/ viernes 30 de julio de 2021

Lecciones políticas de Manuel Buendía

El periodismo político no solo analiza, sino incide en la vida pública. El asesinato de Manuel Buendía, columnista y Director de Prensa y Relaciones Públicas —en la Regencia del Distrito Federal—, en la tarde del 30 de mayo de 1984 es explicado en el documental “Red privada ¿Quién mató a Manuel Buendía?” (Netflix), a través de diferentes hipótesis por parte de periodistas y autoridades, pero al final se plantean más preguntas que respuestas; pero sobre todo se muestran lecciones políticas y periodísticas, no sólo de aquellos años. Pero mejor vamos por partes:

Abro comillas, “los aficionados al género policiaco, somos muchos, es un arte de paciencia, es un arte del cazador. Hay varias técnicas”, decía Manuel Buendía; y agregaba el originario de Zitácuaro Michoacán que “solamente va a haber un instante para apuntar y disparar, yo creo que todos tenemos un poco de policía”. En esa frase pareciera que más allá de describir su afición por la nota roja, se trataba de la lectura de la crónica de su propia muerte. Por otra parte, durante el documental de una hora con 40 minutos, se muestra ¿Cómo era reportear la nota roja?, donde los periodistas portaban una charola de policía, y viceversa, para poder acceder al lugar de los hechos. Otro dato interesante es cómo los testigos de un asesinato podrían ser entrevistados por los periodistas — como el Contador Público y Juan Manuel Bautista, asistente de Buendía—; antes de declarar ante el Ministerio Público. En la actualidad esa acción entorpecería el “debido proceso”.

Al inicio del documental se lee la frase de George Orwell en 1984: “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”. Esa idea Orwelliana explica un momento clave para comprender algunas de las hipótesis del asesinato. Y fue su paso como Director de Prensa y Relaciones Públicas, en la administración de Alfonso Ramírez (1970 y 1971) como regente del Distrito Federal. Este personaje fue acusado de participar en la represión del jueves de Corpus. El camino de Buendía en la administración pública provocó —eso lo digo yo— que su conocimiento periodístico aumentara, al conocer, más no saber, cómo se maneja una oficina de comunicación social, pero sobre todo el acceso a información del famoso “Halconazo”.

Se relata también, que Buendía justificaba, que, por su propia seguridad, guardaba una pistola debajo de su gabardina. Para entender al personaje, recordemos lo que escribió Omar Raúl Martínez, presidente de la Fundación Manuel Buendía, en Manuel Buendía en la trinchera periodística (p. 96), donde describe el despido del caricaturista Eduardo del Río, “Rius” —escena ausente en el documental—:

―Usted ya no trabaja en La Prensa. Pase mañana por la caja para que le paguen lo que se le debe. Puede irse.

―Puse cara de ¿juat? —cuenta Rius— y le pregunté o creí preguntarle a qué se debía esa decisión tan gacha. Sin mirarme. Buendía me dice:

―Mire, Rius, yo no tengo qué darle explicaciones. Usted ya no trabaja aquí y punto.

―Abrió un cajón de su escritorio y sacó una pistola que depositó sobre la mesa. Al ver eso se me desapareció la cara de ¿juat? y salí con la cola entre las patas rumbo a lo desconocido.

Por último, de todas las opiniones, se observan reporteros que estuvieron en el lugar de los hechos, y que a la postre hicieron una buena parte de la investigación periodística como Raymundo Riva Palacio y Rogelio Hernández. Otros solo posan en las cámaras, otros más opinan por ser parte del círculo íntimo de Buendía como Blanche Petrich, Virgilio Caballero, Iván Restrepo y Elena Poniatowska; y dicen los que saben, que otros personajes en esos tiempos trabajaban en el área de investigaciones políticas de la Secretaría de Gobernación, o en otras palabras espiaban periodistas. Manuel Buendía tenía muchos clientes, se afirma en el documental, esa frase se acaba de entender, con: “Yo pienso que las represalias y los riesgos y todo, forman parte del oficio. Quien no quiera ver fantasmas, que no salga de noche”.

*Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco

El periodismo político no solo analiza, sino incide en la vida pública. El asesinato de Manuel Buendía, columnista y Director de Prensa y Relaciones Públicas —en la Regencia del Distrito Federal—, en la tarde del 30 de mayo de 1984 es explicado en el documental “Red privada ¿Quién mató a Manuel Buendía?” (Netflix), a través de diferentes hipótesis por parte de periodistas y autoridades, pero al final se plantean más preguntas que respuestas; pero sobre todo se muestran lecciones políticas y periodísticas, no sólo de aquellos años. Pero mejor vamos por partes:

Abro comillas, “los aficionados al género policiaco, somos muchos, es un arte de paciencia, es un arte del cazador. Hay varias técnicas”, decía Manuel Buendía; y agregaba el originario de Zitácuaro Michoacán que “solamente va a haber un instante para apuntar y disparar, yo creo que todos tenemos un poco de policía”. En esa frase pareciera que más allá de describir su afición por la nota roja, se trataba de la lectura de la crónica de su propia muerte. Por otra parte, durante el documental de una hora con 40 minutos, se muestra ¿Cómo era reportear la nota roja?, donde los periodistas portaban una charola de policía, y viceversa, para poder acceder al lugar de los hechos. Otro dato interesante es cómo los testigos de un asesinato podrían ser entrevistados por los periodistas — como el Contador Público y Juan Manuel Bautista, asistente de Buendía—; antes de declarar ante el Ministerio Público. En la actualidad esa acción entorpecería el “debido proceso”.

Al inicio del documental se lee la frase de George Orwell en 1984: “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”. Esa idea Orwelliana explica un momento clave para comprender algunas de las hipótesis del asesinato. Y fue su paso como Director de Prensa y Relaciones Públicas, en la administración de Alfonso Ramírez (1970 y 1971) como regente del Distrito Federal. Este personaje fue acusado de participar en la represión del jueves de Corpus. El camino de Buendía en la administración pública provocó —eso lo digo yo— que su conocimiento periodístico aumentara, al conocer, más no saber, cómo se maneja una oficina de comunicación social, pero sobre todo el acceso a información del famoso “Halconazo”.

Se relata también, que Buendía justificaba, que, por su propia seguridad, guardaba una pistola debajo de su gabardina. Para entender al personaje, recordemos lo que escribió Omar Raúl Martínez, presidente de la Fundación Manuel Buendía, en Manuel Buendía en la trinchera periodística (p. 96), donde describe el despido del caricaturista Eduardo del Río, “Rius” —escena ausente en el documental—:

―Usted ya no trabaja en La Prensa. Pase mañana por la caja para que le paguen lo que se le debe. Puede irse.

―Puse cara de ¿juat? —cuenta Rius— y le pregunté o creí preguntarle a qué se debía esa decisión tan gacha. Sin mirarme. Buendía me dice:

―Mire, Rius, yo no tengo qué darle explicaciones. Usted ya no trabaja aquí y punto.

―Abrió un cajón de su escritorio y sacó una pistola que depositó sobre la mesa. Al ver eso se me desapareció la cara de ¿juat? y salí con la cola entre las patas rumbo a lo desconocido.

Por último, de todas las opiniones, se observan reporteros que estuvieron en el lugar de los hechos, y que a la postre hicieron una buena parte de la investigación periodística como Raymundo Riva Palacio y Rogelio Hernández. Otros solo posan en las cámaras, otros más opinan por ser parte del círculo íntimo de Buendía como Blanche Petrich, Virgilio Caballero, Iván Restrepo y Elena Poniatowska; y dicen los que saben, que otros personajes en esos tiempos trabajaban en el área de investigaciones políticas de la Secretaría de Gobernación, o en otras palabras espiaban periodistas. Manuel Buendía tenía muchos clientes, se afirma en el documental, esa frase se acaba de entender, con: “Yo pienso que las represalias y los riesgos y todo, forman parte del oficio. Quien no quiera ver fantasmas, que no salga de noche”.

*Comunicólogo político y académico de la FCPyS UNAM, @gersonmecalco