/ lunes 6 de noviembre de 2017

Ley de Ingresos para el desarrollo nacional

Desde el inicio de la actual administración, el gobierno de la República se comprometió con el objetivo fundamental de mantener la estabilidad macroeconómica del país. En este sentido, las principales medidas e instrumentos de política económica, así como los resultados arrojados por las reformas estructurales han sentado bases sólidas para el crecimiento balanceado de la economía, atraer mayores inversiones y la generación histórica de empleos formales, pese a un escenario global adverso y volátil.

En este contexto, en días pasados, discutimos y aprobamos en el Senado de la República la Ley de Ingresos para el Ejercicio Fiscal 2018. Lo hicimos con la responsabilidad y compromiso que el tema amerita, en virtud de que se trata de los recursos disponibles para el financiamiento del desarrollo nacional y, por ende, para el mejoramiento del bienestar y calidad de vida de las y los mexicanos.

Se estima que los ingresos totales ascenderán a cinco billones 279 mil 667 millones de pesos, como resultado de los ajustes realizados por la Cámara de Diputados, al precio del petróleo de 46 a 48.5 dólares por barril y al tipo de cambio de 18.10 a 18.40 pesos por dólar, que incluye un monto extra de 43 mil 291 millones de pesos, mismos que serán canalizados a atender los daños provocados por los sismos del 7 y 19 de septiembre.

Entre algunos de los beneficios concretos de esta Ley, me permito señalar los siguientes: contribuye al crecimiento y la estabilidad; plantea un marco macroeconómico con supuestos realistas y prudentes; no contempla la creación de nuevos impuestos ni aumento en los existentes; exenta de cualquier impuesto a los ingresos provenientes de las donaciones autorizadas para los damnificados por los sismos; y prioriza la inversión productiva y social.

De igual manera, estima un monto de recaudación federal participable de 2.9 billones de pesos, lo que significa mayores participaciones y aportaciones para las entidades federativas, es decir, contarán con más recursos.

Asimismo, amplía el techo de endeudamiento neto de la Ciudad de México, al ubicarse en cinco mil 500 millones de pesos, lo que significa mil millones más con respecto al planteamiento original, con la finalidad de que cuente con mayores recursos para atender la emergencia derivada de los sismos registrados en el mes de septiembre.

En conjunto, la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2018, refleja los frutos de las reformas estructurales, las cuales han posibilitado un crecimiento económico balanceado, atraer mayores inversiones en diversos sectores económicos y productivos, generar niveles sin precedente de empleos formales y fortalecer los ingresos, principalmente.

Mantener finanzas públicas sanas y un manejo prudente de las mismas, es una prioridad de la política económica impulsada por el gobierno federal. Existe consenso entre los especialistas sobre la importancia de contar con una hacienda saludable, en términos de crecimiento económico y bienestar de la población.

Los avances económicos positivos a cinco años de gobierno, son señal de que vamos por buen camino. Sin embargo, es necesario seguir potenciando los resultados de las reformas estructurales a fin de consolidar un México próspero que se traduzcan en desarrollo social, es decir, en mejores condiciones de vida para la población.

Por estas razones, considero que las metas establecidas en la Ley de Ingresos para el próximo año son responsables y realistas, que generarán estabilidad y certeza para fortalecer la estabilidad macroeconómica, en beneficio del bolsillo de las familias mexicanas.

Senadora por el PRI

graciela.ortiz.glez@gog.org.mx

@GOrtizGlez

Facebook: graciela.ortizgonzalez

Desde el inicio de la actual administración, el gobierno de la República se comprometió con el objetivo fundamental de mantener la estabilidad macroeconómica del país. En este sentido, las principales medidas e instrumentos de política económica, así como los resultados arrojados por las reformas estructurales han sentado bases sólidas para el crecimiento balanceado de la economía, atraer mayores inversiones y la generación histórica de empleos formales, pese a un escenario global adverso y volátil.

En este contexto, en días pasados, discutimos y aprobamos en el Senado de la República la Ley de Ingresos para el Ejercicio Fiscal 2018. Lo hicimos con la responsabilidad y compromiso que el tema amerita, en virtud de que se trata de los recursos disponibles para el financiamiento del desarrollo nacional y, por ende, para el mejoramiento del bienestar y calidad de vida de las y los mexicanos.

Se estima que los ingresos totales ascenderán a cinco billones 279 mil 667 millones de pesos, como resultado de los ajustes realizados por la Cámara de Diputados, al precio del petróleo de 46 a 48.5 dólares por barril y al tipo de cambio de 18.10 a 18.40 pesos por dólar, que incluye un monto extra de 43 mil 291 millones de pesos, mismos que serán canalizados a atender los daños provocados por los sismos del 7 y 19 de septiembre.

Entre algunos de los beneficios concretos de esta Ley, me permito señalar los siguientes: contribuye al crecimiento y la estabilidad; plantea un marco macroeconómico con supuestos realistas y prudentes; no contempla la creación de nuevos impuestos ni aumento en los existentes; exenta de cualquier impuesto a los ingresos provenientes de las donaciones autorizadas para los damnificados por los sismos; y prioriza la inversión productiva y social.

De igual manera, estima un monto de recaudación federal participable de 2.9 billones de pesos, lo que significa mayores participaciones y aportaciones para las entidades federativas, es decir, contarán con más recursos.

Asimismo, amplía el techo de endeudamiento neto de la Ciudad de México, al ubicarse en cinco mil 500 millones de pesos, lo que significa mil millones más con respecto al planteamiento original, con la finalidad de que cuente con mayores recursos para atender la emergencia derivada de los sismos registrados en el mes de septiembre.

En conjunto, la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2018, refleja los frutos de las reformas estructurales, las cuales han posibilitado un crecimiento económico balanceado, atraer mayores inversiones en diversos sectores económicos y productivos, generar niveles sin precedente de empleos formales y fortalecer los ingresos, principalmente.

Mantener finanzas públicas sanas y un manejo prudente de las mismas, es una prioridad de la política económica impulsada por el gobierno federal. Existe consenso entre los especialistas sobre la importancia de contar con una hacienda saludable, en términos de crecimiento económico y bienestar de la población.

Los avances económicos positivos a cinco años de gobierno, son señal de que vamos por buen camino. Sin embargo, es necesario seguir potenciando los resultados de las reformas estructurales a fin de consolidar un México próspero que se traduzcan en desarrollo social, es decir, en mejores condiciones de vida para la población.

Por estas razones, considero que las metas establecidas en la Ley de Ingresos para el próximo año son responsables y realistas, que generarán estabilidad y certeza para fortalecer la estabilidad macroeconómica, en beneficio del bolsillo de las familias mexicanas.

Senadora por el PRI

graciela.ortiz.glez@gog.org.mx

@GOrtizGlez

Facebook: graciela.ortizgonzalez