/ sábado 8 de mayo de 2021

Lo que mal empieza…

La Línea 12 del Metro fue una de las obras más polémicas de los gobiernos capitalinos. Se criticó el proyecto, los vagones, enormes fallas y el brutal sobrecosto, que llevó a que, al terminar su administración (Llegó Miguel Ángel Mancera), Marcelo Ebrard tuviera que optar por un “dorado” exilio parisino, antes que ir a dar a la cárcel.

Su sucesor y quien entonces lo dirigía –Joel Ortega-, argumentaron serios problemas lo que obligó a cerrar 20 líneas, varios meses (2014). Sin mayores cambios volvieron a funcionar, en vista de la urgencia popular, desesperada por la falta del transporte que facilita el traslado en menos tiempo.

Inconcebible lo sucedido en Tláhuac. 25 muertos, más de 70 heridos, resultado de las escenas dantescas que se vivieron. El pánico de quienes oyeron un estruendo y cayeron apilados unos sobre otros, debió ser indescriptible. La tragedia para ellos y para sus cercanos, para los vecinos de Tláhuac, que la hicieron suya, con la solidaridad que caracteriza a nuestra gente. Dolor de no poder salvar más vidas. Tristeza y rabia tras haber advertido a las autoridades, en múltiples ocasiones, de “los rugidos que se escuchaban, las vibraciones que estremecían la tierra y lo pandeada que estaba la construcción”.

La directora del metro –Florencia Serranía-, dirá que se dio el “mantenimiento oportuno”. Pura farsa a cargo de una administración que preside la “doctora”, que habla y habla como momia. Sin que se le mueva un músculo, la Sheinbaum aduce estulticias, impávida e incluso siniestra, frente a un drama de semejantes dimensiones. Echa a los medios, a sus lacayos de undécima, que intentan convencer de que todo funcionaba a la perfección.

La enemiga de Marcelito Ebrard –con quien pelea por la silla embrujada del 24- hará lo imposible por cargarle culpas. La Fiscalía bajo su mando, hará la investigación y la mentada compañía noruega “que actuará como independiente”, colabora para las obras de Dos Bocas y Santa Lucía, en calidad de “asesora”, lo que de entrada le resta credibilidad. O, ¿los nórdicos van a perder la jugosa chamba por decir la verdad?

Sin excusar la responsabilidad de Ebrard y del líder morenaco, Mario Delgado (Bajo Marcelo, Secretario de Finanzas), la realidad es que el metro ha tenido graves accidentes, desde que llegó la señora Serranía.

Al tlatoani le importó un cacahuate. Se vistió de negro, declaró 3 días de luto nacional y en 15 minutos le dio cerrojazo al tema. Ni se apareció en el lugar ni visitó a los heridos en los hospitales, o extendió la mano a los deudos. De su problema emocional de contacto, con los que dice que “ama”, sobran pruebas.

Circula un video del Papa Francisco en el que habla de la forma en la que, quienes gobiernan por una ideología, usan a los pobres. “La mirada ideológica termina usando a los pobres al servicio de otros intereses. No asumen al pueblo y terminan como dictadores. Piensan por el pueblo y no dejan pensar al pueblo”. Define a López Obrador, quien los usa, de manera miserable, como potenciales votantes y los convierte en carne de cañón, ajeno a la desgracia cotidiana de quienes, trabajadores la mayoría como los que iban en ese metro, batallan por llevar un pan a la mesa.

Habría que abrir los ojos a la corrupción, la negligencia y la irresponsabilidad de este Régimen, ciego a los cientos de miles de muertos (Pandemia, inseguridad, violencia criminal y ahora Tláhuac) que contabiliza.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq

La Línea 12 del Metro fue una de las obras más polémicas de los gobiernos capitalinos. Se criticó el proyecto, los vagones, enormes fallas y el brutal sobrecosto, que llevó a que, al terminar su administración (Llegó Miguel Ángel Mancera), Marcelo Ebrard tuviera que optar por un “dorado” exilio parisino, antes que ir a dar a la cárcel.

Su sucesor y quien entonces lo dirigía –Joel Ortega-, argumentaron serios problemas lo que obligó a cerrar 20 líneas, varios meses (2014). Sin mayores cambios volvieron a funcionar, en vista de la urgencia popular, desesperada por la falta del transporte que facilita el traslado en menos tiempo.

Inconcebible lo sucedido en Tláhuac. 25 muertos, más de 70 heridos, resultado de las escenas dantescas que se vivieron. El pánico de quienes oyeron un estruendo y cayeron apilados unos sobre otros, debió ser indescriptible. La tragedia para ellos y para sus cercanos, para los vecinos de Tláhuac, que la hicieron suya, con la solidaridad que caracteriza a nuestra gente. Dolor de no poder salvar más vidas. Tristeza y rabia tras haber advertido a las autoridades, en múltiples ocasiones, de “los rugidos que se escuchaban, las vibraciones que estremecían la tierra y lo pandeada que estaba la construcción”.

La directora del metro –Florencia Serranía-, dirá que se dio el “mantenimiento oportuno”. Pura farsa a cargo de una administración que preside la “doctora”, que habla y habla como momia. Sin que se le mueva un músculo, la Sheinbaum aduce estulticias, impávida e incluso siniestra, frente a un drama de semejantes dimensiones. Echa a los medios, a sus lacayos de undécima, que intentan convencer de que todo funcionaba a la perfección.

La enemiga de Marcelito Ebrard –con quien pelea por la silla embrujada del 24- hará lo imposible por cargarle culpas. La Fiscalía bajo su mando, hará la investigación y la mentada compañía noruega “que actuará como independiente”, colabora para las obras de Dos Bocas y Santa Lucía, en calidad de “asesora”, lo que de entrada le resta credibilidad. O, ¿los nórdicos van a perder la jugosa chamba por decir la verdad?

Sin excusar la responsabilidad de Ebrard y del líder morenaco, Mario Delgado (Bajo Marcelo, Secretario de Finanzas), la realidad es que el metro ha tenido graves accidentes, desde que llegó la señora Serranía.

Al tlatoani le importó un cacahuate. Se vistió de negro, declaró 3 días de luto nacional y en 15 minutos le dio cerrojazo al tema. Ni se apareció en el lugar ni visitó a los heridos en los hospitales, o extendió la mano a los deudos. De su problema emocional de contacto, con los que dice que “ama”, sobran pruebas.

Circula un video del Papa Francisco en el que habla de la forma en la que, quienes gobiernan por una ideología, usan a los pobres. “La mirada ideológica termina usando a los pobres al servicio de otros intereses. No asumen al pueblo y terminan como dictadores. Piensan por el pueblo y no dejan pensar al pueblo”. Define a López Obrador, quien los usa, de manera miserable, como potenciales votantes y los convierte en carne de cañón, ajeno a la desgracia cotidiana de quienes, trabajadores la mayoría como los que iban en ese metro, batallan por llevar un pan a la mesa.

Habría que abrir los ojos a la corrupción, la negligencia y la irresponsabilidad de este Régimen, ciego a los cientos de miles de muertos (Pandemia, inseguridad, violencia criminal y ahora Tláhuac) que contabiliza.

catalinanq@hotmail.com

@catalinanq