/ viernes 11 de febrero de 2022

Lecciones de Panamá 

En las últimas semanas hemos vivido uno de los episodios más vergonzosos de la diplomacia mexicana. El presidente de la República, sin guardar los más mínimos cuidados que se utilizan en las relaciones internacionales, pretendió nombrar como embajador de México en Panamá a Pedro Salmerón, un historiador y maestro universitario que tiene múltiples señalamientos de acoso sexual.

En este incidente, el presidente no solamente fue descuidado con un país amigo de México, sino que también ofendió a las víctimas del acoso, negándoles la razón, sin la menor empatía, para por lo menos ordenar una investigación sobre las acusaciones. Simple y sencillamente se dedicó a defender al historiador, argumentando que no había pruebas que lo señalaran culpable de algún delito.

Para rematar el desaseo de todo este asunto, cuando el gobierno panameño por conducto de la canciller Erika Mouynes expresó que era conveniente no se solicitara el beneplácito de Salmerón, el presidente se lanzó contra ella espetando “resulta que lo propusimos para embajador en Panamá y, como si fuese la santa inquisición, la ministra o canciller de Panamá se inconformó” y encarrerado, continuo con su lenguaje brusco, señalando que no existe una denuncia formal en contra del historiador y que todo se trata de una campaña de linchamiento encabezada por Denise Dresser, acusándolo de acoso sexual.

En un solo evento el mandatario muestra con toda claridad su falta de respeto a las mujeres, resultan ignoradas las víctimas, insultada la canciller panameña y acusada la periodista, todas ellas de forma injusta.

El incidente no termina ahí, el propio presidente panameño Laurentino Cortizo exigió respeto a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien señaló: “Nosotros decidimos si aceptamos o no a un embajador” y ante esto López Obrador, saltándose nuevamente las formas diplomáticas, anuncia que nombrará a la senadora suplente por Morena, Jesusa Rodríguez, quien causa mucha polémica por su posición pro aborto. La reacción no se ha hecho esperar, la poderosa organización panameña de derecha, la Alianza Panameña por la Vida y la Familia, externó su rechazo ante esta pretensión, “no aceptaremos que a nuestro país se le envíe todo lo que estorba, por lo que le pedimos que, así como se rechazó a un acosador, se rechace a una abortista”, se lee en una petición dirigida al presidente de Panamá.

Ante todo este desbarajuste diplomático ocasionado por el presidente mexicano, ha surgido por parte de diversos escritores y políticos, la pregunta de ¿Por qué tanta saña y encono con Panamá?. No parecería haber una respuesta lógica, al menos que sea por envidia a sus éxitos económicos y sociales.

En efecto, Panamá es conocido como el "Singapur latinoamericano" por su éxito económico, es el país con el mayor crecimiento de América Latina en los últimos 25 años. A diferencia de las demás naciones centroamericanas, el país abrió su economía al mundo hace más de 30 años, justo cuando la región estaba sumida en una profunda crisis económica. Esta decisión y el dólar como moneda, que elimina riesgos cambiarios, llevó a este pequeño país a experimentar un tremendo salto económico. Así lo muestran las cifras: en los últimos 25 años, Panamá lideró el crecimiento económico de la región con un 5.9%, seguido por República Dominicana, Perú, Chile y Costa Rica, según las estimaciones del FMI. Un auténtico megaciclo de progreso.

En Panamá florece un ambiente de negocios muy importante gracias al desarrollo, durante décadas, de infraestructura alrededor de los elementos “ancla” cómo pueden ser el Canal de Panamá y el Aeropuerto de Tocumen. Por ejemplo, la capacidad logística que complementa al Canal, el mantenimiento de naves, el desarrollo de puertos, las inversiones realizadas por las líneas aéreas, el paso de cables submarinos de fibras ópticas que conectan ambos lados oceánicos, entre otros. En resumen, un hub logístico, aéreo y de telecomunicaciones, algo que en México estamos descuidando.

El visitante de Panamá puede constatar la seguridad que se respira en sus calles y carreteras, es posible observar la sana convivencia cotidiana de los panameños en un clima de respeto y civilidad. Este país goza de muy aceptables sistemas educativo y de salud, por encima del promedio latinoamericano.

De manera relevante es de destacar que Panamá, junto con Bhutan y Surinam, es miembro del exclusivo club de países con producción negativa de Carbono, el 57% de su superficie está cubierta por árboles, se encuentra en marcha un ambicioso plan de reforestación y se está eliminando gradualmente el uso de combustibles pesados y de carbón.

¿Serán los éxitos económicos, sociales y ambientales de Panamá, los que ocasionan el enfado de López Obrador? ¿Serán el motivo de su actitud arrogante, queriendo humillar a un país que le está mostrando cómo se pueden hacer bien las cosas? ¿Será que su inflado ego no puede aceptar un éxito que provenga de políticas diferentes a las suyas? No sé qué pase por el alma del presidente de México, pero a nombre de muchos compatriotas, me disculpo con el pueblo panameño por los exabruptos de nuestro gobernante y le confieso mi admiración.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación.

En las últimas semanas hemos vivido uno de los episodios más vergonzosos de la diplomacia mexicana. El presidente de la República, sin guardar los más mínimos cuidados que se utilizan en las relaciones internacionales, pretendió nombrar como embajador de México en Panamá a Pedro Salmerón, un historiador y maestro universitario que tiene múltiples señalamientos de acoso sexual.

En este incidente, el presidente no solamente fue descuidado con un país amigo de México, sino que también ofendió a las víctimas del acoso, negándoles la razón, sin la menor empatía, para por lo menos ordenar una investigación sobre las acusaciones. Simple y sencillamente se dedicó a defender al historiador, argumentando que no había pruebas que lo señalaran culpable de algún delito.

Para rematar el desaseo de todo este asunto, cuando el gobierno panameño por conducto de la canciller Erika Mouynes expresó que era conveniente no se solicitara el beneplácito de Salmerón, el presidente se lanzó contra ella espetando “resulta que lo propusimos para embajador en Panamá y, como si fuese la santa inquisición, la ministra o canciller de Panamá se inconformó” y encarrerado, continuo con su lenguaje brusco, señalando que no existe una denuncia formal en contra del historiador y que todo se trata de una campaña de linchamiento encabezada por Denise Dresser, acusándolo de acoso sexual.

En un solo evento el mandatario muestra con toda claridad su falta de respeto a las mujeres, resultan ignoradas las víctimas, insultada la canciller panameña y acusada la periodista, todas ellas de forma injusta.

El incidente no termina ahí, el propio presidente panameño Laurentino Cortizo exigió respeto a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien señaló: “Nosotros decidimos si aceptamos o no a un embajador” y ante esto López Obrador, saltándose nuevamente las formas diplomáticas, anuncia que nombrará a la senadora suplente por Morena, Jesusa Rodríguez, quien causa mucha polémica por su posición pro aborto. La reacción no se ha hecho esperar, la poderosa organización panameña de derecha, la Alianza Panameña por la Vida y la Familia, externó su rechazo ante esta pretensión, “no aceptaremos que a nuestro país se le envíe todo lo que estorba, por lo que le pedimos que, así como se rechazó a un acosador, se rechace a una abortista”, se lee en una petición dirigida al presidente de Panamá.

Ante todo este desbarajuste diplomático ocasionado por el presidente mexicano, ha surgido por parte de diversos escritores y políticos, la pregunta de ¿Por qué tanta saña y encono con Panamá?. No parecería haber una respuesta lógica, al menos que sea por envidia a sus éxitos económicos y sociales.

En efecto, Panamá es conocido como el "Singapur latinoamericano" por su éxito económico, es el país con el mayor crecimiento de América Latina en los últimos 25 años. A diferencia de las demás naciones centroamericanas, el país abrió su economía al mundo hace más de 30 años, justo cuando la región estaba sumida en una profunda crisis económica. Esta decisión y el dólar como moneda, que elimina riesgos cambiarios, llevó a este pequeño país a experimentar un tremendo salto económico. Así lo muestran las cifras: en los últimos 25 años, Panamá lideró el crecimiento económico de la región con un 5.9%, seguido por República Dominicana, Perú, Chile y Costa Rica, según las estimaciones del FMI. Un auténtico megaciclo de progreso.

En Panamá florece un ambiente de negocios muy importante gracias al desarrollo, durante décadas, de infraestructura alrededor de los elementos “ancla” cómo pueden ser el Canal de Panamá y el Aeropuerto de Tocumen. Por ejemplo, la capacidad logística que complementa al Canal, el mantenimiento de naves, el desarrollo de puertos, las inversiones realizadas por las líneas aéreas, el paso de cables submarinos de fibras ópticas que conectan ambos lados oceánicos, entre otros. En resumen, un hub logístico, aéreo y de telecomunicaciones, algo que en México estamos descuidando.

El visitante de Panamá puede constatar la seguridad que se respira en sus calles y carreteras, es posible observar la sana convivencia cotidiana de los panameños en un clima de respeto y civilidad. Este país goza de muy aceptables sistemas educativo y de salud, por encima del promedio latinoamericano.

De manera relevante es de destacar que Panamá, junto con Bhutan y Surinam, es miembro del exclusivo club de países con producción negativa de Carbono, el 57% de su superficie está cubierta por árboles, se encuentra en marcha un ambicioso plan de reforestación y se está eliminando gradualmente el uso de combustibles pesados y de carbón.

¿Serán los éxitos económicos, sociales y ambientales de Panamá, los que ocasionan el enfado de López Obrador? ¿Serán el motivo de su actitud arrogante, queriendo humillar a un país que le está mostrando cómo se pueden hacer bien las cosas? ¿Será que su inflado ego no puede aceptar un éxito que provenga de políticas diferentes a las suyas? No sé qué pase por el alma del presidente de México, pero a nombre de muchos compatriotas, me disculpo con el pueblo panameño por los exabruptos de nuestro gobernante y le confieso mi admiración.

Presidente de la Academia Mexicana de Educación.