/ jueves 18 de marzo de 2021

Ley General de Educación Superior

El martes pasado se aprobó en la Cámara de Diputados la Ley General de Educación Superior; ley que fue construida por diputados y senadores de todos los grupos parlamentarios con la participación de las asociaciones e instituciones de educación superior, y de la comunidad académica y estudiantil.

Fue un proceso que duró 5 años y que inició en marzo de 2016, cuando desde la Comisión de Educación del Senado y en conjunto con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) establecimos una ruta para construir el ordenamiento bajo las premisas de federalismo, respeto de los regímenes laborales, respeto a las condiciones de los alumnos, respeto de la autonomía universitaria y reconociendo que la universidad es un espacio de transformación.

La nueva ley hace un cambio de fondo porque implementa un Sistema Nacional de Educación Superior con espíritu federalista (que distribuye competencias entre los tres órdenes de gobierno), establece la obligatoriedad de la educación superior para el Estado y contiene mecanismos para que el derecho a la educación sea exigible, justiciable y progresivo, además reconoce la diversidad de las instituciones de educación superior y atiende elementos fundamentales: gobernanza, sistemas locales, financiamiento, movilidad, evaluación y acreditación.

La ley fortalece la autonomía universitaria, reconociéndola como un derecho de los universitarios, una obligación del Estado y una responsabilidad que se asume por las comunidades con un alto sentido de dignidad. En materia de financiamiento se crea un fondo especial federal con el objetivo de cumplir con los mandatos constitucionales de obligatoriedad y gratuidad, y se estipula que los presupuestos federal y estatales correspondientes deberán asignar recursos a este tipo educativo de forma anual y, que no podrán ser inferiores en términos reales al año anterior.

Educar a una persona es hacer de ella alguien que anteriormente no existía, es un acto de amor, de visión y de esperanza. Para los que somos y tenemos el orgullo de haber estudiado en una universidad mexicana sabemos que hay un antes y un después porque la universidad es el lugar social de la verdad y no un simple museo del pensamiento.

En un momento de gran complejidad política, desde la Cámara de Diputados se demostró que sí se pueden construir consensos reivindicando la crítica propositiva y comprometida de personas que entienden que la universidad va más allá de partidos políticos o de ideologías.

Coordinador del Grupo Parlamentario

@JCRomeroHicks

El martes pasado se aprobó en la Cámara de Diputados la Ley General de Educación Superior; ley que fue construida por diputados y senadores de todos los grupos parlamentarios con la participación de las asociaciones e instituciones de educación superior, y de la comunidad académica y estudiantil.

Fue un proceso que duró 5 años y que inició en marzo de 2016, cuando desde la Comisión de Educación del Senado y en conjunto con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) establecimos una ruta para construir el ordenamiento bajo las premisas de federalismo, respeto de los regímenes laborales, respeto a las condiciones de los alumnos, respeto de la autonomía universitaria y reconociendo que la universidad es un espacio de transformación.

La nueva ley hace un cambio de fondo porque implementa un Sistema Nacional de Educación Superior con espíritu federalista (que distribuye competencias entre los tres órdenes de gobierno), establece la obligatoriedad de la educación superior para el Estado y contiene mecanismos para que el derecho a la educación sea exigible, justiciable y progresivo, además reconoce la diversidad de las instituciones de educación superior y atiende elementos fundamentales: gobernanza, sistemas locales, financiamiento, movilidad, evaluación y acreditación.

La ley fortalece la autonomía universitaria, reconociéndola como un derecho de los universitarios, una obligación del Estado y una responsabilidad que se asume por las comunidades con un alto sentido de dignidad. En materia de financiamiento se crea un fondo especial federal con el objetivo de cumplir con los mandatos constitucionales de obligatoriedad y gratuidad, y se estipula que los presupuestos federal y estatales correspondientes deberán asignar recursos a este tipo educativo de forma anual y, que no podrán ser inferiores en términos reales al año anterior.

Educar a una persona es hacer de ella alguien que anteriormente no existía, es un acto de amor, de visión y de esperanza. Para los que somos y tenemos el orgullo de haber estudiado en una universidad mexicana sabemos que hay un antes y un después porque la universidad es el lugar social de la verdad y no un simple museo del pensamiento.

En un momento de gran complejidad política, desde la Cámara de Diputados se demostró que sí se pueden construir consensos reivindicando la crítica propositiva y comprometida de personas que entienden que la universidad va más allá de partidos políticos o de ideologías.

Coordinador del Grupo Parlamentario

@JCRomeroHicks