/ viernes 11 de enero de 2019

Los apologetas del huachicol

El huachicoleo es una de las cumbres de la corrupción podredumbre del antiguo régimen, suma de mezquindades que va desde hacer cómplices y criminales a comunidades hasta el robo de bienes públicos. En un colmo, se realizó la compra de tecnologías “para su combate”, sin embargo robaron combatiendo sus propios robos. En esta trama de complicidades y vileces llama poderosamente la atención que hoy el foco está en el desabasto.

La estrategia del presidente López Obrador ha resultado eficaz y contundente, se ha disminuido el número de pipas robadas, de 800 a 36 por día. A pesar del evidente éxito de esta estrategia y de sus beneficios, no sólo de recuperar recursos públicos y el control del Estado mexicano sobre los hidrocarburos, aún hay quien critica estas bondades.

Denomino apologetas del huachicol a quienes hacen apología al centrarse en el problema del desabasto cuando ignoraron el tamaño del problema desde sus sillas en el gobierno y fueron cómplices. Debo de recordar que como senador mencioné el tema del huachicol en diversas comparecencias de funcionarios del más alto nivel del gobierno anterior, quienes mirando a los ojos afirmaron que no había participación ni del sindicato ni de empleados de Pemex, que era un tema de grupos delincuenciales ajenos a Pemex, incluso aquellos “Mozart de la torpeza y el cinismo” afirmaron que era un problema de gravedad ya que las condiciones de la altura en Puebla favorecían este fenómeno. También hacen apología aquellos que afirman que hay que combatir al huachicoleo pero sin afectar a los usuarios, es más que obvio que la estrategia es contra el crimen, no contra los usuarios.

La escasez es una muestra del tamaño del problema, cuánto de lo que hoy escasea era sustituido por el crimen organizado y cuánto por el huachicol, cuántas gasolineras, al parecer respetables, surtían al ciudadano con combustible de criminal procedencia. El tamaño del negocio es evidente. Se ha avanzado, pero falta mucho por hacer y por ver, está pendiente que se haga público el gran huachicoleo. ¿Será posible que los gobiernos anteriores hayan permitido que se desviara combustible directamente de las plataformas? ¿Será descabellado suponer que las mismas personas que consintieron y se hicieron de la “vista gorda” con el robo de combustible hayan permitido el desvío de los ductos de producción? Así como vemos pipas de combustible robadas, ¿Será descabellado que se hayan robado buque tanques completos? por lo menos la duda fundada queda.

Hoy tenemos la estrategia más exitosa para combatir el problema, hay que guardar especial cuidado y mirar con particular desconfianza a quienes en la crítica de lo bueno se han convertido en los apologetas del huachicol.

@Luis__Humberto

El huachicoleo es una de las cumbres de la corrupción podredumbre del antiguo régimen, suma de mezquindades que va desde hacer cómplices y criminales a comunidades hasta el robo de bienes públicos. En un colmo, se realizó la compra de tecnologías “para su combate”, sin embargo robaron combatiendo sus propios robos. En esta trama de complicidades y vileces llama poderosamente la atención que hoy el foco está en el desabasto.

La estrategia del presidente López Obrador ha resultado eficaz y contundente, se ha disminuido el número de pipas robadas, de 800 a 36 por día. A pesar del evidente éxito de esta estrategia y de sus beneficios, no sólo de recuperar recursos públicos y el control del Estado mexicano sobre los hidrocarburos, aún hay quien critica estas bondades.

Denomino apologetas del huachicol a quienes hacen apología al centrarse en el problema del desabasto cuando ignoraron el tamaño del problema desde sus sillas en el gobierno y fueron cómplices. Debo de recordar que como senador mencioné el tema del huachicol en diversas comparecencias de funcionarios del más alto nivel del gobierno anterior, quienes mirando a los ojos afirmaron que no había participación ni del sindicato ni de empleados de Pemex, que era un tema de grupos delincuenciales ajenos a Pemex, incluso aquellos “Mozart de la torpeza y el cinismo” afirmaron que era un problema de gravedad ya que las condiciones de la altura en Puebla favorecían este fenómeno. También hacen apología aquellos que afirman que hay que combatir al huachicoleo pero sin afectar a los usuarios, es más que obvio que la estrategia es contra el crimen, no contra los usuarios.

La escasez es una muestra del tamaño del problema, cuánto de lo que hoy escasea era sustituido por el crimen organizado y cuánto por el huachicol, cuántas gasolineras, al parecer respetables, surtían al ciudadano con combustible de criminal procedencia. El tamaño del negocio es evidente. Se ha avanzado, pero falta mucho por hacer y por ver, está pendiente que se haga público el gran huachicoleo. ¿Será posible que los gobiernos anteriores hayan permitido que se desviara combustible directamente de las plataformas? ¿Será descabellado suponer que las mismas personas que consintieron y se hicieron de la “vista gorda” con el robo de combustible hayan permitido el desvío de los ductos de producción? Así como vemos pipas de combustible robadas, ¿Será descabellado que se hayan robado buque tanques completos? por lo menos la duda fundada queda.

Hoy tenemos la estrategia más exitosa para combatir el problema, hay que guardar especial cuidado y mirar con particular desconfianza a quienes en la crítica de lo bueno se han convertido en los apologetas del huachicol.

@Luis__Humberto