/ jueves 5 de noviembre de 2020

Lo dulce y amargo de las elecciones en EU

Observo con gran detenimiento que, en México y en diferentes partes del mundo, la gente está enojada porque: i) no se supieron antier los resultados electorales, y ii) hay varios estados donde el republicano ha estado avanzando. También he leído y escuchado comentarios como: “entonces las encuestas no sirven”.

La verdad es que como en cada elección, hay una parte dulce y una parte amarga. Lo dulce pudiera decirse que es el récord histórico de la cantidad de votantes que emitieron su voto no sólo de manera presencial sino en su voto anticipado, es decir, en el voto por correo. Se calcula que aproximadamente 150 millones de estadounidenses emitieron su voto y que dos terceras partes fue justo por correo. Si se respeta su decisión, si se cumplen las reglas del juego, entonces habrá ganado la democracia en dicho país y eso es aplaudible. Más allá de quién vaya a ganar, el foco de atención debe ser la democracia.

Lo amargo para la mayoría de las personas es que no hay resultado contundente todavía al día de hoy. Sin embargo, recordemos que esto no es un partido de football donde después de un tiempo de juego, hay un ganador y que si hay empate, se van a penalties y listo. Esta elección es histórica por diversas aristas y justo por ser compleja, debe prevalecer la paciencia, la cordura, la prudencia y la mesura. No hay que anticiparse ya que aún faltan millones de votos por contabilizar.

De igual manera destaco que como parte de este lado amargo, para muchos, el resultado de las encuestas es una decepción. Pero yo les digo: ¿quién dice que era la única variable a considerar? Yo desde enero he sido firme en que Trump se va a reelegir, aún en pandemia lo sostuve y hoy lo sigo haciendo. Creer que porque las encuestas le daban el triunfo a Biden, así sería, es un error porque no debe de ser la única variable a considerar. El modelo electoral en Estados Unidos (EU) está agotado, ya no responde al contexto actual pero es lo que hay. Por lo tanto creer que sólo porque las encuestas arrojaban resultados favorables a un candidato, por tener el mayor número de casos de COVID a nivel mundial y por ende, una afectación económica terrible, es ver sólo fotografías aisladas y no, la película completa.

En la parte dulce, cuando me preguntan que, qué candidato creo que ganará; mi respuesta es y seguirá siendo que EU gana si la democracia gana. Es decir, si la gente ejerce su derecho civil de votar y se respeta su voto, dicho país habrá ganado. Y por ende, México habrá ganado en ese sentido también.

Ante el cuestionamiento amargo de ¿qué es lo que México debe hacer si gana Trump o Biden? Mi respuesta es que nuestro país debe estar preparado para trabajar arduamente en la agenda bilateral sin importar el color de quien gobierne en la Casa Blanca. Por lo tanto, la pregunta correcta debe ser: ¿qué debe hacer México para trabajar de la mano por los próximos cuatro años con su vecino del norte con quien comparte frontera pero también problemas? Y mi respuesta es: seguir haciendo lo que ha hecho tan bien. Debe seguir con su diplomacia, seguir trabajando en los temas de la agenda bilateral, sobrellevar las diferencias y buscar las coincidencias para construir una mejor relación. No es fácil, pero así lleva nuestro país lidiando las batallas con la Unión Americana y en este caso, no debe ser la excepción. Ya que esta relación bilateral es compleja, asimétrica, profunda y de sobrevivencia pero es México quien deberá seguir siendo mesurado, actuar con estrategia y con actitud propositiva.

Estoy convencida de que México ya está listo -a través de su Cancillería- para trabajar con cualquiera de los dos equipos en Washington. Ya que la relación es mucho más amplia que sólo cuatro años de un mandatario en Washington y seis años en la Ciudad de México.

Ahora bien, si queremos hacer un balance y plantearnos una opción semi dulce y semi amarga, yo pongo sobre la mesa la necesidad de entender más a profundidad a la sociedad estadounidense. Es decir, qué los llevó a votar por una opción que parecía estar muy lejos de lo viable, cómo están viviendo y qué pasa por su mente. Si hablamos de un país de más de 330 millones de habitantes que lleva meses viviendo con tres pandemias (al menos así lo veo): a) social, b) COVID y c) confrontación diplomática con otros países y organismos multilaterales, algo puede estar faltando para entender su comportamiento. Si los Demócratas no ganan, tendrán que ser autocríticos y ver por qué no lograron atrapar a más votantes. Tal vez sea un tanto el que se tardaron demasiado en construir la imagen de un candidato. Si los Republicanos no ganan, deberán hacer el mismo ejercicio de autocrítica y aceptar sus errores de estos cuatro años.

A manera de reflexión final, considero que lo dulce y lo amargo pasarán, pero la democracia permanecerá.

Coordinadora

Lic. Negocios Globales

Universidad Iberoamericana

Twitter y Linkedin: @AribelContreras

Instagram y Facebook: AribelDiplomatique

Observo con gran detenimiento que, en México y en diferentes partes del mundo, la gente está enojada porque: i) no se supieron antier los resultados electorales, y ii) hay varios estados donde el republicano ha estado avanzando. También he leído y escuchado comentarios como: “entonces las encuestas no sirven”.

La verdad es que como en cada elección, hay una parte dulce y una parte amarga. Lo dulce pudiera decirse que es el récord histórico de la cantidad de votantes que emitieron su voto no sólo de manera presencial sino en su voto anticipado, es decir, en el voto por correo. Se calcula que aproximadamente 150 millones de estadounidenses emitieron su voto y que dos terceras partes fue justo por correo. Si se respeta su decisión, si se cumplen las reglas del juego, entonces habrá ganado la democracia en dicho país y eso es aplaudible. Más allá de quién vaya a ganar, el foco de atención debe ser la democracia.

Lo amargo para la mayoría de las personas es que no hay resultado contundente todavía al día de hoy. Sin embargo, recordemos que esto no es un partido de football donde después de un tiempo de juego, hay un ganador y que si hay empate, se van a penalties y listo. Esta elección es histórica por diversas aristas y justo por ser compleja, debe prevalecer la paciencia, la cordura, la prudencia y la mesura. No hay que anticiparse ya que aún faltan millones de votos por contabilizar.

De igual manera destaco que como parte de este lado amargo, para muchos, el resultado de las encuestas es una decepción. Pero yo les digo: ¿quién dice que era la única variable a considerar? Yo desde enero he sido firme en que Trump se va a reelegir, aún en pandemia lo sostuve y hoy lo sigo haciendo. Creer que porque las encuestas le daban el triunfo a Biden, así sería, es un error porque no debe de ser la única variable a considerar. El modelo electoral en Estados Unidos (EU) está agotado, ya no responde al contexto actual pero es lo que hay. Por lo tanto creer que sólo porque las encuestas arrojaban resultados favorables a un candidato, por tener el mayor número de casos de COVID a nivel mundial y por ende, una afectación económica terrible, es ver sólo fotografías aisladas y no, la película completa.

En la parte dulce, cuando me preguntan que, qué candidato creo que ganará; mi respuesta es y seguirá siendo que EU gana si la democracia gana. Es decir, si la gente ejerce su derecho civil de votar y se respeta su voto, dicho país habrá ganado. Y por ende, México habrá ganado en ese sentido también.

Ante el cuestionamiento amargo de ¿qué es lo que México debe hacer si gana Trump o Biden? Mi respuesta es que nuestro país debe estar preparado para trabajar arduamente en la agenda bilateral sin importar el color de quien gobierne en la Casa Blanca. Por lo tanto, la pregunta correcta debe ser: ¿qué debe hacer México para trabajar de la mano por los próximos cuatro años con su vecino del norte con quien comparte frontera pero también problemas? Y mi respuesta es: seguir haciendo lo que ha hecho tan bien. Debe seguir con su diplomacia, seguir trabajando en los temas de la agenda bilateral, sobrellevar las diferencias y buscar las coincidencias para construir una mejor relación. No es fácil, pero así lleva nuestro país lidiando las batallas con la Unión Americana y en este caso, no debe ser la excepción. Ya que esta relación bilateral es compleja, asimétrica, profunda y de sobrevivencia pero es México quien deberá seguir siendo mesurado, actuar con estrategia y con actitud propositiva.

Estoy convencida de que México ya está listo -a través de su Cancillería- para trabajar con cualquiera de los dos equipos en Washington. Ya que la relación es mucho más amplia que sólo cuatro años de un mandatario en Washington y seis años en la Ciudad de México.

Ahora bien, si queremos hacer un balance y plantearnos una opción semi dulce y semi amarga, yo pongo sobre la mesa la necesidad de entender más a profundidad a la sociedad estadounidense. Es decir, qué los llevó a votar por una opción que parecía estar muy lejos de lo viable, cómo están viviendo y qué pasa por su mente. Si hablamos de un país de más de 330 millones de habitantes que lleva meses viviendo con tres pandemias (al menos así lo veo): a) social, b) COVID y c) confrontación diplomática con otros países y organismos multilaterales, algo puede estar faltando para entender su comportamiento. Si los Demócratas no ganan, tendrán que ser autocríticos y ver por qué no lograron atrapar a más votantes. Tal vez sea un tanto el que se tardaron demasiado en construir la imagen de un candidato. Si los Republicanos no ganan, deberán hacer el mismo ejercicio de autocrítica y aceptar sus errores de estos cuatro años.

A manera de reflexión final, considero que lo dulce y lo amargo pasarán, pero la democracia permanecerá.

Coordinadora

Lic. Negocios Globales

Universidad Iberoamericana

Twitter y Linkedin: @AribelContreras

Instagram y Facebook: AribelDiplomatique