/ martes 17 de julio de 2018

Lo que suaviza el Brexit

Como la crisis del Brexit que se autoinfligió el Reino Unido está llegando a su punto crítico (con cierta ayuda de Putin, al parecer), considero que vale la pena hacer el intento de explicar algunos de los aspectos económicos que deberían ser evidentes —claro, lo son para muchos economistas británicos—, pero no parecen serlo para los simpatizantes del Brexit o para el público en general.

Estos aspectos explican por qué Theresa May intenta implementar un Brexit suavizado o incluso, como aseguran algunos, un BINO (las siglas en inglés de Brexit In Name Only, es decir: Brexit sólo de nombre), y por qué no ocurrirá la alternativa favorita de los simpatizantes del Brexit: acuerdos comerciales con Estados Unidos y tal vez con otros mercados para remplazar a la UE.

Sin embargo, aunque salir de la unión aduanera fuera costoso, ¿el Reino Unido no podría compensar esa pérdida con un buen acuerdo con Estados Unidos de Donald Trump? No.

Por supuesto que Estados Unidos no podría ofrecer reducciones arancelarias de gran valor, por la sencilla razón de que nuestros aranceles a los productos de la Unión Europea ya son bastante bajos, del mismo modo que sus aranceles a nuestros productos. Se pueden encontrar ejemplos de aranceles altos, como nuestro impuesto del 25% a los camiones ligeros, pero en general simplemente no hay mucho para ofrecer.

¿Y qué pasaría si Estados Unidos y el Reino Unido formaran una unión aduanera? Sería muy problemático, entre otras cosas porque, dada la asimetría en el tamaño, el Reino Unido daría de forma efectiva un control total de su política a Estados Unidos. Más allá de eso, ningún acuerdo con EU valdría lo mismo que una unión aduanera entre el Reino Unido y sus vecinos, por la gravedad.

Una de las relaciones mejor establecidas en economía es la llamada ecuación de gravedad para el comercio entre dos países cualesquiera, según la cual la cantidad de comercio depende de manera positiva del tamaño de las economías de los dos países, pero de forma negativa en la distancia que hay entre ambos.

Esto se puede ver con claridad en las exportaciones británicas. Aquí se presentan las exportaciones del Reino Unido a países seleccionados, como un porcentaje del PIB del país que realiza las importaciones, en contraste con la distancia con ese país.

El punto es que, aunque Estados Unidos ofrece un mercado que se puede comparar en tamaño con el de la Unión Europea, está mucho más lejos, tanto que, incluso si el Reino Unido pudiera cerrar un acuerdo increíble con nosotros, estaría lejos de tener el valor que tiene la unión aduanera con los europeos.

Todo esto explica por qué May intenta negociar un acuerdo que mantenga intacta la fusión de las aduanas. Sin embargo, claro que eso no sería una salida: Bruselas aún establecerá la política comercial del Reino Unido, con la diferencia de que los británicos ya no tendrán un voto. Así que, ¿cuál era el punto del Brexit en primer lugar?

Buena pregunta. Lo malo es que mucha gente no se lo preguntó antes del referendo.

Theresa May intenta negociar un acuerdo que mantenga intacta la fusión de las aduanas



Como la crisis del Brexit que se autoinfligió el Reino Unido está llegando a su punto crítico (con cierta ayuda de Putin, al parecer), considero que vale la pena hacer el intento de explicar algunos de los aspectos económicos que deberían ser evidentes —claro, lo son para muchos economistas británicos—, pero no parecen serlo para los simpatizantes del Brexit o para el público en general.

Estos aspectos explican por qué Theresa May intenta implementar un Brexit suavizado o incluso, como aseguran algunos, un BINO (las siglas en inglés de Brexit In Name Only, es decir: Brexit sólo de nombre), y por qué no ocurrirá la alternativa favorita de los simpatizantes del Brexit: acuerdos comerciales con Estados Unidos y tal vez con otros mercados para remplazar a la UE.

Sin embargo, aunque salir de la unión aduanera fuera costoso, ¿el Reino Unido no podría compensar esa pérdida con un buen acuerdo con Estados Unidos de Donald Trump? No.

Por supuesto que Estados Unidos no podría ofrecer reducciones arancelarias de gran valor, por la sencilla razón de que nuestros aranceles a los productos de la Unión Europea ya son bastante bajos, del mismo modo que sus aranceles a nuestros productos. Se pueden encontrar ejemplos de aranceles altos, como nuestro impuesto del 25% a los camiones ligeros, pero en general simplemente no hay mucho para ofrecer.

¿Y qué pasaría si Estados Unidos y el Reino Unido formaran una unión aduanera? Sería muy problemático, entre otras cosas porque, dada la asimetría en el tamaño, el Reino Unido daría de forma efectiva un control total de su política a Estados Unidos. Más allá de eso, ningún acuerdo con EU valdría lo mismo que una unión aduanera entre el Reino Unido y sus vecinos, por la gravedad.

Una de las relaciones mejor establecidas en economía es la llamada ecuación de gravedad para el comercio entre dos países cualesquiera, según la cual la cantidad de comercio depende de manera positiva del tamaño de las economías de los dos países, pero de forma negativa en la distancia que hay entre ambos.

Esto se puede ver con claridad en las exportaciones británicas. Aquí se presentan las exportaciones del Reino Unido a países seleccionados, como un porcentaje del PIB del país que realiza las importaciones, en contraste con la distancia con ese país.

El punto es que, aunque Estados Unidos ofrece un mercado que se puede comparar en tamaño con el de la Unión Europea, está mucho más lejos, tanto que, incluso si el Reino Unido pudiera cerrar un acuerdo increíble con nosotros, estaría lejos de tener el valor que tiene la unión aduanera con los europeos.

Todo esto explica por qué May intenta negociar un acuerdo que mantenga intacta la fusión de las aduanas. Sin embargo, claro que eso no sería una salida: Bruselas aún establecerá la política comercial del Reino Unido, con la diferencia de que los británicos ya no tendrán un voto. Así que, ¿cuál era el punto del Brexit en primer lugar?

Buena pregunta. Lo malo es que mucha gente no se lo preguntó antes del referendo.

Theresa May intenta negociar un acuerdo que mantenga intacta la fusión de las aduanas