicial mexicano. Parece que con esto, la mejor garantía para contener la posibilidad de anomalías en las conductas de los integrantes de la Guardia Nacional, es en efecto, que conserven su apego a Código de Justicia Militar.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso