/ viernes 30 de diciembre de 2022

Los años pasan y la violencia sigue igual 

Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional hizo la promesa de buscar que la humanidad no volviera a sufrir los flagelos vividos en las guerras mundiales. Los líderes de los Estados se comprometieron a que “nunca más” volverían a existir este tipo de horrores.

77 años después, no mucho ha cambiado. Tenemos distintos conflictos pero los mismos crímenes atroces, distintos líderes mundiales pero mismas violaciones a los derechos humanos. Es importante reflexionar del tema ya que parece que con cada año que pasa, nos alejamos más del proyecto civilizatorio que el mundo vio nacer en 1945.

Cada vez se vuelve más claro que el respeto irrestricto y universal a los derechos humanos es una promesa vacía. Hay personas en México, Ucrania, Irán, Myanmar, Yemen, Palestina, Afganistán, China, Siria, (por mencionar solo algunos países) que suplican recibir atención de la comunidad internacional, buscando apoyo, protección o justicia.

En Ucrania 100,000 soldados han muerto, 6,700 civiles —entre ellos, 424 infantes—; en México tenemos más de 100,000 personas desaparecidas, solo en 2022 hubieron 18 mil 93 personas asesinadas y más de 800 feminicidios; en Irán, han habido 15,915 detenciones y 351 personas han sido asesinadas, todo por exigir justicia y respeto a los derechos de la población; Myanmar también ha presenciado asesinatos de protestantes, desapariciones forzadas de opositores, tortura, abuso sexual, violaciones de personas detenidas e incluso un genocidio; Yemen está en una situación similar al también estar viviendo un genocidio. Los yemeníes se enfrentan a una de las crisis humanitarias mas grandes del mundo, con mas de la mitad de la población sufriendo una severa inseguridad alimentaria; la población uigur en China está siendo víctima de un genocidio, sufriendo actos como abortos y esterilización forzada, violaciones, tortura, trabajo forzado, internamientos a campos de concentración.

Dada la magnitud de la violencia que existe a nivel global, me limité a describir solo algunos acontecimientos que la humanidad ha presenciado en este año. No obstante, es necesario subrayar que mucho de lo enunciado anteriormente entra dentro de las categorías de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidios. Es decir, crímenes atroces. Mismos crímenes que la comunidad internacional se comprometió a prevenir y sancionar en 1948 con la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este compromiso se reiteró en 1998 con la creación del Estatuto de Roma que dio nacimiento a la Corte Penal Internacional, organismo creado para hacer justicia por este tipo de crímenes.

Es así que hablando de protección a la humanidad, prevención ante los crímenes internacionales y medidas para hacer justicia, es seguro afirmar que los tratados existen y los organismos también. Lo que parece no existir es la voluntad, el compromiso y el interés. La humanidad opta por dejar de pensar en la otredad, cerrar los ojos e ignorar. De no despertar y voltear a ver a las víctimas, los años seguirán pasando y la violencia seguirá igual.

Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional hizo la promesa de buscar que la humanidad no volviera a sufrir los flagelos vividos en las guerras mundiales. Los líderes de los Estados se comprometieron a que “nunca más” volverían a existir este tipo de horrores.

77 años después, no mucho ha cambiado. Tenemos distintos conflictos pero los mismos crímenes atroces, distintos líderes mundiales pero mismas violaciones a los derechos humanos. Es importante reflexionar del tema ya que parece que con cada año que pasa, nos alejamos más del proyecto civilizatorio que el mundo vio nacer en 1945.

Cada vez se vuelve más claro que el respeto irrestricto y universal a los derechos humanos es una promesa vacía. Hay personas en México, Ucrania, Irán, Myanmar, Yemen, Palestina, Afganistán, China, Siria, (por mencionar solo algunos países) que suplican recibir atención de la comunidad internacional, buscando apoyo, protección o justicia.

En Ucrania 100,000 soldados han muerto, 6,700 civiles —entre ellos, 424 infantes—; en México tenemos más de 100,000 personas desaparecidas, solo en 2022 hubieron 18 mil 93 personas asesinadas y más de 800 feminicidios; en Irán, han habido 15,915 detenciones y 351 personas han sido asesinadas, todo por exigir justicia y respeto a los derechos de la población; Myanmar también ha presenciado asesinatos de protestantes, desapariciones forzadas de opositores, tortura, abuso sexual, violaciones de personas detenidas e incluso un genocidio; Yemen está en una situación similar al también estar viviendo un genocidio. Los yemeníes se enfrentan a una de las crisis humanitarias mas grandes del mundo, con mas de la mitad de la población sufriendo una severa inseguridad alimentaria; la población uigur en China está siendo víctima de un genocidio, sufriendo actos como abortos y esterilización forzada, violaciones, tortura, trabajo forzado, internamientos a campos de concentración.

Dada la magnitud de la violencia que existe a nivel global, me limité a describir solo algunos acontecimientos que la humanidad ha presenciado en este año. No obstante, es necesario subrayar que mucho de lo enunciado anteriormente entra dentro de las categorías de crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y genocidios. Es decir, crímenes atroces. Mismos crímenes que la comunidad internacional se comprometió a prevenir y sancionar en 1948 con la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este compromiso se reiteró en 1998 con la creación del Estatuto de Roma que dio nacimiento a la Corte Penal Internacional, organismo creado para hacer justicia por este tipo de crímenes.

Es así que hablando de protección a la humanidad, prevención ante los crímenes internacionales y medidas para hacer justicia, es seguro afirmar que los tratados existen y los organismos también. Lo que parece no existir es la voluntad, el compromiso y el interés. La humanidad opta por dejar de pensar en la otredad, cerrar los ojos e ignorar. De no despertar y voltear a ver a las víctimas, los años seguirán pasando y la violencia seguirá igual.