/ miércoles 13 de marzo de 2019

Las siete vidas del PRI

En la pluralidad de la democracia el objetivo en la contienda política no debe ser la aniquilación del adversario hasta su exterminio. Si alcanzar la meta del poder es razón de ser de todo partido, debe aceptarse que ninguno de ellos gana ni gobierna de una vez por todas y para siempre. La aspiración a la hegemonía y a la permanencia genera el autoritarismo y es principio de dictadura.

Noventa años han pasado desde la creación del Partido Revolucionario Institucional, PNR, en 1929 aglutinador de las fuerzas dispersas de la posrevolución y convertido en 1946 en artífice de instituciones e instancias de gobierno que hoy mantienen vigencia. La conmemoración de los 90 años del PRI no es una celebración, pero no un acto post mortem.

En el discurso oficial del aniversario del partido que vio la luz con la contienda electoral entre Pascual Ortiz Rubio y el fuerte oposicionista José Vasconcelos, la presidente del Partido, Claudia Ruiz Massieu, hizo un recuento del transcurrir de la formación política que ha estado en el poder cerca de 80 años. Errores y aciertos en décadas que marcaron grandes transformaciones del país en las que el Revolucionario Institucional fue actor y factor determinante.

Entre los errores reconocidos por la dirigente del tricolor destaca el abandono de su cercanía con lo que se llama las bases a través de las organizaciones, sus centrales obrera, campesina y popular que le dieron sustento y fortaleza a una membresía que en la actualidad ha perdido cohesión y vigor. Más allá de los inconvenientes del corporativismo, las organizaciones del PRI le permitieron responder a las demandas y las aspiraciones de los sectores que constituyeron su fuerza.

Ningún partido, ningún político, ninguna corriente gobierna para siempre. Es la confrontación de ideas principios y programas lo que conforma la sana alternancia en la democracia. El PRI no está muerto ni su paso por diferentes etapas de la historia está olvidado. Las contribuciones del PRI al desarrollo del país son reconocidas por la corriente política que hoy se encuentra en el poder. Andrés Manuel López Obrador exalta la política de gobiernos como el de Lázaro Cárdenas y la época que él llama del desarrollo estabilizador, que no fue sino la reafirmación de una economía mixta que en el momento actual sigue siendo operante. Ni el Estado puede prescindir de la participación del capital privado, ni éste puede garantizar un crecimiento carente del sentido social y de justicia que brinde oportunidades para toda la población.

En la conmemoración de los noventa años de existencia del PRI se hizo también una crítica a los factores que han determinado su situación actual en los escenarios político-electorales del país. El alejamiento de sus principios fundamentales y sobre todo de sus bases son algunos de ellos. El retorno a los ideales que le dieron vida, anunciado por su dirigencia en el acto de recordación no es el renacimiento de un ente políticamente muerto. El PRI se prepara para llevar a cabo, por primera vez en su larga historia, una verdadera auscultación a las bases mediante el voto directo para elegir a sus dirigentes. Será un ejercicio inédito encaminado a darle legitimidad y credibilidad en el escenario político nacional.

El PRI comienza así un proceso de reconstrucción, renovación y depuración de sus cuadros. La diversidad política, ideológica y programática necesita de esa pluralidad y de organizaciones representativas de todos los sectores y tendencias de la sociedad. El 90 aniversario del Partido Revolucionario Institucional no fue una ceremonia luctuosa, un réquiem de cuerpo presente sino la manifestación de la supervivencia de un órgano importante dentro de la democracia mexicana.

En la pluralidad de la democracia el objetivo en la contienda política no debe ser la aniquilación del adversario hasta su exterminio. Si alcanzar la meta del poder es razón de ser de todo partido, debe aceptarse que ninguno de ellos gana ni gobierna de una vez por todas y para siempre. La aspiración a la hegemonía y a la permanencia genera el autoritarismo y es principio de dictadura.

Noventa años han pasado desde la creación del Partido Revolucionario Institucional, PNR, en 1929 aglutinador de las fuerzas dispersas de la posrevolución y convertido en 1946 en artífice de instituciones e instancias de gobierno que hoy mantienen vigencia. La conmemoración de los 90 años del PRI no es una celebración, pero no un acto post mortem.

En el discurso oficial del aniversario del partido que vio la luz con la contienda electoral entre Pascual Ortiz Rubio y el fuerte oposicionista José Vasconcelos, la presidente del Partido, Claudia Ruiz Massieu, hizo un recuento del transcurrir de la formación política que ha estado en el poder cerca de 80 años. Errores y aciertos en décadas que marcaron grandes transformaciones del país en las que el Revolucionario Institucional fue actor y factor determinante.

Entre los errores reconocidos por la dirigente del tricolor destaca el abandono de su cercanía con lo que se llama las bases a través de las organizaciones, sus centrales obrera, campesina y popular que le dieron sustento y fortaleza a una membresía que en la actualidad ha perdido cohesión y vigor. Más allá de los inconvenientes del corporativismo, las organizaciones del PRI le permitieron responder a las demandas y las aspiraciones de los sectores que constituyeron su fuerza.

Ningún partido, ningún político, ninguna corriente gobierna para siempre. Es la confrontación de ideas principios y programas lo que conforma la sana alternancia en la democracia. El PRI no está muerto ni su paso por diferentes etapas de la historia está olvidado. Las contribuciones del PRI al desarrollo del país son reconocidas por la corriente política que hoy se encuentra en el poder. Andrés Manuel López Obrador exalta la política de gobiernos como el de Lázaro Cárdenas y la época que él llama del desarrollo estabilizador, que no fue sino la reafirmación de una economía mixta que en el momento actual sigue siendo operante. Ni el Estado puede prescindir de la participación del capital privado, ni éste puede garantizar un crecimiento carente del sentido social y de justicia que brinde oportunidades para toda la población.

En la conmemoración de los noventa años de existencia del PRI se hizo también una crítica a los factores que han determinado su situación actual en los escenarios político-electorales del país. El alejamiento de sus principios fundamentales y sobre todo de sus bases son algunos de ellos. El retorno a los ideales que le dieron vida, anunciado por su dirigencia en el acto de recordación no es el renacimiento de un ente políticamente muerto. El PRI se prepara para llevar a cabo, por primera vez en su larga historia, una verdadera auscultación a las bases mediante el voto directo para elegir a sus dirigentes. Será un ejercicio inédito encaminado a darle legitimidad y credibilidad en el escenario político nacional.

El PRI comienza así un proceso de reconstrucción, renovación y depuración de sus cuadros. La diversidad política, ideológica y programática necesita de esa pluralidad y de organizaciones representativas de todos los sectores y tendencias de la sociedad. El 90 aniversario del Partido Revolucionario Institucional no fue una ceremonia luctuosa, un réquiem de cuerpo presente sino la manifestación de la supervivencia de un órgano importante dentro de la democracia mexicana.