/ lunes 10 de mayo de 2021

Línea 12: no fue un “incidente”

La Línea Dorada de Marcelo Ebrard, cuestionada desde su origen, colapsó en Tláhuac. Por más que repiten en la 4t que lo sucedido en la L12 del Metro se trató de un incidente, no se puede ocultar la verdad: se trató de un evento que ocasionó daño material y daños a personas, por lo que no es un incidente.

Fue un trágico evento derivado por el derrumbe de una trabe de la L12 con resultado de 26 personas hasta hoy fallecidas, 12 más en situación grave y decenas hospitalizadas. Este “no incidente” cimbró la gestión de Claudia Sheinbaum. Y hasta no tener los peritajes formales, imparciales e independientes, no sabremos a quienes se responsabilizará por el fraude en su construcción y la omisión culposa y política de las y los funcionarios, quienes no atendieron las quejas de usuarios y del propio sindicato.


La historia de esta L12 ha sido debidamente documentada por articulistas y periodistas quienes han recordado que, desde su origen, por encargo de Ebrard, su diseño fue técnicamente señalado por errores en su planeación, construcción y operación. El cambio de su proyecto, inicialmente subterráneo, y su posterior construcción elevada más alta que la sugerida con curvas riesgosas, fue cuestionado técnicamente por la entonces Asamblea Legislativa. El desaseo de la adquisición de los aditamentos y trenes por parte del entonces secretario de finanzas Mario Delgado está siendo recordado con pelos y señales. Miguel Angel Mancera quien recibió la obra, debió parar dos años su funcionamiento para corregir los defectos de su construcción que podrían derivar en siniestros. Por alguna cuestión, no se procedió a fincar responsabilidades a los ex funcionarios quienes construyeron esta obra costosísima, y mucho más, por las posteriores reparaciones.


A Claudia Sheinbaum se le señala irresponsabilidad de su gobierno ante la falta de mantenimiento de la L12, y por no atender los señalamientos que alertaron sobre un posible colapso, así como la protección de la responsable del Metro Florencia Serranía. Cómo puede seguir en su cargo cuándo se está llevando a cabo la investigación sobre las causas de lo sucedido en el ámbito dónde ella se desempeña? Con la tragedia dando vueltas al mundo, los legisladores de Morena en el Congreso legislativo de la Ciudad han impedido una investigación plural y se excusan de nombrar la empresa que deberá hacer el peritaje independiente.


Observo en los análisis de diversos articulistas, una tendencia a especular sobre el también derrumbe de las simpatías por parte del Presidente, hacia la sucesión. Que Marcelo perdió por ser responsable de una obra mal diseñada y mal construida. Que Claudia perdió por ser omisa del mantenimiento de una obra que derivó en una tragedia que cimbró a la ciudad. El Presidente no podía ocultar su enojo y sorpresivamente les expuso crudamente en la mañanera a unas horas de la tragedia.


Pero la catástrofe irritó a López Obrador, no por las víctimas, ni por el deterioro de la imagen de dos de sus principales integrantes de su equipo, sino porque el hecho le va a afectar en la votación de Morena, en su pretensión de controlar la Cámara de Diputados y en las elecciones locales; y lo más importante para él, su intención tras sexenal, por si aún no se habían dado cuenta. No fue un incidente, fue un trancazo al deseo e ímpetu autoritario del Presidente de quedarse en Palacio, más allá del 24.



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La Línea Dorada de Marcelo Ebrard, cuestionada desde su origen, colapsó en Tláhuac. Por más que repiten en la 4t que lo sucedido en la L12 del Metro se trató de un incidente, no se puede ocultar la verdad: se trató de un evento que ocasionó daño material y daños a personas, por lo que no es un incidente.

Fue un trágico evento derivado por el derrumbe de una trabe de la L12 con resultado de 26 personas hasta hoy fallecidas, 12 más en situación grave y decenas hospitalizadas. Este “no incidente” cimbró la gestión de Claudia Sheinbaum. Y hasta no tener los peritajes formales, imparciales e independientes, no sabremos a quienes se responsabilizará por el fraude en su construcción y la omisión culposa y política de las y los funcionarios, quienes no atendieron las quejas de usuarios y del propio sindicato.


La historia de esta L12 ha sido debidamente documentada por articulistas y periodistas quienes han recordado que, desde su origen, por encargo de Ebrard, su diseño fue técnicamente señalado por errores en su planeación, construcción y operación. El cambio de su proyecto, inicialmente subterráneo, y su posterior construcción elevada más alta que la sugerida con curvas riesgosas, fue cuestionado técnicamente por la entonces Asamblea Legislativa. El desaseo de la adquisición de los aditamentos y trenes por parte del entonces secretario de finanzas Mario Delgado está siendo recordado con pelos y señales. Miguel Angel Mancera quien recibió la obra, debió parar dos años su funcionamiento para corregir los defectos de su construcción que podrían derivar en siniestros. Por alguna cuestión, no se procedió a fincar responsabilidades a los ex funcionarios quienes construyeron esta obra costosísima, y mucho más, por las posteriores reparaciones.


A Claudia Sheinbaum se le señala irresponsabilidad de su gobierno ante la falta de mantenimiento de la L12, y por no atender los señalamientos que alertaron sobre un posible colapso, así como la protección de la responsable del Metro Florencia Serranía. Cómo puede seguir en su cargo cuándo se está llevando a cabo la investigación sobre las causas de lo sucedido en el ámbito dónde ella se desempeña? Con la tragedia dando vueltas al mundo, los legisladores de Morena en el Congreso legislativo de la Ciudad han impedido una investigación plural y se excusan de nombrar la empresa que deberá hacer el peritaje independiente.


Observo en los análisis de diversos articulistas, una tendencia a especular sobre el también derrumbe de las simpatías por parte del Presidente, hacia la sucesión. Que Marcelo perdió por ser responsable de una obra mal diseñada y mal construida. Que Claudia perdió por ser omisa del mantenimiento de una obra que derivó en una tragedia que cimbró a la ciudad. El Presidente no podía ocultar su enojo y sorpresivamente les expuso crudamente en la mañanera a unas horas de la tragedia.


Pero la catástrofe irritó a López Obrador, no por las víctimas, ni por el deterioro de la imagen de dos de sus principales integrantes de su equipo, sino porque el hecho le va a afectar en la votación de Morena, en su pretensión de controlar la Cámara de Diputados y en las elecciones locales; y lo más importante para él, su intención tras sexenal, por si aún no se habían dado cuenta. No fue un incidente, fue un trancazo al deseo e ímpetu autoritario del Presidente de quedarse en Palacio, más allá del 24.



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