/ martes 9 de febrero de 2021

Legislatura del cambio

Por Geovanna Bañuelos

El pasado primero de febrero, dio inicio el último periodo ordinario de la LXIV Legislatura. Por cierto, una Legislatura histórica. Primero, por la verdadera transición democrática que enarboló nuestro presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Un anhelo popular de años que resultó victorioso. Segundo, por ser la Legislatura de la paridad de género. Tanto en Cámara de Diputados como en el Senado de la República, las mujeres hemos conquistado espacios en la esfera pública del país. Falta consolidar los derechos de muchos grupos en situación de vulnerabilidad y opresión, pero sin duda son grandes avances.

Comienza este periodo con la urgencia de encontrar mecanismos que combatan los estragos que origina la pandemia del COVID-19 que, incluso, ha ocasionado que las sesiones parlamentarias ahora sean a distancia. Las agendas políticas de básicamente todos los grupos parlamentarios conllevan este compromiso: la salud de las y los mexicanos. Una pandemia que hizo repensar a la humanidad y darnos cuenta de la vulnerabilidad en que nos encontramos. Nuestro país no se libra de lamentables decesos. Quizá en este momento toda familia al menos tenga un integrante enfermo de tan terrible virus. Las y los profesionales de la salud libran una feroz batalla en donde, como sociedad, debemos apoyar. En la medida de lo posible quedarnos en casa para romper cadenas de contagio, usar cubrebocas y gel antibacterial.

El derecho, que conlleva evolución y cambio, debe visualizar y frenar la ola de violencia que asedia al país. Las mujeres nos sentimos inseguras porque somos víctimas de violencia física, psicológica, digital y política. La tasa de feminicidios es alarmante al igual que los abusos sexuales de niñas y niños. La seguridad pública es un tema por demás prioritario. Tenemos la imperiosa necesidad de pacificar al país.

Derivado de la pandemia, debemos apostar por la creación de empleos y mecanismos que procuren estabilidad a grandes sectores de la población que se han visto afectados. No somos omisos de las necesidades del pueblo mexicano. Por ello mismo, desde el Senado de la República, continuaré la lucha. Es un objetivo que tengo claro.

Como bien lo decía el gran filósofo Séneca, aunque el miedo tenga más argumentos debemos privilegiar siempre la esperanza. En estos momentos tan críticos para el mundo, la esperanza es un faro de luz que alumbra el camino. Refrendo mi compromiso por mejorar las condiciones de las y los mexicanos, la protección a la naturaleza en el marco de la Agenda 2030 y el respeto, la promoción y defensa de los derechos humanos así como el estado de Derecho. Saldremos avante de esta pandemia.

Por Geovanna Bañuelos

El pasado primero de febrero, dio inicio el último periodo ordinario de la LXIV Legislatura. Por cierto, una Legislatura histórica. Primero, por la verdadera transición democrática que enarboló nuestro presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Un anhelo popular de años que resultó victorioso. Segundo, por ser la Legislatura de la paridad de género. Tanto en Cámara de Diputados como en el Senado de la República, las mujeres hemos conquistado espacios en la esfera pública del país. Falta consolidar los derechos de muchos grupos en situación de vulnerabilidad y opresión, pero sin duda son grandes avances.

Comienza este periodo con la urgencia de encontrar mecanismos que combatan los estragos que origina la pandemia del COVID-19 que, incluso, ha ocasionado que las sesiones parlamentarias ahora sean a distancia. Las agendas políticas de básicamente todos los grupos parlamentarios conllevan este compromiso: la salud de las y los mexicanos. Una pandemia que hizo repensar a la humanidad y darnos cuenta de la vulnerabilidad en que nos encontramos. Nuestro país no se libra de lamentables decesos. Quizá en este momento toda familia al menos tenga un integrante enfermo de tan terrible virus. Las y los profesionales de la salud libran una feroz batalla en donde, como sociedad, debemos apoyar. En la medida de lo posible quedarnos en casa para romper cadenas de contagio, usar cubrebocas y gel antibacterial.

El derecho, que conlleva evolución y cambio, debe visualizar y frenar la ola de violencia que asedia al país. Las mujeres nos sentimos inseguras porque somos víctimas de violencia física, psicológica, digital y política. La tasa de feminicidios es alarmante al igual que los abusos sexuales de niñas y niños. La seguridad pública es un tema por demás prioritario. Tenemos la imperiosa necesidad de pacificar al país.

Derivado de la pandemia, debemos apostar por la creación de empleos y mecanismos que procuren estabilidad a grandes sectores de la población que se han visto afectados. No somos omisos de las necesidades del pueblo mexicano. Por ello mismo, desde el Senado de la República, continuaré la lucha. Es un objetivo que tengo claro.

Como bien lo decía el gran filósofo Séneca, aunque el miedo tenga más argumentos debemos privilegiar siempre la esperanza. En estos momentos tan críticos para el mundo, la esperanza es un faro de luz que alumbra el camino. Refrendo mi compromiso por mejorar las condiciones de las y los mexicanos, la protección a la naturaleza en el marco de la Agenda 2030 y el respeto, la promoción y defensa de los derechos humanos así como el estado de Derecho. Saldremos avante de esta pandemia.